2008/08/02

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  • Violencia feminista
  • Diario de Noticias, 2008-08-02 # Fernando Videgáin Agós

Cierto que el hombre es más bruto, más de cuchillo y pistola. Y quien más mata a su pareja, muy por desgracia. También quien tras cometer el acto criminal se suicida. De estos hechos execrables nos dan continuas noticias los medios de comunicación social.


Pero, ¿es eso todo o sólo la punta del iceberg? ¿No tiene nada que ver la mujer en esos comportamientos abominables de su pareja? ¿No se dan casos de depresión en el varón, causa de homicidios y suicidios, producida al menos en algunos casos por actitudes y comportamientos de la mujer? Se matar física y también psicológicamente. Y no mata un hombre porque sí ni se suicida sin motivo. Algo ha tenido que pasar en la relación y, como luego diré, no siempre por culpa del varón. No siempre, digo, aunque sí muchas veces. Y es que la mujer es más sibilina, más sutil, más víbora. Que me perdonen las mujeres, pero así lo siento y lo he vivido. Con lo que en nada quiero quitar culpabilidad al cónyuge asesino y hasta suicida. Pero... ¡ay este pero!


En esto tengo algo de experiencia al ser psicólogo clínico, aunque no ejerciente, y tener decenas de miles de alumnos a quienes he dado clase durante más de 35 años. De ellos han fallecido ya 56, doce de ellos suicidados. Otros no lo han hecho porque la fuerza de la fe les ha ayudado. Más incluso que cualquier psiquiatra. Cargue pues cada uno, hembra o varón, con su culpa y su pecado.


Y si hay violencia machista, que claro que sí, puede que también la haya feminista. Puede no, claro que sí. Tire si no la primera piedra la fémina que no haya ejercido violencia en la relación. Tengo por bien cierto y sabido, por confesión de más de uno, que en su caso así ha sido. Por desgracia no todos ellos pueden volverlo a contar. (...)


Vaya de mi parte un consejo para quienes, hombre o mujer, viven en la sola soledad del abandono. No firmen el acta de separación, ni el divorcio, ni acudan a defender su matrimonio al santo oficio de la Rota del Obispado. Le van a remitir a un psiquiatra que le juzgará años después del sí quiero hasta que la muerte nos separe. A algunos discípulos y otros compañeros de curso la muerte, el suicidio, ya los ha separado. Otros van tirando como pueden en la salud y en la enfermedad. Más bien en esto último. Sean hembras o varones.


¿Y qué del estrés emocional que se produce a los hijos, más sin éstos son menores? Pues lo dicho del juzgado de familia, que por sistema y sin juicio alguno concede a la madre la matria potestad. Así, por las buenas y sin más.

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