- "Quieren convertir a nuestros hijos en ciudadanos de segunda"
- Rajoy anunció que quitaría el derecho de adopción a los homosexuales. Pedro Zerolo asegura que 80.000 niños viven ya con familias homoparentales
- Soitu, 2008-02-27 # Edu Sánchez
Esta es la historia de Gabriel, Josep, Marlèn, Miquel, Simón, Salomón, Amadou, y tantos otros. Aunque el debate versa sobre el derecho de sus padres y madres, ellos finalmente son los protagonistas. En juego están sus derechos. Son niños adoptados, sacados de un orfanato, a los que se les ha garantizado un futuro mejor, "y lo más importante, que a nadie se le olvide, mucho cariño". Esta es la historia de niños con dos madres o dos padres.
Para los padres de Gabriel, Jesús y David, esta semana ha sido difícil. El pequeño, de cinco años, ha estado malo y ha trastocado los horarios de trabajo de sus padres y abuelos. Simón se presentó hace unas semanas en casa de sus padres, Jordi y Pere, con un pendiente en la oreja y los pantalones caídos al estilo rapero. La madre de Miquel, Elisabet, atiende al periodista en medio de un partido de fútbol, aunque no se pierde sus goles, que celebra al otro lado del teléfono...
"Somos como cualquier otra familia, nos comportamos igual, tenemos nuestras discusiones y nuestras alegrías de la misma manera", señala Elisabet Vendrell, madre de tres hijos, junto a su esposa Dolors Chavarría. Fueron de las primeras lesbianas que decidieron formar familia, hace ya trece años. "Entonces no existían modelos en los que fijarnos, por lo que vivimos un proceso muy solitario", recuerda Elisabet, presidenta de la Asociació de Famílies Lesbianes i Gais. Antes de adoptar en 1997 a su primer hijo, Miquel, decidieron hacer visible su relación ante su familia, amigos y conocidos, "porque nuestro hijo tenía que encontrarse el armario abierto de par en par, dentro se es más vulnerable".
Después llegarían Marlèn (2000) y Josep (2003) —los tres fueron adoptados, por tanto, de forma individual, al no permitirse la adopción conjunta hasta la aprobación de la ley de matrimonios homosexuales en 2005—. "Éramos una familia numerosa antes de que la ley nos reconociera como tal", advierte. Tras la aprobación de la ley, los tres se convirtieron legalmente en hijos de las dos y, poco después, asistieron a la boda de su 'mamá' y su 'mare'. Pero ahora han vuelto las dudas y temores. Mariano Rajoy ha prometido quitar el derecho de adopción a los homosexuales y Javier Arenas, entre otros dirigentes de la derecha, ha puesto en duda la "capacidad de los homosexuales para adoptar". La respuesta de Elisabet es contundente. "El PP quiere desproteger de derechos a nuestros hijos y convertirlos en ciudadanos de segunda. No se dan cuenta o sí, que es peor, de que son ya una realidad. Están aquí, y podremos seguir teniendo hijos biológicos o adoptarlos de forma individual. Es imperdonable que se quiera quitar derechos a los niños", señala. Entre esos derechos se encuentran, por ejemplo, la cobertura de seguros médicos privados o en caso de defunción de uno de los miembros de la pareja, el que no pierda el viudo/viuda la tutela jurídica de los niños.
El apoyo de la Iglesia, pero de su base
Sólo en Cataluña, 66 parejas han iniciado los trámites de adopción desde la aprobación de la ley. Según Pedro Zerolo, secretario de movimientos sociales del PSOE, 80.000 niños han sido adoptados por familias homoparentales o de forma individual por gays y lesbianas. "Ahora, con la ley, existe mayor protección para los niños", asegura Antonio Guirado, presidente de la Coordinadora Gai-Lesbiana. Por ello, se enerva cuando le preguntan sobre la actitud de la Iglesia y la derecha. "Hemos conseguido mucho como país, quizá para alejarnos de todo aquello de lo que veníamos. Cuando los obispos gobernaban y dictaban leyes, en España existían los hijos ilegítimos, las mujeres estaban tuteladas... así que, de protección de la familia y la infancia, ninguna lección de esta gente".
