2008/12/12

> Berria: Emakumeak > HADIJATOU MANI: "OJALA MI LUCHA AYUDE A LIBERAR A OTRAS ESCLAVAS"

  • Hadijatou Mani: "Ojalá mi lucha ayude a liberar a otras esclavas"
  • Esta mujer ha logrado una sentencia histórica contra la esclavitud
  • El País, 2008-12-12 # Carmen Pérez-Lanzac
Hadijatou Mani toma asiento sin soltar a su hija, una niña de 14 meses que te clava la mirada igual que su madre. Estamos en el restaurante Al Natural, al lado del Congreso de los Diputados. Lo hemos elegido porque es vegetariano y está cerca de su hotel. Sin más.

El domingo pasado Hadijatou salió por primera vez de su poblado y lleva el asombro escrito en el rostro desde que se subió al avión, que le sorprendió por sus dimensiones: desde el suelo parecen del tamaño de un pájaro. "Es como un sueño. Aquí todo es bonito", dice traductor mediante. "Hasta el suelo". Y enseguida vienen a la cabeza los caminos sin asfaltar y sin alcantarillado de África.

La humildad de Hadijatou, el salto cultural, el abismo que por desgracia nos separa no debe distraernos de quién tenemos delante: la primera persona que ha llevado a Níger, su país, ante los tribunales por haber permitido que fuera una esclava sexual durante 12 años. Y ha ganado, logrando una sentencia histórica. El primer paso para cambiar las vidas de miles de esclavos de la zona (unos 43.000). Por eso, el Consejo General de la Abogacía Española le ha otorgado un premio que ha venido a recoger. Pero el galardón es lo de menos. Lo importante es que le pongamos cara. Hadijatou sólo puso una condición para aceptar la invitación: que la acompañara Wëila Ilguilas, presidente de la Asociación Timidria, una de las ONG (junto a Antislavery International) que la ha apoyado en el proceso. Wëila hace de papá y de traductor francés-hausa.

Hadijatou tenía 12 años cuando el amo de su madre, también esclava, la vendió por 320 euros al terrateniente El Hadj Souleymane Naroua. Durante años fue golpeada, obligada a trabajar y violada (tuvo tres hijos de su amo de los que viven dos que aún siguen bajo su tutela). En 2003, Níger endureció las leyes contra la esclavitud y Timidria presionó a Naroua, que tenía ocho esclavas. Éste firmó a regañadientes la liberación de Hadijatou y otras dos, que pasaron a convertirse en sus esposas "legales", pero no las informó. Cuando lo supo, Hadijatou huyó y le denunció. Pasado el tiempo se casó con un hombre de su elección (el padre de la niña que lleva en brazos), y Naroua la acusó de bígama. Los tribunales de Níger le dieron la razón al esclavista: Hadijatou pasó dos meses en prisión. "Fue muy valiente", dice Wëila. "La mayoría habría abandonado, pero ella se hizo más fuerte".

A Hadijatou, una belleza de 25 años, hay dos cosas que no le gustan de España: el clima y la comida. En el restaurante no hace frío, pero no se desprende ni loca del abrigo que le han comprado (apenas traía ropa). Come lo mismo que Wëila pero no hay suerte. No le gustan ni la crema de puerros ni la parrillada de verduras. Hadijatou y su hija sólo toman pellizquitos de pan y zumo de naranja. Los camareros, apurados, traen arroz. Nada. Dos cucharadas.

El 28 de octubre, el Tribunal de la ECOWAS, la Comunidad Económica de los Estados del África Occidental, condenó a Níger por no cumplir su legislación en contra de la esclavitud. El país no protegió a Hadijatou y deberá indemnizarla con 15.000 euros. Ella no se siente una heroína: "Recurrí a ECOWAS porque no podía confiar en mi país. Espero que mi lucha ayude a que todas las mujeres sean liberadas de la esclavitud". Tan llano y tan terrible.

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