2008/06/19

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  • Terapia contra la discriminación
  • ABC, 2008-06-19 # María Isabel Serrano · Madrid

Carmen y Rosa se enteraron de que sus hijos eran gays cuando los jóvenes iban a cumplir los veinte. Joelly nació en un cuerpo de hombre «pero me sentía mujer desde pequeñita». Marga gritó al mundo que era lesbiana después de muchos años casada y con dos hijas. A Tere su marido le confesó por teléfono que era homosexual después de veintiún años de matrimonio y dos hijos. ¿Qué tienen en común estas personas? Todas han pasado por el Servicio de Atención Social a Homosexuales y Transexuales de la Comunidad de Madrid. Es un centro pionero. Único en España.


Calle Gran Vía 16. Cuarta planta. Ahí está, desde hace varios años, ese balón de oxígeno que han necesitado ya 16.000 personas. Homosexuales, transexuales y sus familiares reciben aquí un asesoramiento integral y gratuito que incluye, por descontado, atención jurídica, psicológica y social. Muchos han sufrido rechazo en su entorno familiar, social o laboral. Otros, agresiones por su condición sexual. Todos, el impacto de asumir una realidad muchas veces estigmatizada.


El piso donde se encuentra este servicio -dependiente de la Consejería de Familia y Asuntos Sociales-, produce tranquilidad y sosiego. Es de los antiguos y con techos elevadísimos, pero entra luz a raudales. El sólo hecho de subir las escaleras, con vidrieras multicolores, ya anima.


Ayer, alguno de los usuarios de este programa nos contaron sus casos. Rosa es madre de un joven homosexual. «Ahora tiene 25 años. Me enteré cuando tenía 19 pero yo ya lo intuía por la especial sensibilidad que mostraba desde muy niño», nos dice. «Al principio, imagina, lo llevé mal. Pero luego pensé que era mi hijo, que le quería con locura, que es encantador y muy buena persona. Con buenos sentimientos. No es justo que la sociedad le maltrate. Mi hijo no ha hecho nada malo. Ahora trabaja en el mundo de la informática. Se gana la vida con cualquier persona honrada». Carmen acude a este programa de asesoramiento con su marido. Les ha venido muy bien.


Muy cerca anda Carmen. Su caso es muy parecido al de Rosa. También agradece los consejos y la atención de este equipo de asesores. «Mi hijo nos lo dijo a su hermano y a mí. ¡Menuda sensación! Decidimos venir los tres a estas sesiones, que son una especie de terapia muy eficaz. Nadie pide nacer así. Si quieres a un hijo, termina dándote igual que sea homosexual. Es cierto que, al principio, se desmoronan casi todos los esquemas pero, si hay cariño, aceptas y sólo buscas que sea feliz».


Maltratados y rechazados
A Joelly se la nota presumida. Es evidente. Bien maquillada y con ropa juvenil.Tiene 32 años y nació en México. Está detrás de la nacionalidad española. Era chico pero se sintió chica enseguidita. «Soy transexual; mujer transexual y me duele que nos falten al respeto. Yo no me puedo quejar. No he tenido muchos problemas pero sé de gente que lo ha pasado muy mal, que les han maltratado y rechazado de un empleo».


Joelly reconoce haberse operado de los pechos pero tampoco tiene demasiada prisa por una operación de cambio de sexo. «Lo que me importa es trabajar y crecer como persona», nos dice al despedirse.


La presidenta regional, Esperanza Aguirre, dió a conocer, ayer, el balance de este servicio de atención integral a homosexuales, transexuales y sus familias. Lo hizo en la sede del programa, rodeada de todos ellos. «Cumple -dijo- un doble objetivo: erradicar prejuicios y luchar contra la discriminación. Tenemos que luchar por la igualdad de derechos y obligaciones de estas personas y practicar la tolerancia cero sobre estas cuestiones». Después, se bajó a la calle y se hizo una «foto de familia» en la plaza Vázquez de Mella.


A la vista del balance, en este servicio de atención integral se han invertido un millón de euros desde su puesta en funcionamiento en 2002. Aquí se ha atendido 16.135 casos de los que el 38 por ciento corresponde a mujeres y un 62 por ciento hombres. Entre las mujeres, el 34 por ciento son transexuales. En el acto se recordó que Madrid es centro de acogida de personas homosexuales y transexuales de todo el mundo: en 83 países la homosexualidad y la transexualidad están penadas.


También se han producido más denuncias «porque se va perdiendo el miedo». De hecho, han sido más de 40 en toda la comunidad madrileña. Un total de 98 personas han acudido al centro por sufrir discriminación laboral. El 98 por ciento de las mujeres transexuales no encuentran otra salida que la prostitución. Son datos sin maquillaje alguno.

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