- La familia tradicional pierde peso
- Personas que viven solas y parejas sin hijos superan por primera vez en Gipuzkoa a los matrimonios con hijos
- El Diario Vasco, 2008-02-27 # Ane Urdangarin · DV · San Sebastián
Los retratos de familia de los guipuzcoanos cada vez se parecen menos a aquellos en los que un matrimonio aparece posando con sus hijos. Esta imagen sigue siendo mayoritaria y la más común, pero la radiografía demográfica del territorio más reciente capta a un número ingente de personas que viven solas, a jóvenes y a adultos que conviven sin descendientes –muchos que se han quedado con el nido vacío y otros sin mayor vínculo que el pago conjunto de la hipoteca–, o a hombres y a mujeres desparejados que viven con sus vástagos. La familia tradicional pierde peso y proliferan nuevos modelos de hogar. Así lo corroboran los datos más recientes del Instituto Vasco de Estadística, Eustat, que revelan que por primera vez en Gipuzkoa la suma de las familias compuestas por una sola persona y las parejas sin hijos supera a la familia tradicional de ambos padres con sus retoños.
De la disparidad de familias dicen bastante las clasificaciones que realizan los organismos oficiales. El Eustat, por ejemplo, distingue siete tipo de familias que van desde la unipersonal hasta la polinuclear. El Gobierno Vasco es aún más prolijo y, en los borradores que manejaba para elaborar las políticas de ayuda a estas instituciones sociales, diferenciaba hasta once tipos: familia preparental, postparental, parental con prole, postconyugal con prole, no conyugal materna/paterna con prole, no nuclear con hermanos y no nuclear con otros parientes...
Más de 55 años
Al margen de estas definiciones, lo que sí se ha constatado en los últimos años es que aumenta el número de personas que viven solas y las parejas o matrimonios sin hijos. Las primeras han crecido un 61% en una década en el conjunto del País Vasco; los segundos, un 51%. Desde Eustat especifican que en ambos casos la composición es similar en cuanto a edad y en seis de cada diez casos la persona de referencia tiene más de 55 años.
En Gipuzkoa, el salto es también notable, especialmente en el caso de las parejas sin hijos. En 2001 había 41.463 familias que encajaban en esta definición mientras que en 2006 –los datos más recientes del Eustat– suponían 53.400. El número de personas que viven solas también ha crecido, aunque en menor medida, pasando de 53.926 a 55.2000 en cinco años. La suma de estos dos tipos de familias, unas 108.600 en total en Gipuzkoa, supera a los 94.500 que conforman la categoría nuclear con hijos, el modelo tradicional. Hace cinco años sumaban unos 95.040.
Los hogares habitados por una sola persona han ganado peso y, en la mayoría (61%), sus buzones llevan inscrito un nombre de mujer. De estas vascas que viven solas un 48% son solteras y un 41,5%, viudas. Desde el Eustat explican que si en 1996 las divorciadas o las separadas que vivían solas en el País Vasco sumaban 7.000 personas, «en el 2006 se duplica ese número, hasta alcanzar las 14.400».
El aumento de parejas sin hijos –59.000 más desde 1996 en Euskadi– tiene también su motivo: «Destaca la incorporación de las familias que tuvieron menos hijos en los años 80, los cuales, emplean menos tiempo en independizarse».
Las familias monoparentales han disminuido. Actualmente suponen unas 20.000 en Gipuzkoa, 4.500 menos que hace un lustro. Esta tendencia también se repite en el conjunto del País Vasco, con un descenso de 16.000 familias en cinco años y una bajada más notable de padres solos con hijos que de madres solas. En el caso de los padres solos, los viudos han aumentado del 48 al 68%, mientras que entre las madres solas, la proporción de viudas se mantiene prácticamente igual (pasa del 58 al 60%). El número de divorciadas y separadas ha pasado del 21 al 26%. El paso de muchas familias que en 2001 eran monoparentales a unipersonales se debe «a la decohabitación de los hijos».
En este panorama, las familias tradicionales han perdido terreno: si en 1986 representaban el 63% del total, en 1996 suponían un 51% y, en 2006, un 40,8%. El Instituto Vasco de Estadística calcula que en la última década el País Vasco ha perdido unas 30.600 familias de este tipo. En Gipuzkoa, actualmente representan un 37,5% del total, frente al 21,9% de las personas que viven solas, el 21,1% de las parejas sin hijos, o el 7,9% de los hogares monoparentales.
Más pequeñas
Las familias cambian y también reducen su tamaño, una tendencia que comenzó a vislumbrarse hace una década y que ahora se consolida. Si en 1996 el número medio de personas en las familias era de 3,05 personas, en 2001 descendió hasta los 2,73 y, en 2006, se situó en 2,64. En el caso de Gipuzkoa, la cifra es prácticamente igual: 2,65.
La familias polinucleares (con más de un núcleo familiar) y las ampliadas (por ejemplo, nucleares con o sin hijos o monoparentales pero en las que a su vez vive otra persona, como un padre) son, lógicamente, las más gruesas, con 5,37 y 4,04 miembros respectivamente. La familia tradicional cuenta con 3,61 miembros de media en Gipuzkoa. A finales de la década de los ochenta superaba las cuatro personas.
El efecto de la inmigración
La inmigración está cobrando su peso en la distribución demográfica del País Vasco. Precisamente, a este fenómeno se le atribuye el hecho de que las familias polinucleares (compuestas por más de un núcleo) se hayan duplicado en los últimos años poniendo freno al descenso que estaban registrando. Este tipo convivencial, antaño más común, pasó por horas bajas en 2001, cuando sólo sumaban 12.000 en el País Vasco (en 1986 eran 21.300). Sin embargo, en los últimos años las cifras se han recuperado hasta alcanzar unos 28.500. «El 12,7% de las personas de referencia de estas familias ha nacido en el extranjero». En Gipuzkoa, en 2001 se contabilizaban 4.063 y ahora suman 10.400.
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