- Religiosos homosexuales viven con "dos caras" en Israel
- Hace un año, homosexuales crearon la organización Javruta (Círculo de amigos), a cuyos encuentros asisten regularmente hasta 60 hombres
- Milenio, 2008-11-28 # Tel Aviv
David, de 37 años, es de un suburbio de Tel Aviv. Es un jaredí, como se llama a los judíos ultraortodoxos en Israel. Vestido de forma tradicional, con pantalón negro, camisa blanca, kipá sobre la cabeza y larga barba, está sentado en un club alternativo de Tel Aviv. Una de las cosas que más le gustan son las noches temáticas. Una vez a la semana hay espectáculos improvisados de artistas gays o actúan drag queens, que parodian imágenes femeninas.
David no está solo. El tema de la homosexualidad entre judíos religiosos sale cada vez más a la luz pública en Israel. Lo asumen públicamente cada vez más judíos religiosos, incluso ultraortodoxos (la diferencia radica en el grado de seguimiento de los mandamientos religiosos). Admiten públicamente su homosexualidad y buscan ser aceptados por la sociedad.
Hace ya cinco años, lesbianas religiosas crearon la organización Bat Kol para la educación sexual y autoayuda, que ya tiene más 150 miembros. Luego, los hombres las imitaron.
Hace un año, homosexuales crearon la organización Javruta (Círculo de amigos), a cuyos encuentros asisten regularmente hasta 60 hombres. Bat Kol y Javruta se reunirán por primera vez de forma conjunta a principios de diciembre.
Hace seis meses se lanzó además un sitio web de asesoría para homosexuales religiosos, que incluye una línea telefónica para preguntas y respuestas en torno a la homosexualidad y la ley judía.
En Tel Aviv además se está filmando actualmente la película "Eyes Wide Open" (Ojos bien abiertos), una historia de amor homosexual entre dos hombres ultraortodoxos que ya causa controversia en la comunidad religiosa.
Sin embargo, no se trata sólo de una lucha por ser aceptados públicamente, sino sobre todo de la aceptación en los círculos más íntimos de la comunidad religiosa y la familia, que ha perdido a muchos religiosos homosexuales.
Durante la entrevista, David solicita al periodista no citar su nombre verdadero, edad ni origen. Teme que alguien de su comunidad ultraortodoxa o la firma de alta tecnología donde trabaja lea el reportaje. Demasiado grande es el miedo a ser descubierto, puesto en evidencia y expulsado de la comunidad.
David está enraizado en el mundo ultraortodoxo y no quiere abandonarlo. Simultáneamente tiene hace cinco años una pareja secular y estable. "Debo decidirme por una parte, esta o aquella. No sé cual elegir, ni cuándo". David duda y se frota la barba. "Tal vez siga como hasta ahora y viva con dos caras".
Su vida está partida en dos y eso se nota en muchos aspectos. Por ejemplo, cuando comparte la cena del shabat con su familia, estrictamente religiosa, y todos le preguntan por qué aún no se ha casado. O durante las relaciones sexuales con su novio secreto, cuando trata de sentir placer y al mismo tiempo cumplir con los mandamientos de la Torá. Eso significa no penetrar a su pareja ni eyacular.
Es como hacer malabarismo entre los mandamientos divinos y los placeres humanos, dice David.
El rabino Yuval Jerlov, miembro del sector nacional-religioso, busca un tratamiento realista de este controvertido tema.
"Según la ley judía, la homosexualidad está estrictamente prohibida", afirmó el rabino, que ya conversó con docenas de hombres religiosos homosexuales. "Pero existe y tenemos que lidiar con este hecho".
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