2008/02/22

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  • El general Blas Piñar arremete contra los mandos del Ejército en una carta
  • Arrestado un coronel por criticar la Ley de la Memoria Histórica en un escrito
  • El País, 2008-02-22 # Miguel González · Madrid

Genio y figura. Aunque el Ejército ha experimentado una profunda transformación en el último cuarto de siglo, no puede decirse lo mismo de algunos capitanes ultras que protagonizaron graves episodios de indisciplina en la Transición y fueron rehabilitados por el sistema democrático.


El general de brigada Blas Piñar Gutiérrez, hijo del fundador del partido de extrema derecha Fuerza Nueva y firmante en 1981 del Manifiesto de los 100, un panfleto en apoyo a los golpistas del 23-F, ha aprovechado su pase a la reserva, en enero pasado, para remitir una carta a los tenientes generales en activo con duros reproches hacia los mismos y críticas al Gobierno.


El jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra, Carlos Villar, del que depende Blas Piñar tras su pase a la reserva, ha abierto ya un expediente disciplinario, que debería saldarse en los próximos días con la imposición de un arresto, ya que éste se negó incluso a retirar la misiva cuando fue requerido para ello.


Quería una brigada
En tono irrespetuoso hacia sus superiores, el general se queja de haber sido marginado por el Gobierno socialista y no haber sido defendido ni escuchado por éstos. Critica, por ejemplo, que no se le diera el mando de una brigada ni la Gran Cruz del Mérito Militar. Lo cierto es que, pese al grave episodio que protagonizó hace 25 años, ha llegado al generalato, lo que no logra la gran mayoría de los coroneles.


Piñar dirigió en septiembre de 2002 la agrupación española en Bosnia-Herzegovina, coincidiendo con la visita del Príncipe de Asturias. En enero de 2004, el Gobierno del PP le ascendió a general de brigada. Hasta enero pasado, ha sido subdirector del Mando de Adiestramiento y Doctrina del Ejército, en Granada.


Piñar expresó su voluntad de pasar a la reserva si no se le daba el mando de una brigada, pero Defensa le recordó que los generales no pasan a la reserva a voluntad propia, sino por decisión del ministro. Las fuentes consultadas estiman que, a la luz de su actitud, fue un acierto no acceder a sus pretensiones.


El segundo acto de indisciplina conocido ayer lo protagonizó el coronel Lorenzo Fernández Navarro de los Paños y Álvarez de Miranda, quien ha sido destituido como comandante militar de A Coruña y Lugo tras elaborar un escrito plagado de críticas y opiniones personales sobre la Ley de la Memoria Histórica.


Con el pretexto de informar sobre los escudos y símbolos preconstitucionales, el coronel remitió el pasado 8 de enero un escrito a su superior, el jefe de la Subinspección del Ejército con sede en Valladolid, en el que aseguraba que la ley "poco o nada tiene que ver" con el reconocimiento y ampliación de derechos de las víctimas de la Guerra Civil o la dictadura, que es su objetivo oficial. "Tampoco pretende reconciliación alguna, sino la supresión de los símbolos de los malos", agrega el escrito.


Aunque La Voz de Galicia, que ayer adelantó la noticia, describió el escrito como aséptico, el mismo incluye frases como la siguiente: "La Segunda República no fue otra cosa que un golpe de Estado civil y cualquier vestigio de su legalidad desapareció el 11 de mayo, antes de haber transcurrido un mes de su proclamación", en referencia a la quema de iglesias y conventos


El militar sugiere incluso incumplir la ley, al señalar que, "en el ejercicio de sus funciones y utilizando cuantas posibilidades deje la misma, los oficiales deben procurar la permanencia de los símbolos que forman parte auténtica de la memoria histórica y son matriz del actual ordenamiento constitucional".


Hernández, que pasa a la reserva en julio, ha sido castigado con un mes de arresto, aunque la sanción podría elevarse a dos meses si se concluye que ha cometido una falta grave.


  • Escrito sobre la Ley de la Memoria Histórica
  • "La ley poco o nada tiene que ver con el reconocimiento o ampliación de derechos [...] Tampoco pretende reconciliación alguna, sino la supresión de los símbolos de los malos [...] La Segunda República no fue otra cosa que un golpe de Estado civil, cualquier vestigio de su legalidad desapareció el 11 de mayo de 1931 [...] En el ejercicio de sus funciones y utilizando cuantas posibilidades deje la misma, los oficiales [del Ejército] deben procurar la permanencia de los símbolos que forman parte auténtica de la memoria histórica y son matriz del actual ordenamiento constitucional".
  • Firmado: Coronel Lorenzo Fernández Navarro de los Paños y Álvarez de Miranda. Comandante Militar de La Coruña y Lugo. 8 de enero de 2008.

Blas Piñar Gutiérrez: El promotor de un manifiesto golpista
En diciembre de 1981, nueve meses después de la intentona del 23-F y en vísperas del consejo de guerra contra los golpistas, el débil Ejecutivo de Leopoldo Calvo-Sotelo se vio sorprendido por una nueva sacudida desestabilizadora.


La agencia Europa Press difundió el llamado Manifiesto de los 100, suscrito por un centenar de mandos intermedios del Ejército. Su objetivo era presionar al Gobierno y a los medios de comunicación, a los que advertía de que "los insultos y ataques a nuestros compañeros [es decir, las críticas a Milans, Tejero y los demás procesados] los consideramos dirigidos a la colectividad [militar] con las consecuencias [a] que ello dé lugar".


Se trataba de un desafío en toda regla, ya que el Gobierno no podía ignorarlo, pero tampoco incrementar la tensión militar, sobre todo si se producía una cascada de adhesiones en los cuarteles.


Como ya ocurrió el 23-F, el Ministerio de Defensa optó por castigar, y levemente, sólo a los promotores. Ocho militares sufrieron un arresto de dos meses. Uno de ellos era el capitán Blas Piñar. En diciembre de 1985, la Audiencia Nacional ordenó que se les repusiera en sus destinos, de los que habían sido separados con carácter forzoso.


Lorenzo Fernández Navarro: Pistola en mano contra una manifestación legal
Vestido de paisano, empuñando una pistola y al frente de una veintena de miembros de la Policía Militar, el capitán Lorenzo Fernández Navarro cargó el 29 de noviembre de 1981 contra una manifestación autorizada en contra la entrada de España en la OTAN, que se desarrollaba de forma pacífica en la plaza de María Pita en A Coruña. La unidad militar irrumpió violentamente entre los 3.000 manifestantes, que en ese momento escuchaban la alocución final, y llegó a detener a siete de ellos. Tras la confusión inicial, los concentrados reaccionaron arrojándoles palos y piedras, momento en que uno de los soldados realizó un disparo al aire. Los detenidos fueron conducidos al acuartelamiento de la unidad militar y posteriormente a la jefatura provincial de policía, pero el gobernador civil se negó a asumir las detenciones y ordenó su puesta en libertad sin cargos. Los militares que intervinieron en la carga ilegal fueron interrogados y el gobernador militar ordenó el ingreso del capitán Lorenzo Fernández en la fortaleza militar de La Palma (Ferrol) para cumplir un arresto disciplinario por haberse excedido en sus atribuciones. Según se supo entonces, no era el primer incidente que protagonizaba, aunque sí el más grave.

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