2008/11/14

> Berria: Bestelakoak > EL ARARTEKO CENSURA EL INCUMPLIMIENTO DE 36 RECOMENDACIONES SOBRE MENORES MIGRANTES

  • El Ararteko censura el incumplimiento de 36 recomendaciones sobre menores extranjeros
  • Un informe de 2005 detectó multitud de deficiencias que no han sido subsanadas. La institución lamenta la inexistencia de "una coordinación de mínimos" entre las diputaciones de los tres territorios
  • Noticias de Gipuzkoa, 2008-11-14 # Jorge Napal · Donostia

Para el Ararteko no se están haciendo los deberes en materia de inmigración. Desde que un informe detectara en 2005 un sinfín de deficiencias en la atención a los menores extranjeros no acompañados que llegan a la Comunidad Autónoma Vasca (CAV), la institución ha realizado un concienzudo seguimiento que no devuelve un balance precisamente favorable. "Tenemos 36 recomendaciones que se hicieron hace tres años y siguen siendo plenamente vigentes", asegura Julia Hernández, adjunta al Ararteko.


El listado es interminable y comprende aspectos de lo más variado, desde una mayor atención a los chavales que presentan problemas de salud y drogadicción, hasta un mayor apoyo a quienes alcanzan la mayoría de edad y no encuentran suficientes recursos. "El problema para muchos chavales ya recuperados es que no tienen salidas laborales", lamenta Fran Armenteros, coordinador en Gipuzkoa de los centros terapéuticos de la organización Dianova, que trabaja en el campo de la drogadicción.


Después de haber solicitado informes a las tres diputaciones vascas y haber visitado centros de acogida de menores, el Ararteko lamenta que no se haya avanzado "prácticamente nada", e incide en la "escasa" colaboración existente entre los tres territorios. Más aún teniendo en cuenta la "creciente movilidad" de estos chavales entre comunidades, como acaba de visualizarse con la veintena de chavales que han regresado a Galicia desde el País Vasco.


La zona norte se está convirtiendo en destino prioritario para los menores. La Diputación tutela actualmente a 204 menores y durante todo el año han sido atendidos un total de 330. Sólo durante el mes de octubre llegaron al territorio 30, la mayor parte de ellos los primeros quince días, con una tendencia que parece "romperse al alza", según constatan desde Diputación. "Estamos abriendo recursos, pero el trabajo se dificulta por la constante imprevisibilidad", reconoce el director de Infancia y Juventud de la Diputación Foral de Gipuzkoa, José Ignacio Insausti.


La preparación de los educadores que atienden a estos chavales, entretanto, "no es la más deseable", y el Ararteko ha observado la necesidad de incorporar nuevos equipos de personal que dominen la lengua y costumbres de los chavales. "En algún centro se han llevado a cabo contrataciones de personal cualificado, pero en la mayoría es algo que no se produce", denuncia Hernández.


Una de las principales críticas de la institución se dirige a los recursos de urgencia que ofrece Gipuzkoa a los menores, "que dejan mucho que desear", y con los que se está actuando "a salto de mata". Uno de los exponentes más evidentes de que las cosas no funcionan como debieran lo sigue representando el centro de menores de urgencia de Tolosa. La semana pasada estaba ocupado por más de 40 chavales cuando, según la nueva normativa del Gobierno Vasco aprobada este año, el número de plazas no debería superar las quince, si bien recoge excepciones.


El Ararteko no se muestra demasiado optimista respecto a que las cosas puedan cambiar en un plazo más o menos breve, porque esa misma normativa prevé la posibilidad de incumplirla "ante un fenómeno social emergente". Todos lo son y, según critica Hernández, las diputaciones encuentran aquí una puerta abierta para acogerse a esta disposición adicional "cuando les convenga".


"El problema que nos encontramos es que no existe un reglamento que funcione para todos los centros de la misma manera", lamenta la educadora Shandra Diego, para quien la atención en estas condiciones "es imposible". Esta mujer forma parte de la asociación intercultural Kolore Guztiak, que agrupa a educadores y psicólogos que llevaban años trabajando con menores extranjeros no acompañados y decidieron adecuar sus servicios a la emancipación de los chavales, a la vista de que un número creciente se quedaba en la calle.


Es en ese punto donde dicen estar sufriendo las consecuencias del trabajo "deficiente" que se hace en la atención a los menores. "Cuando llegan a nuestros pisos nos damos cuenta de las meteduras de pata que se han cometido. Nos llegan chicos que no están preparados para afrontar el día a día, que necesitan una continua supervisión porque no muestran la actitud necesaria ni están acostumbrados a las tareas porque no se ha trabajado en ello", denuncia Diego.


Muchos de estos chavales, debido a la saturación de los centros de acogida, se ven obligados a alojarse en pensiones y hoteles diseminados por el territorio. La Diputación se ha comprometido a dar una solución a este problema pero, por el momento, según constatan desde SOS Racismo, las cosas "siguen igual".


Lo peor de esta situación, explica Diego, es que a los hoteles y pensiones acuden los educadores "cuando pueden" y, entretanto, la estancia de esos chavales se convierte, con frecuencia, en cualquier cosa menos formativa. "Ni siquiera cocinan, comen sus menús del día y no tienen un educador encima que les obligue a acudir al trabajo. Si no les suena el móvil, igual ni van", expone la educadora a modo de ejemplo. "Estamos intentando hacer las cosas bien, pero muchos de ellos se encuentran demasiado solos como para poder salir adelante", lamenta.

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