- Muere la segunda presa en el plazo de veinte días en Langraiz
- Con veinte días de diferencia, dos mujeres encarceladas en Langraiz han aparecido muertas en sus celdas. La dirección de la prisión se niega a aportar dato alguno sobre la presa y las circunstancias de su fallecimiento, escudándose para ello en el supuesto deseo de la familia. Salhaketa reitera su petición de cierre cautelar del módulo de mujeres de la prisión arabarra.
- Gara, 2008-01-17 # Txotxe Andueza
El sábado falleció en su celda una mujer que estaba encarcelada en la cárcel de Langraiz. Ayer, fuentes de Instituciones Penitenciarias se limitaron a confirmar este fallecimiento. Apenas añadían el dato de que fue encontrada por los funcionarios de la prisión al realizar el recuento de la tarde y que «no presentaba signos de violencia». Y poco más es lo que Salhaketa ha podido saber hasta ahora, haciendo frente al empeño de la prisión por mantener en secreto las circunstancias en las que la mujer fallecida se encontraba en prisión y todo lo que ha podido rodear a su muerte.
Al parecer, según los datos que la asociación de apoyo a las personas presas ha podido conocer hasta ahora y espera poder confirmar en las próximas fechas, se trata de una joven de entre los 29-30 años de edad, que habría estado sometida a un programa de sustitución de condena para personas drogodependientes y que recientemente había sido reingresada en la prisión.
Lo cierto es que todo ello no dejan de ser conjeturas, porque la prisión se escuda en el supuesto deseo de la familia de la joven fallecida para no dar ningún dato que pudiera ayudar a esclarecer las circunstancias de su muerte. Una reacción que se repite ya por tercera vez ante la muerte de una persona presa en esta cárcel y que empieza por ello a resultar sospechosa para Salhaketa, por lo que su presidente en Araba, César Manzanos, se preguntaba si la prisión miente o «está induciendo a las familias a que actúen así».
Esta joven es la segunda que muere en el módulo de mujeres de la prisión de Langraiz en el plazo de veinte días, ya que el pasado 26 de diciembre otra mujer apareció muerta también en su celda. A lo largo del año pasado fallecieron tres presos en Langraiz, y seis en el conjunto de cárceles vascas.
Cierre cautelar
En opinión de Salhaketa, es importante saber la razón de que la cárcel esté reaccionando de esa manera, para poder evitar la impunidad «que siempre pasa por el oscurantismo y la no investigación de la Fiscalía, lo que permite que estas muertes se queden sin castigo».
Manzanos recuerda que llevan al menos diez años pidiendo el «cierre cautelar» del módulo de mujeres de Langraiz, «porque no reúne condiciones para llevar una vida digna», como lo han señalado varios trabajos, entre otros el realizado por la Comisión de Mujer del Colegio de Abogados de Bizkaia.
Dirección
El portavoz de Salhaketa cree que hay que revisar la gestión de la nueva dirección de Langraiz. «Algo está pasando», añade, para que se estén dando tantas muertes.
Programas de «tratamiento» que son una prolongación de la cárcel
En los casos de personas drogodependientes, el Código Penal español prevé sustituir la prisión por programas de tratamiento. Pero esos programas se convierten muchas veces en mera prolongación de la cárcel, porque quienes los gestionan, asegura César Manzanos, «ejercen la misma función de control y vigilancia». Añade que la ideología educativa de la mayoría de estas organizaciones es «poco recomendable», y pone como ejemplo que identifican consumo con fracaso, reenviando a prisión a quienes recaen, con las consecuencias psicológicas que ello acarrea.
El 80% de la población presa podría entrar en esos programas, «pero no se invierte en ellos, sino en construir más prisiones».
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