2008/01/11

> Berria: Politika > EL GOBIERNO AVISA A LOS OBISPOS DE QUE LOS TIEMPOS DE LA MORAL UNICA NO VELVERAN

  • El Gobierno avisa a los obispos de que los tiempos de «la moral única» no volverán
  • De la Vega asegura que el Ejecutivo no tomará ninguna medida contra la Iglesia ni revisará los acuerdos actuales. El PP acusa al PSOE de polemizar para tapar su «fracaso»
  • El Diario Vasco, 2008-01-11 # Ramón Gorriarán · Madrid · COLPISA

El Gobierno repartió una de cal y otra de arena en su polémica con un sector de la jerarquía católica; advirtió a los prelados más conservadores que no volverán «los tiempos» de la moral única, pero, a la par, descartó tomar medidas en los acuerdos Iglesia-Estado. El PP, después de muchas dudas, entró de lleno en la controversia y exigió a los socialistas que no estiren una «polémica estéril» con la Iglesia que sólo busca «tapar cuatro años de fracasos».


Tres horas y media en la comisión constitucional del Congreso para debatir sobre las relaciones entre el Gobierno y la Iglesia depararon de todo. Entre el aroma electoral, que todo lo invade, y que la religión despierta las pasiones más atávicas, el duelo subió a cotas dialécticas notables, pero también descendió a los niveles rastreros. La vicepresidenta primera explicó que el malestar gubernamental con «una parte de la jerarquía eclesiástica» no está motivado por la concentración a favor de la familia celebrada el 30 de diciembre en Madrid, el enfado proviene de que en ese acto se vulneró «el respeto debido a dos poderes legítimos, como son el Gobierno y el Parlamento y se haga, además, faltando a la verdad».


En ese encuentro organizado por el arzobispado de Madrid, con la colaboración de movimientos neocatecumenales, los cardenales de Madrid, Valencia y Toledo se despacharon en términos muy duros contra la política social del Gobierno, y en concreto contra las leyes de matrimonios homosexuales, divorcio y aborto.


Naturales discrepancias
Fernández de la Vega, antes de responder a esas críticas, subrayó la ausencia de contenciosos, «más allá de las naturales discrepancias», en las relaciones bilaterales con el Vaticano, así como con la máxima jerarquía eclesiástica. Admitió que el conflicto está planteado con el ala más conservadora de la Conferencia Episcopal. Y en un claro mensaje a este colectivo, manifestó que la sociedad «no necesita tutelas morales» y tampoco «las necesita, ni tolera ni acepta su Gobierno»; se mostró convencida de que los ciudadanos no admiten retroceder a «tiempos pretéritos, tiempos en los que una única moral era impuesta a todos». Esos años, prosiguió, «quedaron atrás y no volverán» porque la mayoría se niega a «retrasar las manecillas del reloj de la historia». Hoy en España, remató, «nadie puede tratar de imponer a nadie una determinada moral o creencia religiosa».


La vicepresidenta precisó que las coordenadas de las relaciones del Estado con la Iglesia son «Constitución, concordia, convivencia, respeto y autonomía», unos principios en los que se sustenta la cooperación entre ambas instituciones. Explicó que esa colaboración no implica, por un lado, «menoscabo de la laicidad del Estado», pero, por otro, tampoco «otorga derecho» a la Iglesia Católica, «por mayoritaria que sea, a inmiscuirse en el ámbito propio de la autonomía del poder político».


Fernández de la Vega aseguró una y otra vez que el Gobierno «respeta y respetará» a la jerarquía católica, y que «no ha confrontado ni confronta ni confrontará» con ella. La vicepresidenta tampoco quiso que todo fueran reconvenciones y aclaró que el Gobierno ni se plantea tomar alguna medida coercitiva contra la Iglesia. Garantizó que «no se van a revisar las normas» que rigen las relaciones con la Santa Sede, ni llamarán a consultas, como reclamó IU, al embajador en el Vaticano, Francisco Vázquez, «que está haciendo una labor muy importante». Tampoco habrá cambios en la relación con la Conferencia Episcopal, con la que el Gobierno mantendrá el diálogo para llegar a un pacto definitivo sobre su autofinanciación y alcanzar un entendimiento sobre cuestiones educativas.

Reserva espiritual
Sus palabras no hicieron mella en el PP. El partido opositor optó por un perfil político menor y dejó el peso del debate en la diputada María Salom, quien, no obstante, protagonizó una encendida intervención. La parlamentaria popular acusó al Gobierno de rescatar un debate «de épocas pasadas» y «estirar una polémica estéril para tapar cuatro años de fracasos». Sostuvo que Zapatero ha impartido entre los socialistas la consigna de «no dar ni un paso atrás en la ofensiva contra los católicos», y tachó al presidente del Gobierno de «reserva espiritual del radicalismo y la confrontación».

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