- Jörg Haider: Las contradicciones más profundas de un líder filo nazi
- Noticias Iruya, 208-10-23 # Luis Caro Figueroa
Recuerdo que cuando la periodista me preguntó acerca de algunos rasgos de los modernos fascismos emergentes señalé a la "homofobia" (miedo irracional, aversión o discriminación contra los homosexuales) como uno de ellos.
En aquel momento, Haider había adquirido notoriedad al ganar las elecciones para gobernador de Carintia, representando al FPÖ (Partido Liberal de Austria). Más tarde, Haider fundaría una nueva formación política: la Alianza por el Futuro de Austria (Bündnis Zukunft Österreich, BZÖ).
Casi nueve años después, muerto Haider en un accidente de tráfico después de un nuevo repunte electoral de su formación, se ha sabido que su partido, visceralmente intolerante hacia los homosexuales, venía siendo dirigido por una cúpula integrada por el finado Haider y por Stefan Petzner, antiguo estudiante de periodismo y especialista en cosméticos faciales, que tras la muerte del líder confesó que mantenía con él una relación sentimental de larga data, que la esposa de Haider conocía y consentía.
Las confesiones de Petzner motivaron su inmediata destitución como jefe del BZÖ, cargo que había heredado tras la muerte de su líder y, posiblemente también, amante.
Un Petzner muy disminuido por la muerte de Haider dijo: "Teníamos una relación que iba más allá de la amistad. Jorg y yo teníamos una conexión realmente especial. Él era el hombre de mi vida".
La noticia es una auténtica bomba de relojería en la credibilidad de esta fuerza política, creada alrededor de la figura de Haider, que se presentaba a sí mismo como un hombre de familia que bebía con moderación que, además, había votado en contra de una moción parlamentaria para bajar la edad mínima a partir de la cual se permiten relaciones homosexuales si éstas son consentidas.
Ahora se sabe por Petzner que Haider iba borracho cuando tuvo el accidente -tenía una tasa de alcoholemia de 1,8 gramos-, que pasó en un bar gay sus últimos minutos de vida y que la relación entre ambos era 'vox populi' entre la propia familia de Haider, que lo aceptaba.
Se podrá decir que "en todos los sitios se cuecen habas", pero que una situación así se haya producido en la cima misma de una formación política ultranacionalista, homófoba y xenófoba, no deja de llamar la atención.
Tal vez la confesión de Petzner anime a algunas otras conocidas "duplas partidarias" a hacer lo mismo, y hay quien ha manifestado ya su temor a que se destape la olla. A veces, los "largos matrimonios políticos" esconden admiraciones y amores recíprocos que en ocasiones desbordan los límites de amistad. Para bien o para mal, este tipo de alianzas nunca ha sido ajena del todo a nuestra política vernácula.
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