2008/07/17

> Berria: Lesbofobia > C. MADRID: BESOS CONTRA LA LESBOFOBIA EN CASA PARRONDO



  • Besos contra la homofobia en Casa Parrondo
  • El dueño del bar echó a dos lesbianas por darse un beso. Les llamó "guarras", "putas" y les dijo: "Éste no es sitio para vosotras". Los amigos de las chicas convocan una besada de protesta.
  • 20 Minutos, 2008-07-17

Al dueño de Casa Parrondo, en la calle Trujillos (Centro), no le gusta ver a dos mujeres besándose en la boca. La pasada semana lo puso en evidencia cuando expulsó del bar a dos chicas, entre insultos y ofensas, por darse "un pico", según denunció una de las mujeres. Pero esta noche (jueves, 17 de julio) tendrá que tragarse sus 'fobias' o encerrarse en un lugar profundo del restaurante, ya que los amigos de las chicas ofendidas han convocado una 'besada' frente a la puerta de Casa Parrondo para protestar "contra la homofobia".


El pasado 1 de julio, A. V. y B. C. estaban tomando unas cañas y unas tapas en el local, cercano a la plaza Santo Domingo, junto a otros amigos. En un momento de la velada, una de las chicas le dio un beso a la otra, incomodando al dueño del bar, que mandó a un camarero a su mesa para decirles que estaban allí "para consumir, y no para esas cosas", según informó el diario El País.


No quedó ahí la cosa. Ellas, indignadas, pidieron la hoja de reclamaciones, pero el dueño se negó, gritándoles: "¡Fuera de aquí! ¡Guarras! ¡Basura! ¡Éste no es sitio para vosotras!", según la versión de los testigos. Ellas no se amedrentaron y él montó en cólera con más fuerza todavía: "Tú no tienes ningún derecho, puta. Lo que pasa es que no has conocido nunca una buena polla".


El dueño tiene otra versión de lo ocurrido. Según defiende, el motivo de su reacción es que las chicas "se sacaron una teta y me dejaron la tapa del lavabo llena de droga", en declaraciones al diario Público.


Esta noche la puerta de bar será el punto de reunión de las parejas, homosexuales o heterosexuales, que quieran sumarse a una protesta "contra la homofobia" que todavía existe en la sociedad. El arma de esta reivindicación no será otra que los besos que tanto incomodaron al restaurador.

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