- Foucault y su laboratorio de experiencias sexuales
- Página 12, SOY, 2008-08-08 # Carlos Figari · Doctor en sociología, investigador del conicet/unca
Así sucede también con el sadomasoquismo, en tanto la imaginación canalizada en el juego erótico que implicaba el cortejo pasa a ser dedicada a la intensificación del acto sexual. A esto denominaba Foucault un “laboratorio de experiencias sexuales”, donde especialmente la relación Amo-Esclavo sería como un juego de ajedrez, al mismo tiempo regulado y abierto y en donde cualquiera de los dos puede ganar o perder. El amo puede perder si no satisface las demandas de la víctima y ésta puede perder si no es capaz de reaccionar ante los estímulos del amo. “Esa mezcla de reglas y aberturas intensifica las relaciones sexuales al introducir una novedad: una tensión y una seguridad perpetuas que no existen en la mera consumación del acto”. Sin olvidar, por cierto, abrir el juego para utilizar cualquier parte del cuerpo como instrumento sexual. Lo interesante del SM sería así para Foucault la “desexualización del placer”. O sea, buscar nuevas y creativas formas de placer a partir de objetos o partes del cuerpo no usuales, descartando la creencia de que la fuente de todo placer es sexual y que, a su vez, éste sólo deba proceder del placer físico.
Foucault manifestaba un gran entusiasmo por lo imprevisible de las relaciones que podrían llegar a ser creadas en el mundo de las sexualidades periféricas. Pero también percibía, con su acostumbrada agudeza, que no era la perfomatización de lo femenino ni aun lo sexual lo que causaba escándalo –ni lo que sería perturbador o subversivo–, sino la “forma de vida gay”. La posibilidad de desarrollar “relaciones intensas y satisfactorias” que no encajen en los moldes usuales del heterosexismo: “Lo que muchas personas son incapaces de tolerar es la posibilidad de que los gays sean capaces de crear tipos de relaciones no previstas hasta ahora”.
Los aportes de Michel Foucault al campo de los estudios gay-lésbicos y a la teoría queer son incuestionables, aunque intentar situarlo es una impostura que él mismo nos cuestionaría: “No, no estoy donde ustedes tratan de descubrirme sino aquí, desde donde los miro riendo”.
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