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• Un fracaso en toda regla
• Noticias de Gipuzkoa, 2008-01-09 # Editorial

Los datos que publica este diario en relación a las estadísticas que rodean a un tema tan complejo como es el aborto ponen en evidencia el fracaso en el que está incurriendo la - casi inexistente - educación afectivo-sexual de la ciudadanía. Más allá de una cuestión donde se entrecruzan las opciones personales y las consideraciones éticas, no hay duda de que algo o mucho está fallando en el caso de las mil interrupciones de embarazo que se registraron en 2006 en Gipuzkoa. Y mucho más cuando se sabe que un tercio de las mujeres que abortaron tenían menos de 25 años de edad y más de la mitad de la cifra global, 597 de los 1.014 casos, menos de 30 años. Además, una cuarta parte de las mujeres que abortaron, habían tenido hijos con anterioridad. Datos relevantes para una seria reflexión de lo que se está haciendo erróneamente en lo referido al control de la natalidad y a la formación en un ámbito que condiciona decisivamente la trayectoria vital de millones de mujeres. La veterana feminista hernaniarra Empar Pineda
apunta en una sola línea cuando analiza este asunto. "No hay información ni formación suficiente sobre los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres", un déficit que debería clamar al cielo en pleno siglo XXI. La generalización de los métodos anticonceptivos fue un gran avance para toda la sociedad, y especialmente para las mujeres que, gracias a las posibilidades que planteaba a la hora de optar por la maternidad y por el número de hijos, permitió que pudieran tomar decisiones con respecto a a su propia vida e hizo posible su incorporación masiva al mundo laboral. La interrupción del embarazo, a pesar de las reclamaciones planteadas para flexibilizar su práctica, fue también un avance en el ejercicio de los derechos de las mujeres aunque décadas después de que este escenario se haya normalizado se percibe como un fracaso que el aborto se haya convertido en casi un método anticonceptivo más. "Un aborto es un fracaso educativo y asistencial", según Guillermo González, presidente de las asociaciones de Planificación Familiar. Para paliar sus efectos, ya es hora de que se exijan planes educativos en las escuelas y se busque la implicación de las familias a fin de que las cifras de abortos no sigan disparándose como hasta ahora.