2008/12/12

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  • Comunicado de XEGA ante la votación en la ONU sobre la despenalización de las relaciones homosexuales
  • XEGA, 2008-12-12
Acaban de cumplirse 60 años de la aprobación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Grandes deseos para todos los seres humanos… o casi. Porque 60 años después, las lesbianas, los gays, las personas transexuales y bisexuales no estamos protegidas por esa Declaración, a pesar de que la propia Declaración se declara como UNIVERSAL, dando por hecho que se trata de que su aplicación sea extendida a todo el planeta y a todos los seres humanos.

Sabemos que muchas religiones ni aceptan esa libertad ni respetan nuestra dignidad. La Sharia o Ley Islámica condena las relaciones sexuales entre personas adultas con consentimiento con la pena de muerte en 7 países. La lista se amplía hasta los 91 en los que de una u otra manera, con mayor o menor gravedad en sus castigos, con el beneplácito de la ley o con el de quienes tienen la obligación de velar por su aplicación, castigan dichas relaciones ENTRE PERSONAS ADULTAS Y DE MUTUO ACUERDO.

El movimiento de lesbianas, gais, transexuales y bisexuales, del que XEGA forma parte lleva muchos años denunciándolo. Parece que poco a poco vamos consiguiendo que los Gobiernos se den cuenta de que esto no puede seguir así por más tiempo. Hace unos años fue una iniciativa brasileña la que instaba a todos lo países a “promover y proteger los derechos de todas las personas con independencia de su orientación sexual”. Ahí ya se vió la actitud homófoba del Vaticano: Sus presiones cambiaron el sentido del voto de algunos países hasta que al final se optó por retirarla. Naciones Unidas siguió sin pronunciarse sobre los derechos de lesbianas, gais, transexuales y bisexuales.

Despúes ha habido resoluciones conjuntas de varios países, una promovida por Nueva Zelanda y la siguiente por Noruega a las que se adhirieron 32 y 54 Estados respectivamente. Se trata, en todo caso, de declaraciones que a nadie vinculan. La próxima semana se presenta otra Declaración que busca algo tan simple como la despenalización de las relaciones homosexuales consentidas entre personas adultas. Simplemente se pide a los Estados que no nos maten por amar, que no nos encarcelen por enamorarnos o por tener simplemente sexo con quien nos guste.

Ante la posibilidad de que el número de países que apoyen esta Declaración siga aumentando, la jerarquía vaticana se ha apresurado a anunciar su rechazo a la misma. Benedicto XVI desea que sigamos siendo ejecutados simplemente por amar de forma distinta.

La dignidad de las personas no se negocia, la libertad de las personas no puede ser puesta en juego. Es urgente que se tomen medidas eficaces para garantizarla. No seremos libres mientras no lo seamos todos los seres humanos. Queremos ser libres para amar.

Si la eliminación sistemática de un grupo social en base a su nacionalidad, su etnia o raza o su religión, se llama genocidio, queremos preguntar a Benedicto XVI cuál es el nombre que para él hay que dar al exterminio de las personas en base a su orientación sexual. Queremos que el Papa explique porqué apoya esas ejecuciones.

Denunciamos que desde la Jefatura de un Estado no democrático, el Papa Ratzinger haga política internacional sin el más mínimo respeto a los Derechos Humanos.

El Vaticano habla de Derechos Humanos pero ni siquiera es miembro de la ONU porque no ha aprobado la Carta de las Naciones Unidas. Pedimos al Gobierno de España que denuncie el Concordato que mantiene con el Estado Vaticano, por inconstitucional.

Reclamamos un Estado laico con la religión fuera de los centros educativos.

Denunciamos el silencio vergonzoso de quienes no condenan las declaraciones, las prácticas y actuaciones de la jerarquía católica contra el reconocimiento de derechos a las personas LGTB. También en este caso el silencio es complicidad.

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