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• El feminicidio que no cesa
• Noticias de Gipuzkoa, 2008-08-08

A última víctima de la violencia de género apenas tenía 18 años. El caso, aunque podía haber ocurrido en cualquier sitio, ha tenido lugar en un pueblo de Salamanca llamado Villamayor de la Armuña, cuyos vecinos intentan sobrellevar la consternación que produce un crimen de este tipo, de los que habían oído hablar en los medios de comunicación con frecuencia pero no habían llegado a pensar que les fuera a tocar tan de cerca. Es una reacción habitual creer que los casos de violencia machista extrema como este tipo de asesinatos, o el mismo maltrato doméstico, encajan con un determinado perfil de personas y no con la generalidad de la sociedad, sin discriminaciones de clase, nacionalidad o edad. De hecho, uno de los datos más llamativos de esta última muerte tiene que ver con la edad de la víctima -18 años- y la edad del presunto asesino -19-. Algo muy grave está ocurriendo en una sociedad moderna con parámetros occidentales y que cuenta con recursos económicos y herramientas legales para avanzar en todos los ámbitos, para que las nuevas generaciones terminen reproduciendo comportamientos donde la subordinación de un sexo sobre otro siga siendo la tónica dominante. Y es que se pueden debatir infinidad de argumentos para explicar el fondo de este asunto pero sólo hay un factor que explica que aún se cuenten por decenas las mujeres que mueren asesinadas a manos de hombres con los que conviven, y es el hecho de que aquéllas no han podido ejercer con libertad sus propias decisiones. O si lo han intentado, la opción de la libertad les ha costado la vida. La libertad de elegir pareja, de optar por el futuro de una relación o de separarse. De ahí que resulte muy peligroso que los medios de comunicación intenten explicar las posibles "razones" por las que la falta de entendimiento entre dos personas dentro de una relación haya podido terminar con la muerte de una de ellas. Como ha pasado en los 37 casos de mujeres que han fallecido a manos de sus parejas sólo en 2008. Los celos, la intensa convivencia en la época veraniega, incluso el efecto enervante del calor se han planteado como argumentos informativos, cuando ninguna de estas presuntas justificaciones podrían representar ni una mínima aproximación hacia lo que está ocurriendo con este drama.