- Absuelven al padre que corrió con su hijo delante de cabestros en Sanfermines
- ABC, 2008-02-29 # A. Lardiés · Pamplona
En los encierros de los últimos Sanfermines, la imagen que quedó en todas las retinas fue la de un padre que corría delante de los cabestros de cola en la cuesta de Santo Domingo, de la mano de su hijo, de apenas diez años. Luis Miguel Gómez Ballesteros, madrileño asiduo a esas fiestas, era aquel padre que para muchos cometió la mayor de las imprudencias.
Por ello, su ex mujer le acusó de un delito contra los deberes familiares y otro delito de lesiones. Incluso, un juez de Fuenlabrada (Madrid) suspendió cautelarmente durante seis meses el régimen de visitas del acusado a su hijo. Pero ayer Luis Miguel, que siempre quitó hierro al asunto al defender que él y su hijo corrieron delante de los «inofensivos» cabestros, quedó absuelto de todos los cargos porque así lo decidió el Juzgado de lo Penal número 4 de Pamplona. En el juicio celebrado ayer en la capital navarra la Fiscalía pedía la absolución, mientras que la acusación particular, en representación de la madre, solicitaba 15 fines de semana de arresto por el primer delito y un año de prisión así como una indemnización de 12.000 euros a la progenitora por los supuestos daños psicológicos sufridos al ver aquella imagen.
El acusado dijo en sede judicial que el hecho de que su hijo corriese delante de los cabestros fue una «cosa esporádica», pues sabía que el niño «no corría ningún peligro». «Mi hijo me pidió bajar al encierro -al parecer, ambos estaban presenciando la carrera desde un balcón- y le llevé consciente de que no había peligro», explicó.
Versiones contradictorias
Además de lamentar todas las consecuencias de lo sucedido en aquel encierro, el acusado afirmó que después de que saliesen las imágenes en los medios de comunicación llamó a su ex mujer para explicarle lo que había sucedido y que «se quedó tranquila». Por el contrario, su ex mujer expuso una versión distinta a la del acusado y señaló que su marido nunca le consultaba cuando llevaba a su hijo a los festejos taurinos. «Le llamé para decirle cómo había sido capaz de hacer eso y él me dijo que volvería a repetir lo que hizo», apuntó.
Según ella, después de ver a su marido y a su hijo en los medios tuvo que recurrir a ayuda psicológica ya que cayó en una depresión, por la que actualmente sigue en tratamiento. Por su parte, el padre de la ex mujer del acusado aseguró también que su hija sufrió una depresión y señaló que el matrimonio siempre mantuvo una «relación conflictiva» que les había llevado a la separación.
Respecto al delito de lesiones que se le imputaba al acusado, tanto la Fiscalía como la defensa señalaron que no existía relación de causa-efecto entre el hecho de que la mujer viese a su hijo y al padre en los medios y la posterior depresión. En cuanto a la imputación de un delito por incumplimiento de la patria potestad, el Ministerio Público dijo que no constituía delito penal ni incumplimiento grave de la patria potestad que el niño corriese delante de los cabestros, si bien sí acarreaba una actitud irresponsable del padre. Asimismo, el fiscal advirtió que el acusado ya había sido sancionado civilmente y que el derecho penal no podía intervenir en un hecho de esta naturaleza.
La defensa asumió estos argumentos y consideró que la acusación particular se estaba «valiendo de la repercusión mediática» que tuvieron los hechos, de la que «no es responsable» el acusado, para hacer un «uso abusivo del derecho penal». En su turno, la acusación particular defendió la postura de que el padre «puso en riesgo la vida de su hijo» al acercarlo a animales de «peligrosidad indudable», con 800 kilos de peso frente a los 35 kilos del niño, además de subrayar la «causalidad directa» entre las lesiones de la madre y lo ocurrido.
Finalmente, el juez accedió a las peticiones del fiscal y Luis Miguel quedó absuelto de todos los cargos. La ex mujer deberá pagar las costas, según la sentencia dictada «in voce» al finalizar la vista. El padre se mostró satisfecho en la puerta del juzgado, donde afirmó querer «con locura» a su hijo.
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