- Persecución del comunismo
- El impulso ilegalizador recorre el viejo continente
- Europa recurre a viejos fantasmas para justificar una nueva caza de brujas anticomunista con la que intenta frenar la influencia de las ideas de Marx, Engels y Lenin así como la resistencia de estos movimientos ante sus políticas neoliberales antisociales.
- Gara, 2008-01-25 # Mirari Isasi
La caída de los regímenes comunistas del bloque soviético avivó en el Viejo Continente una nueva ola anticomunista que ha reactivado la caza de brujas, sobre todo en los países del Este europeo, en forma de ilegalizaciones, presentación de currículos certificando no haber tenido relación con aquellos sistemas y distintas iniciativas destinadas a limitar la influencia de las organizaciones comunistas en la sociedad. Es el caso de algunos países que han ingresado recientemente en la Unión Europea, como Polonia, República Checa, Rumanía, Hungría y las repúblicas bálticas de Letonia, Estonia y Lituania.
Una de las últimas actuaciones de esta ofensiva anticomunista fue el proceso iniciado en 2005 en la República Checa que acabó, en octubre de 2006, con la ilegalización del KSM, las juventudes del Partido Comunista de Bohemia y Moravia. Pero no se trata de un hecho aislado, sino de una persecución que busca ser trasladada al conjunto de países en el ámbito europeo, donde ya existen precedentes de ilegalización de organizaciones revolucionarias, que luchan por la liberación nacional o que simplemente confrontan abiertamente con el sistema.
Y en esa ofensiva represiva se enmarcan las resoluciones de marcado carácter anticomunista aprobadas en mayo de 2005 por el Parlamento Europeo y en enero de 2006 en la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, que integra a 46 estados del continente.
La resolución que sacó adelante el Consejo de Europa condena «con vigor las violaciones masivas de los derechos humanos cometidas por los regímenes comunistas totalitarios» que imperaron en Europa y otros lugares del mundo y que «sin excepción» se caracterizaron por «la violación masiva de los derechos humanos». Equiparó a aquellos con el nazismo al señalar que tras su caída sus «crímenes» no fueron sometidos a una investigación internacional ni sus responsables fueron llevados ante la justicia internacional como ocurrió como en el caso del nacionalsocialismo y consideró que, por este motivo, la opinión pública es «muy poco consciente de los crímenes cometidos» por los regímenes comunistas.
Su Asamblea Parlamentaria declaró que esas «violaciones» incluyen «los asesinatos y ejecuciones, ya fueran individuales o colectivas, las muertes en campos de concentración, la muerte por hambre, las deportaciones, la tortura, el trabajo forzado y otras formas de terror físico colectivo», y recogía que la antigua Unión Soviética supera a otros pueblos en número de víctimas.
Además, este órgano paneuropeo, que, tal y como dijo el compositor y comunista griego Mikis Theodorakis, nunca cuestiona los innumerables crímenes de su gran hermano EEUU, invitó a todos los partidos comunistas de sus estados miembros que aún no lo hubieran hecho a «reexaminar la historia del comunismo y su propio pasado».
Theodorakis, que encabezó una iniciativa contra este intento de criminalización de los comunistas «comparando a los héroes con criminales», aseguró no tener más que una palabra para dirigir a esas «señorías: ¡Vergüenza!».
En la República Checa, después de un año de proceso, el Gobierno conservador ilegalizó a las juventudes del Partido Comunista, cuya presencia social y electoral es considerable, alegando que su defensa de la abolición de la propiedad privada atentaba contra el Estado de Derecho. Algunos parlamen- tarios de derechas reclamaron también la ilegalización del Partido Comunista e, incluso, la criminalización de la pertenencia a estas organizaciones y la exhibición de símbolos comunistas.
Sin embargo, el enorme movimiento de solidaridad que provocó la ilegalización del KSM tanto dentro de la República Checa como en el resto de Europa, ha evitado, por el momento, que las autoridades vayan más allá. Y, mientras, las juventudes comunistas checas hacen frente a su situación continuando con su lucha y su actividad, tal y afirma el presidente del KSM, Milan Krajca, a pesar del bloqueo de su página web, del control policial y de las provocaciones de la Policía secreta. Desde hace año y medio esperan una resolución favorable de los tribunales que deje sin efecto la decisión del Ministerio de Interior.
De hecho, en estos momentos el KSM se encuentra inmerso en la organización de un movimiento amplio contra la posibilidad de construcción de una base militar de Estados Unidos como parte de su escudo de defensa antimisiles que, ahora mismo, asegura Krajca, es la principal preocupación de la ciudadanía.
En situación complicada se encuentra también el Partido Comunista de los Trabajadores Húngaros, cuya dirección -siete miembros- ha sido condenada a dos años de prisión por «injurias», por haber calificado de política una intervención judicial previa en los asuntos del partido que anuló las decisiones adoptadas en el congreso de 2005
En el caso de las repúblicas bálticas, los partidos comunistas están prohibidos desde hace tiempo, pero en Estonia fueron más allá al aprobar su Parlamento, en enero de 2007, una ley que prohibía el uso de símbolos comunistas salvo para, en palabras de su ministro de Justicia, Rein Lang, «su uso en investigaciones o representaciones teatrales». En este país, en abril, el Gobierno ordenó retirar un monumento dedicado a los soldados del Ejército Rojo que murieron en la Segunda Guerra Mundial al combatir contra la ocupación alemana en 1944.
