2008/06/04

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  • ¿Futbolistas homosexuales? Nein, danke
  • El Confidencial, 2008-06-04 # Aurora Minués · Berlín

En la liga austríaca de fútbol hay 500 jugadores profesionales. De ellos, 25 son gays que no quieren o no pueden salir del armario. La denuncia la hace la plataforma homosexual austríaca Qwien Kultur, echando mano de las estadísticas que sostienen que un cinco por ciento de la población masculina mundial es homosexual... ¿Ganas de amargar el Campeonato Europeo de Fútbol que empieza este sábado? No, más bien deseo de poner el acento sobre una realidad que sigue siendo tabú en un deporte hasta ahora tan macho y tan conservador como es el fútbol.


Los homosexuales austríacos de Qwien Kultur no podían dejar pasar esta oportunidad: han convocado un concurso europeo de carteles para denunciar la homofobia en el fútbol. Asimismo van a organizar una gran manifestación coincidiendo con el Día del Orgullo Gay invitando a los jugadores a que participen en ella. Lo que quieren subrayar, sobre todo, es el miedo que impera en los vestuarios ante cualquier roce o gesto que se salga de la norma y los problemas psicológicos derivados del no aceptar la condición de homosexual.


Y es verdad que, en el estadio, están permitidos todos los besos y abrazos posibles, entre los jugadores y en las gradas, pero todo ello se hace perdonable y aceptable dentro del éxtasis colectivo que provoca un gol. Los psicólogos dicen incluso que ésas son las situaciones en las que los hombres dan vía libre a su emotividad sin ninguna reserva o escrúpulo. Es muy recomendable e ilustrativa a este respecto una película islandesa del año pasado, Fuera del vestuario (Eleven men out, de Robert I. Douglas), en la que un jugador estrella reconoce en una entrevista que es homosexual y es expulsado y repudiado por su equipo, empezando un calvario personal que concluye con la readmisión en su puesto de delantero y la aceptación del hecho por parte de esposa, hijo, padres y compañeros.


La UEFA no condena la homofobia
El asunto de los homosexuales en el deporte rey surgió hace dos años cuando el Mundial se celebró en Alemania y la verdad es que se tomó con bastante más calma que ahora en Austria. Ya entonces el presidente de la Federación de Fútbol germana, Theo Zwanziger, abordó el tema prometiendo apoyos a aquellos jugadores que quisieran salir del armario. En los foros gay germanos se hablaba sin tapujos en el verano de 2006 de las inclinaciones sexuales del entonces entrenador nacional, Jürgen Klinsmann, y de su ‘segundo’ y hoy seleccionador nacional, Joachim Löw. Los expertos confirmaban en los medios de comunicación serios que varios jugadores llevaban una doble vida y que incluso llegaban a casarse o a contratar a chicas a las que hacían pasar por sus novias para guardar las apariencias. Pero lo cierto es que aquí –sobre todo en las grandes ciudades- los homosexuales son un sector social aceptado y básicamente respetado, y hay incluso clubs de fans futboleros abiertamente homosexuales, el más importante el Hertha Junxx de Berlín. El Bayern de Munich y el Hamburgo también cuentan con sendas agrupaciones de ‘hinchas’ gays.


Österreich am Ball, la institución oficial encargada de organizar el Campeonato Europeo de Fútbol, no se da por enterada de la iniciativa homosexual, y tampoco la Federación Austríaca de Fútbol. La UEFA tampoco respira mucho, repitiendo como un mantra que están en contra de cualquier forma de racismo, xenofobia o discriminación. Lo que no hay, por ahora, es una condena abierta de la homofobia en los estadios ni de los insultos machistas que algunos jugadores tienen que aguantar.


Tal vez está muy fresca en la mente de algunos la suerte de Justin Fashanu, el primer jugador profesional que reconoció abiertamente su condición de homosexual en 1990. Fashanu, de origen nigeriano, jugaba en el equipo británico Norwich City. Se confesó en el diario The Sun y pagó su atrevimiento .Perdió su trabajo y se suicidó ocho años después, tras haber sido acusado de haber violado a un joven de 17 años.

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