2008/02/02

> Berria: Argitalpenak > EN QUE SENTIDO ZP ES FEMINISTA, Y POR QUE DE LA VEGA MANDA TANTO

  • Jesús Trillo lo explica paso a paso
  • En qué sentido ZP es feminista, y por qué De la Vega manda tanto
  • El Semanal Digital, 2008-02-02 # Carmelo López-Arias

El socialismo español, bajo la férula de la "happy pandy" que se hizo con el PSOE en 2000, identifica sus objetivos con movimientos ultrarradicales que hacen política del sexo.


Al celebrar que el Tribunal Constitucional considerase la paridad en las listas electorales conforme a la Carta Magna, José Luis Rodríguez Zapatero se destapó afirmando que el PP no estaba en contra de la Ley de Igualdad, sino de la igualdad misma de derechos entre hombres y mujeres.


Podría considerarse un mero ardid electoral para cultivar el voto femenino, si no fuese porque este Gobierno, y acentuadamente el PSOE desde que se hizo con sus riendas la happy pandy del actual secretario general, han vinculado su agenda política a la del feminismo radical. Y si hacía falta un estudio para demostrarlo, ése es el que acaba de publicar Jesús Trillo-Figueroa: Una revolución silenciosa. La política sexual del feminismo socialista (LibrosLibres).


Qué queremos decir al hablar de feminismo
Como empieza diciendo, la palabra feminismo "no tiene un sentido unívoco, ni desde el punto de vista conceptual, ni desde el político, ni desde el histórico". Lo que sí parece evidente es que dicha palabra (como ecologismo o pacifismo), forma parte esencial de la corrección política contemporánea: ser feminista (o ecologista o pacifista) es lo que hay que ser.

Esto lo sabe bien Zapatero, quien en más de una ocasión se ha autodenominado feminista. Pero la ambivalencia del término le permite ganar simpatías entre quienes comparten un primer tipo de feminismo ("la promoción de las mujeres", define Trillo, que es "una realidad histórica independiente de cualquier tendencia política") o un segundo tipo (que busca "la igualdad jurídica, social y civil de la mujer con el varón", y que para nuestro autor, entre luces y sombras, ofrece un balance positivo), cuando el que él aplica es un tercer tipo, un feminismo radical que busca "suprimir la distinción sexual en todos los ámbitos de la vida" y prescinde del sexo como realidad natural para basarse en "el género, producto de la elección o el deseo, como único criterio de diferenciación sexual".


La novedad de la España de 2004-2008

Este feminismo radical no lo ha inventado Zapatero, por supuesto: como demuestra Trillo-Figueroa, ya había alcanzado un triunfo importante en el ámbito cultural desde su eclosión en Mayo del 68 hasta nuestros días. Pero nunca había conquistado el poder como ideología política, y España es el primer país de Occidente donde eso ha sucedido: en 2004, gracias a su alianza con el socialismo.


Como demuestran hasta la saciedad estas páginas, ese feminismo radical no se limita a buscar la igualdad entre hombres y mujeres, algo que ya consagra la Constitución, sino a imponer un modelo de comportamiento sexual, de pautas reproductivas, de maternidad, de matrimonio, de familia.

Disparates, sí, pero... con el BOE en la mano
Ojalá todo se redujese a las extravagancias de algunas de las autoras feministas más disparatadas, como Bella Abzug sosteniendo que toda penetración heterosexual es una violación, o Monique Wittig afirmando que las lesbianas no son mujeres, u otras de las que Trillo enumera en esta obra al analizar la evolución del pensamiento feminista radical en las últimas décadas.


Pensamiento que ha desembocado en la llamada ideología de género, donde la homosexualidad y la transexualidad adquieren cada vez un papel más relevante en el camino hacia la contrasexualidad, un concepto que, en palabras de la activista queer Beatriz Preciado, se rebela contra el "orden que legitima la sujeción de unos cuerpos a otros". Que no en vano la dialéctica opresor-oprimido, heredada del marxismo, es común en todas las teorizaciones del feminismo radical aliado del socialismo.


El punto álgido de la ideología de género en materia jurídica lo marca otra feminista, Judith Butler, con "el reconocimiento jurídico del deseo como fundamento del derecho", como recoge Trillo. ¿Esto es pura filosofía? En absoluto. La Ley de Identidad de Género aprobada hace un año permite en determinados casos modificar la referencia documental pública de nombre y sexo sin operación genital ni procedimiento judicial. Es el primer paso.


El papel de Zapatero
Porque ésta es la otra cara de la cuestión, y el aspecto práctico de este excelente estudio sobre el feminismo y sus derivaciones: su traducción práctica en la política nacional desde 2004.


Destaca Trillo-Figueroa la importancia del feminismo en el éxito de Zapatero en el Congreso socialista que le llevó a la Secretaría General: Trinidad Jiménez, Consuelo Rumí, Carme Chacón o Leire Pajín forman parte del entramado de mujeres feministas que han adquirido importantes cuotas de poder en la actual etapa socialista en buena medida para llevar a cabo ese programa. Es el caso también de Micaela Navarro, actual consejera de Igualdad y Bienestar Social de la Junta de Andalucía, quien, por ejemplo, al felicitarse por la ley contra la violencia de género, dejaba claro cómo las intenciones socialistas iban mucho más lejos: "No sólo pretende dar una respuesta integrada a la violencia contra las mujeres. Es también una respuesta a la distribución del poder basada en los restos presentes del sexismo en nuestra sociedad".


Y aunque no es militante del PSOE, la vicepresidenta primera y confesa feminista María Teresa Fernández de la Vega dejó claro en 2005, en el aniversario de la Conferencia de Pekín (muestrario sumo de las pretensiones del movimiento), que entre los objetivos de Zapatero figura actuar sobre las "estructuras seculares" (el matrimonio fundamentalmente, considerado esencialmente discriminador) para proceder a un "cambio social".

El valor de un libro
Jesús Trillo-Figueroa ha logrado en estas páginas explicar con sencillez, apabullante documentación y respeto intelectual a las posiciones que combate, la evolución histórica del feminismo, la naturaleza profundamente antinatural y contradictoria de sus versiones radicales, y el poder que éstas han adquirido al ser asumidos sus objetivos, prácticamente en su integridad, por el PSOE de Zapatero. El cual ha introducido la ideología de género, por ejemplo, en la Educación para la Ciudadanía: difícilmente pudieron aspirar a más.

Ahora ya sabemos a qué se refiere Zapatero cuando habla de igualdad, y por qué es tan importante De la Vega en su Gobierno. La revolución silenciosa ha comenzado a hacer un ruido delator.

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