En varios estados del Este europeo, los funcionarios están obligados a demostrar que no colaboraron con los servicios de inteligencia de los regímenes comunistas. El caso más extremo es el del Polonia, tras la llegada al poder de los hermanos Kazcynsky. Allí, hubo voces que incluso reclamaron que la medida incluyera también la pertenencia al partido comunista.
- «Existe una conexión europea en esta nueva ola anticomunista»
- Milan Krajca preside el KSM (Komunisticky Svaz Mladeze), la Unión de Jóvenes Comunistas de la República Checa, una organización ilegalizada en octubre de 2006 en el marco de la ola anticomunista que recorre Europa.
- Gara, 2008-01-25 # M.I.
Milan Krajca no duda al afirmar que el objetivo de la ilegalización, que esconde «razones políticas» y supone «un nuevo recorte de los derechos y libertades democráticas y ayuda a las tendencias anticomunistas y antidemocráticas», es el Partido Comunista de Bohemia y Moravia (KSCM), tercera fuerza política, pero lo considera una amenaza para todas las formaciones progresistas y de izquierda.
¿Cuándo se produjo la ilegalización del KSM y bajo qué argumentos?
Las juventudes comunistas de la República Checa recibimos el 12 de octubre de 2006 una carta del Ministerio de Interior en la que nos informaba de nuestra ilegalizacion. La razón oficial es que nuestro programa político recoge que luchamos por el socialismo y por el cambio de la propiedad de los medios de producción de privados a públicos. Esa es la razón oficial.
Pero también se adujo el carácter político de la organización.
El primer argumento que emplearon era una cuestión técnica, que somos un partido político y no estamos registrados como tal, una razón que tendría que haber supuesto también la ilegalización de todas las organizaciones juveniles de los distintos partidos políticos. Luego cambiaron de argumento. Interior dijo que teníamos que ser ilegalizados porque distribuíamos textos de Marx, Engels y Lenin, pero también lo modificaron. Y finalmente arguyeron sólo el tema de la propiedad pública. El Ministerio de Interior dijo que esa cuestión iba en contra de la ley, pero no hay ninguna ley que diga lo contrario.
¿No lo tenían claro?
Ese cambio en la argumentación demuestra que no es una razón real, sino que tenían que buscar una excusa. Creemos que la razón es que somos la juventud del Partido Comunista de Bohemia y Moravia (KSCM) y lo que buscan es ilegalizar el Partido Comunista de Bohemia y Moravia (KSCM).
¿Por qué?
El Partido Comunista en la República Checa tiene un peso muy grande. Es la tercera fuerza en el Parlamento, con el 15% de los votos, y lo que quieren es atacar al Partido Comunista, principal fuerza de la oposición.
¿Por qué no lo hacen directamente?
Es una campaña permanente contra el Partido Comunista. Se han realizado diferentes propuestas de ley para ilegalizarlo, una de las cuales está ahora en el Parlamento. No se ha llevado a cabo hasta ahora porque la respuesta del pueblo checo e internacional a la ilegalización del KSM, no les deja actuar con tanta rapidez.
¿Tiene alguna relación la ilegalización del KSM con la resolución anticomunista del Consejo de Europa de enero de 2006?
Sí. Es una tendencia de toda la Unión Europea, que se demuestra en distintas declaraciones de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa y en diferentes resoluciones anticomunistas del Parlamento Europeo. Existe una conexión europea en esta nueva ola anticomunista. Creemos que se quiere criminalizar a los partidos comunistas porque están en primera línea contra las agresiones neoliberales de la Unión Europea. En muchos países del Este europeo hay campañas anticomunistas; en Hungría, donde el Partido Comunista de los Trabajadores Húngaros se enfrenta a los tribunales, y en los países bálticos, los partidos comunistas están ilegalizados.
Engloba su ilegalización en una estrategia anticomunista más amplia, que se da a nivel europeo, pero en la Europa más occidental no se dan esas iniciativas contra los países comunistas. ¿Cuál puede ser la razón?
En el caso de la República Checa, la razón es que existe un movimiento comunista muy fuerte, por diferentes razones. Por la crisis política, económica y social en la que estamos inmersos, por una desilusión con respecto al capitalismo y porque todavía existe una memoria de experiencia socialista. Hay gente que piensa que los comunistas pueden dar una solución a esta situación, como principal fuerza de la oposición, y creo que ésa es la verdadera razón de la campaña anticomunista en la República Checa.
¿En qué medida esta estrategia anticomunista forma parte de un recorte general de libertades?
En la República Checa, la primera línea de esa estrategia antidemocrática es la lucha contra los comunistas, pero continúa en la lucha contra el movimiento que se opone a la base militar y también contra los sindicatos para limitar sus derechos. Creo que todas esas estrategias tienen una conexión. Por eso no luchamos sólo por la legalidad del comunismo sino por la creación de un frente por los derechos y las libertades democráticas.