"Pero toda la Iglesia no es igual, las bases son muy distintas", aclara Jordi Valls, organista de una iglesia, representante de su comunidad y padre, junto a su marido Pere, de tres hijos. Fue el propio párroco quien, aún conociendo la relación entre ambos, emitió un certificado de idoneidad sobre sus aptitudes como padres. La historia comenzó hace cuatro años, después de dieciséis de pareja. Lo primero que hicieron fue consultar a psicólogos y pedagogos sobre la influencia de su homosexualidad en los niños. "Y todos, absolutamente todos, coincidieron en que lo importante no es que exista la figura paterna y materna, sino si están presentes las funciones de 'mandar' y 'cuidar'". Es la misma opinión del Colegio de Psicólogos de Madrid, de la Academia de Pediatría de EEUU o de la Federación Española de Sociedades de Sexología, que contradicen los argumentos que defienden muchas redes católicas y psicólogos, que basan muchas de sus argumentaciones en los trabajos del norteamericano Paul Cameron que llegó a vincular la paternidad homosexual con la pederastia.
Tras un fallido intento de adoptar a una niña, Jordi consiguió acoger a dos niños. Bueno, dos jóvenes ya hechos y derechos. Salomón, de 18 años, y Simón Marcelí, de 15, hijos de un pastor protestante, que al cabo del tiempo fueron adoptados. Poco después llegó Amadou, de tres años. "Y así, tuvimos que comenzar a tirar tabiques, cambiar el garaje, modificar hábitos de la casa...". No hubo ningún problema en la familia, ni en el entorno social, ni en la escuela, donde el pequeño habla con toda naturalidad de su "papá" y su "papú". Jordi ha sido durante ocho años teniente de alcalde en Vilanova i la Geltrú por Iniciativa per Catalunya, y sus vecinos se han preocupado desde el primer momento por sus hijos, "con toda la normalidad del mundo". ¿Y alguna vez han echado de menos a una madre? "El amor ha cubierto todo. Saben que tuvieron una madre que o murió o no pudo hacerse cargos de ellos. Jamás nos han reprochado nada y, además, viven en un entorno social muy abierto, mayoritariamente heterosexual, con muchas referencias femeninas".
"A mí no me van a decir que no soy buen padre"
El proceso de adopción de Gabriel tampoco fue fácil. Las enormes ganas de ser padres de Jesús y David, después de vivir la experiencia de cuidar a tantos sobrinos, comenzó a hacerse realidad en 2003. Llevaban doce años juntos y la decisión la tomaron en solitario, sin implicar en el largo y tortuoso proceso a sus familiares. En aquella época la ley sólo les permitía a uno de ellos poner la 'cara' en la adopción. Por eso tuvieron alguna discusión y malentendido. "Fue una decisión traumática y dura emocionalmente. Nos obligaron a evaluarnos entre nosotros, decidir cuál de los dos tenía más fácil pasar la prueba de idoneidad", comenta Jesús. Se cuestionaron desde el trabajo hasta el estilo de vida o la famosa y "dichosa" pluma.
Llamaron a las puertas de las asociaciones que en la Comunidad de Madrid se encargan de estos procesos. En todas les dijeron que lo tenían imposible. "Éramos un hombre soltero que buscaba un niño", recuerdan. Tras un consejo de un amigo, decidieron probar con la opción de un abogado en el país de origen. Allí viajó Jesús solo, ante el temor de que la complicidad entre ellos pudiera "delatarlos". Mientras, David, con los nervios habituales del padre novato, se afanó en preparar la casa y el dormitorio del pequeño. En Madrid, Gabriel se encontró una familia amplia, el cariño de sus abuelos, tíos, de los amigos de sus padres y de "un montón de amigos en el colegio", tantos, que no llega a acordarse de todos. En su clase hay niños con una sola mamá o un sólo papá. También hay muchos con los dos progenitores y, como en su caso, con dos papás. Por eso, los profesores decidieron quitar algunas fiestas que "no tenían mucho sentido", como el 'día de...'. "Es precisamente en las escuelas donde más trabajo hay que hacer. Es un deber de la sociedad explicar a los niños con normalidad en qué entorno van a crecer", señala Guirado.
Después de su experiencia, y ya con la promesa del presidente Zapatero de permitir los matrimonios y adopciones, Jesús y David decidieron poner en marcha la Asociación de Familias Gays y Lesbianas con hijos e hijas, Galehi. Además de poner en contacto a estas familias, también luchan por sus derechos, "y lo seguiremos haciendo contra todo intento de quitar protección a nuestros hijos". Al igual que todos los entrevistados, piensan que el PP "no se atreverá a tocar la ley -como no lo hizo con el divorcio o el aborto-. En esto no hay marcha atrás. Somos, le guste o no, una realidad y lo seguiremos siendo. En su mano está dejar a nuestros hijos sin el amparo de sus dos padres", concluye Guirado.
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