2008/07/04

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  • Me va lo de miembra
  • Información, 2008-07-04 # Luis Segovia López · Ex magistrado jubilado
La ministra Bibiana Aído (¿se puede decir ministra?) dijo en un discurso oficial lo de "miembros y miembras" y se ha formado una estúpida y acalorada polémica, donde el machismo más rampante ha lucido sus asquerosas garras. El impresentable escritor machista, Juan Manuel de Prada, ha llegado al insulto contra la ministra llamándola imbécil y que su pensamiento se arrastra a cuatro patas, como los bebés. Otros, como Javier Marías o Fernando Savater, han dicho que proferir la palabra "miembra" es una incorrección, una "estupidez", una "sandez" y una muestra de "feminismo salvaje", pues no figura en el diccionario de la Real Academia Española, que es el que fija la norma. Quien se ha llevado la palma en el insulto soez y procaz ha sido Arturo Pérez-Reverte quien ha dicho de Bibiana que pasará a los anales de la estupidez nacional, y la resume en dos palabras: tonta y analfabeta. Continúa el eximio académico de la lengua: "Esas pavas, que han convertido una militancia respetable y necesaria en turbio modo de vida y medro, no tienen otra forma de justificar subvenciones y mandanga... Así andan las Bibianas de crecidas, campando a su aire en una especie de matonismo ultrafeminista de género y génera donde, cualquiera que no trague, recibe el sambenito de machista. Algunos discuten si procede decir piernas cuando se trata de extremidades en una mujer, y piernos cuando se trata de un hombre. Según las feminatas ultras, las normas de uso que las academias fijan en el Diccionario son barreras sexistas que impiden la igualdad ... ocurrencia que salga por la boca de cualquier tonta de la pepitilla. Estas primas con la Real Academia Española lo tienen crudo. Ahí no hay demagogia ni chantaje político que valga. En la RAE somos así de chulos".


Desde luego, en la RAE hay muchos chulos y muy pocas chulas; de 46 académicos de número sólo tres son mujeres: la escritora Ana María Matute, la historiadora Carmen Iglesias y la investigadora Margarita Salas. ¿No se les cae la cara de vergüenza a los chulos académicos esta desigualdad, y que la mejor lexicógrafa que hemos tenido, María Moliner, no ingresara en la RAE? Oyendo a Pérez-Reverte tenemos la respuesta. ¿Pero qué le pasa? Tal vez confunda la acepción de miembro como perteneciente a un grupo, con lo de miembro viril o pene, y lo tenga tan pequeño que teme se le caiga a pedacitos si admiten el femenino. Como acaba de decir una feminista: "Una buena razón para usar miembra para mí es precisamente a quienes les ofende". Cuando se emplearon por primera vez las palabras socia, jefa, cancillera, jueza, médica, arquitecta o abogada, ¿se dijeron tantos disparates como ahora contra la palabra miembra?


Es correcto decir que Bibiana Aído es miembro del Consejo de Ministros, y ¿por qué no se puede admitir que Bibiana es miembra del consejo ministerial? Claro que el lenguaje tiene un aplicación sexista, que se debe evitar, y no sólo por el habla popular que termina imponiendo la norma que luego recoge la RAE, sino por normativa de las autoridades y del legislador. Cuando a finales de los años ochenta tomé posesión del Registro Civil, observé que en los impuestos y libros oficiales se ponía sexo: varón/hembra. Yo taché lo de hembra y puse mujer, pues me parecía muy pretencioso poner macho para todo hombre. Y envié un razonado oficio a la Dirección General de los Registros y al poco la directora que era "feminista" cambió normativamente este lenguaje sexista. Cada vez más existen normas sobre el uso del lenguaje administrativo no sexista.


La propia RAE ha evolucionado respecto la palabra "miembro", en principio era considerada un epiceno, un nombre asexuado, sin femenino ni masculino, como "víctima", "bebé" o "criatura", pero a partir de 2005 es nombre común en género, esto es, un término ambidiestro, que sirve para unas y otros (las miembros, los miembros). Se feminiza o masculiniza según el contexto, por lo que cabe cada vez más la posibilidad ahora de que la palabra miembro pase a ser de doble género, femenino y masculino (miembro, miembra). "¿Era incorrecto decir abogada antes de que la palabra estuviese en el diccionario de la RAE?", interpela retóricamente Eulalia Lledó: "No -contesta- la corrección en la lengua no es un valor absoluto. Y no veo nada en contra de la corrección de la palabra miembra". Y si luego no cuaja popularmente esa palabra ni la recoge la RAE no pasa nada, lo que no hay es derecho al insulto y a ridiculizar la puesta en público de una nueva palabra que tiene su sentido. Cuando el hombre ha ocupado profesiones de mujer ha intentado modificar el género, así en vez de "azafato": auxiliar de vuelo, en vez de enfermero/a: ATS.


Es importante el empleo del lenguaje correcto, no sexista, y no se debe considerar cosa secundaria, pues refleja discriminación contra la mujer que durante siglos ha sido género invisible, sólo en supuestos especiales se recalcaba el género femenino y muchas veces en sentido peyorativo, como lo de "mujer pública". En principio era el Verbo, dice la Biblia. En el credo católico se dice: creo en Dios Padre todo poderoso. Si se convierte en: creo en Diosa Madre toda poderosa, tiene perfecto sentido, pues para creadora, la madre. Comprobará el lector que así lo pronunciara cómo cambia todo el sentido de los símbolos de su religión y de su mentalidad.

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