2008/02/05

> Berria: Hauteskundeak > EL PSOE AMENAZA CON RETIRAR A LA IGLESIA CATOLICA LAS AYUDAS CON DINERO PUBLICO

  • El PSOE amenaza con retirar a la Iglesia Católica las ayudas con dinero público
  • Blanco afirma que los obispos tendrían dificultades y advierte de que «nada será igual» en las relaciones tras las elecciones. Se baraja que los prelados no oficien los funerales oficiales
  • El Diario Vasco, 2008-02-05 # P. de las Heras · Colpisa · Madrid

«Nada será igual después del 9 de marzo en las relaciones entre la jerarquía católica y el Gobierno». El secretario de Organización del PSOE, José Blanco, aseguró que la ofensiva de los obispos contra las políticas desarrolladas por Zapatero a poco más de un mes para las elecciones no quedará sin respuesta, que ha llegado la hora de «pasar de las palabras a los hechos» y que en la próxima legislatura habrá que dar «pasos definitivos» hacia la autofinanciación de la Iglesia. Es la reacción que, a su juicio, merecen quienes a lo largo de estos años han salido a la calle en numerosas ocasiones «de la mano de dirigentes del PP».


El número dos de los socialistas matizó, en cualquier caso, que su partido sigue rechazando la idea de denunciar los acuerdos suscritos con la Santa Sede en 1979, de los cuales se derivan una serie de privilegios para la Iglesia y la religión católica respecto de otras confesiones. Se trata, según dijo, de poner al episcopado ante la tesitura de cumplir con el «deseo» que la propia institución asumió en el acuerdo sobre asuntos económicos. En él, aseguraba que su propósito último era «lograr por sí misma los recursos suficientes para la atención de sus necesidades».


Los socialistas aseguran que en esta legislatura ya se ha avanzado hacia ese objetivo. Por fin se suprimió la partida presupuestaria que el Estado dedicaba habitualmente al sostenimiento del clero y al culto católico, tal y como estaba previsto en el texto de 1979. Pero, a la par, se aumentó el porcentaje del IRPF que le asignan sus fieles en su declaración de la renta del 0,5% al 07%. El resultado es que el dinero que recibe la Iglesia de las arcas públicas es ahora un 34% superior. Si la amenaza de Blanco se llevara a efecto, su presupuesto saldría sólo del bolsillo de sus feligreses.


Lo cierto es que tras la advertencia de Blanco hay poco contenido. Los socialistas quieren medir bien esta batalla. Les interesa que siga viva porque están persuadidos de que viene bien para movilizar a sus huestes; no sólo a los sectores más anticlericales, dicen, sino también a los moderados, que «no ven con buenos ojos la injerencia de los obispos en los asuntos políticos». Sin embargo, son conscientes de que una actitud radical hacia la Iglesia les colocaría demasiado a la izquierda y sería mal entendida por buena parte de su electorado que, con mayor o menor laxitud, abraza como el resto de la sociedad la fe católica.


Pocos seguidores
Amenazar con que 'viene el lobo' de la autofinanciación tiene para el PSOE impacto suficiente: puede aplacar las críticas de quienes le reprochan cierto afán de complacencia hacia la institución religiosa y pone a los obispos ante un precipicio difícil de asumir porque autofinanciarse significa vivir de una grey «cada vez menos numerosa». El número dos de la ejecutiva socialista aseguró, en todo caso, que su partido está decidido a abrir una «reflexión» orientada a un cambio de modelo. Todas estas reacciones hacia el Episcopado se producen como respuesta a la recomendación que la comisión permanente de los obispos hizo a sus feligreses para que no votaran al PSOE.


Por lo demás, los socialistas son poco claros al concretar qué significa un «cambio en las relaciones». Algunos apuntan hacia una comunicación menos cordial. En esta legislatura, la vicepresidenta primera ha hecho un esfuerzo por que la interlocución con el Vaticano sea fluida y ha sido pródiga en gestos que, dicen, desaparecerán. Otros aseguran que las visitas del Papa no recibirán trato deferente por parte del presidente del Gobierno, sino que se abordarán como las de cualquier otro jefe de Estado. Además, se plantean que los obispos no presidan funerales oficiales.

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