- La ley impide a una pareja gay traer a sus hijos gestados en vientre de alquiler en EE. UU.
- La embajada no reconoce a los dos valencianos como padres de los dos bebés puesto que no permite la "gestación por subrogación"
- Las Provincias, 2008-11-26 # J. C. F. / M. G. · Valencia
Una pareja de valencianos está sufriendo en sus propias carnes lo que tiene todos los visos de ser la consecuencia de una descoordinación legal que les impide cumplir con su sueño de ser padres, al menos, en su propio país. Las diferencias entre la legislación norteamericana y la europea (y en este caso, la española), no les permite traer a este país a sus dos hijos, reconocidos como tales en Estados Unidos.
Como prefieren mantener el anonimato, podríamos llamarles Juan y José, un matrimonio gay valenciano legalmente casado en España, y que con el objetivo de cumplir su deseo de ser padres optó por viajar a Estados Unidos y recurrir a un vientre de alquiler -una fórmula legal en ese país, también conocida como "gestante por subrogación", pero no en Europa.
Una vez allí, y cumplidos todos los requisitos, Juan y José tuvieron a dos preciosos niños. Previamente, en el octavo mes de embarazo, un juez norteamericano ya les reconoció como padres, toda vez que en Estados Unidos mostraron su voluntad de serlo, y esa condición es suficiente en ese país para que se les reconozca, incluso en el caso de que ninguno de los dos pueda dar a luz físicamente, como es el caso. Pero a partir de aquí llegaron los problemas. Para traer a los niños a España, la pareja debía acreditar la condición de padres de las dos criaturas. Y la embajada española no reconoce esa circunstancia. Por decirlo así, y en justa aplicación de la legislación española actual, dos hombres no pueden ser los padres de dos niños, excepto que hayan recurrido a un vientre de alquiler. Y como eso está prohibido en España, no se les reconoce.
De modo que no se les concede el visado para que salgan en dirección a España. De esta forma, Juan y José tropiezan con que son los padres legales de sus dos hijos -que ahora tienen dos meses- en Estados Unidos, pero no pueden serlo en España ni traerlos aquí, porque no les dan el visado para las dos criaturas.
Con el objetivo de buscar una solución a este problema, la pareja se puso en contacto, a través de la oficina parlamentaria del PSPV, con el senador valenciano Andrés Perelló. Éste ha hablado ya con la embajada y con varios ministerios españoles con el objetivo de buscar una solución a esta descoordinación legal, que provoca que un país como España -avanzado en lo que se refiere al reconocimiento de los matrimonios gays- "parezca retrasado al no dar una solución a un problema de este tipo", afirma Perelló.
El problema de esta pareja no sería tal si el recurso al vientre de alquiler fuera de una pareja heterosexual o de un matrimonio de lesbianas. En ambos casos, explica Perelló, la embajada entendería que sí que ha habido forma física de dar a luz a las criaturas -incluso recurriendo a vientre de alquiler-, y por lo tanto, tramitaría los visados. De hecho, si Juan y José hubieran optado por una triquiñuela y uno de ellos hubiera dejado su sitio a una mujer, probablemente también habrían podido solventar el problema.
El senador Andrés Perelló explica que lo que esta situación demuestra es un desajuste legal al que debería ponerse solución. "Más allá de la legalidad, con lo que nos encontramos es con dos niños españoles, que son hijos de españoles, y que sin embargo no pueden viajar a España", explica.
La situación de Juan y José es más enrevesada si cabe toda vez que es California el Estado norteamericano en el que han contratado el vientre de alquiler que ha gestado a sus dos hijos. Entre otras razones porque ese Estado acaba de rechazar los matrimonios gays. Y sin embargo, un juez sí que les reconoce como padres de las dos criaturas.
Perelló explica que en el tiempo que lleva trabajando en este caso ha conocido casi 600 casos de toda Europa, "de parejas heterosexuales y de lesbianas, que han recurrido a vientres de alquiler y que no han tenido problemas". El caso de Juan y José abre una nueva situación.
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