- CIDH admite caso de jueza lesbiana que lucha por la custodia de sus hijas
- La chilena Karen Atala Raffo asegura que la justicia de su país le quitó la potestad de las pequeñas al admitir su opción sexual tras divorciarse
- El Comercio [Perú], 2008-08-13 # Efe · Washington
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA admitió el caso de una jueza lesbiana chilena que alega se le quitó la custodia de sus hijas tras divorciarse por admitir que era lesbiana, informó hoy el organismo.
La jueza Karen Atala Riffo presentó el pasado noviembre una denuncia ante la CIDH contra el Estado chileno por considerar que sus derechos fueron vulnerados, después de que el Tribunal Supremo resolvió entregar a su ex marido la custodia de sus tres hijas.
En su denuncia, Atala argumenta que la tutela de sus hijas, de cinco, seis y diez años, fue concedida al padre "basándose en prejuicios discriminatorios por su orientación sexual".
La Comisión admitió la demanda a trámite por la presunta violación de varios de los derechos fundamentales garantizados por la Convención Americana sobre Derechos Humanos, como el derecho a la integridad personal, a la vida privada, protección a la familia, así como a la honra y la dignidad.
Además, según el escrito presentado por la jueza y representantes de distintos colectivos, como la Asociación Gremial y la asociación de Libertades Públicas, también se habría incurrido en una violación de otros artículos recogidos en la Convención de las Naciones Unidas sobre los derechos del Niño.
El Estado, por su parte, solicitó que se declarara inadmisible la petición argumentando que el fallo se basó en el interés superior de las niñas.
Alega que se dio la custodia al padre porque la madre optó por iniciar una convivencia con una pareja del mismo sexo, lo que se estimó "inconveniente para la formación de las niñas y peligroso para el desarrollo de los menores".
El 31 de mayo de 2004, en un fallo dividido, el Tribunal Supremo de Chile acogió la petición del padre de las niñas, el abogado Jaime López, para obtener la tutela de las pequeñas, revirtiendo un dictamen de un tribunal regional que había resuelto a favor de la jueza.
El padre argumentó en los tribunales que al vivir con una madre lesbiana sus hijas podrían sufrir perturbaciones en su sexualidad.
Por su parte, la madre testificó que sus conductas sexuales eran privadas y no afectaban el cuidado de sus hijas.
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