- El Vaticano dice que Gramsci abrazó la fe antes de morir
- El País, 2008-11-26 # Miguel Mora · Roma
Sobre el acercamiento de Antonio Gramsci (1891-1937) al catolicismo se ha hablado siempre a media voz, sin confirmación oficial de ningún tipo. Hoy, el arzobispo Luigi de Magistris, ex responsable del Tribunal vaticano de la Penitenciaría Apostólica (el dicasterio que trata de indulgencias, perdones, absoluciones y controversias internas) ha revelado que el fundador del Partido Comunista Italiano (1921) y del periódico L'Unità (1924), de origen sardo como él, vio la luz y abrazó la fe cristiana antes de morir. La noticia ha revolucionado las webs italianas, que abren sus ediciones con la "clamorosa revelación" de la conversión del político, filósofo, periodista y pensador marxista.
Según el relato del arzobispo De Magistris, en la habitación de la clínica romana donde murió Gramsci en 1937, éste tenía una estampita de Santa Teresa del Niño Jesús, y las monjas que le atendían solían acercar una imagen del Niño Jesús a los enfermos para que éstos la besaran. Al ver que las monjas no se la llevaban a él, según De Magistris, Gramsci protestó: "¿Por qué no me la habéis traído?". "Entonces le acercaron una imagen del Niño Jesús y Gramsci la besó", ha afirmado De Magistris, subrayando: "Gramsci murió con los Sacramentos y regresó a la fe de su infancia. La misericordia de Dios nos persigue santamente".
Devoto de Santa Teresa
De Magistris ha revelado la exclusiva secreta desde hace 71 años durante la presentación del nuevo Catálogo de santos y estampitas, en Radio Vaticana. En su opinión, "el mundo de la hoz y el martillo prefirió silenciar los hechos", pero Gramsci, a quien calificó como su "gran paisano", "había conservado desde niño la imagen de Santa Teresa que se veneraba en casa de su madre".
Encarcelado por un tribunal fascista en 1927, Gramsci vivió los dos últimos años de vida en la clínica Quisisana de Roma, donde ingresó en gravísimo estado, aquejado de arteriosclerosis, hipertensión y gota. Murió el 27 abril de 1937, a los 46 años, por una hemorragia cerebral. Incinerado, sus restos fueron inhumados en el cementerio del Verano, y tras la liberación de Italia, fueron trasladados por su familia al cementerio civil de Roma.
Giuseppe Vacca, filósofo, ex parlamentario comunista y presidente de la Fundación Gramsci, afirmó al diario La Repubblica que no hay rastro de la conversión ni en los documentos conocidos ni en cartas de esos días aún inéditas.
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