- Ofensiva católica en Italia para salvar los fetos de mujeres que aborten
- Médicos de Roma piden que se les reanime incluso contra la voluntad de la madre
- El País, 2008-02-06 # Laura Lucchini · Milán
Resurge la polémica sobre el aborto en Italia 30 años después de la aprobación de la norma que legaliza la interrupción voluntaria del embarazo. El detonante ha sido un documento firmado por los directores de las cuatro facultades de medicina de Roma -laicas y católicas-, que llaman a aplicar terapias intensivas a aquellos fetos que presenten signos de vida tras la interrupción de un embarazo, incluso aunque los padres estén en contra. Se trata de un paso más en la ofensiva impulsada por colectivos vinculados a la Iglesia católica para restringir el aborto terapéutico (el único autorizado después de las 20 semanas) ahora que los avances de la ciencia permiten mantener con vida a bebés prematuros. El papa Benedicto XVI no ha dudado en terciar en la polémica. "Es necesario", dijo el domingo durante el ángelus, "respetar, defender y promover la vida humana tanto antes del nacimiento como en su fase final".
El documento y la intervención del Papa han caído como una bomba entre científicos y políticos. "La clase política no debe dejar que otros fijen su agenda", ha dicho la ministra de Políticas Europeas, Emma Bonino, histórica defensora del aborto. Livia turco, su colega de Salud, habla de la "insensata crueldad que representa revivir el feto contra el consenso de la madre".
Mientras, el país está dividido entre quienes defienden la Ley 194, y quienes piden modificarla, tras el llamamiento lanzado por el director del diario Il Foglio (de la mujer de Silvio Berlusconi, Verónica Lario), Giuliano Ferrara, para una moratoria del aborto.
Según el diario La Repubblica, entre el 80% y el 90% de los nacidos antes de las 24 semanas mueren inmediatamente después del parto; entre el 5% y el 10% de los que son sometidos a terapias intensivas, mueren durante la cura. Entre los que sobreviven, el 95% presenta graves daños cerebrales.
Pese a todo, neonatólogos y ginecólogos de varias universidades firman en el texto: "Un feto vital y extremamente prematuro debe ser tratado como cualquier persona en condición de riesgo, y asistido de manera adecuada", y esto aunque su madre se oponga.
Bajo presión de la Iglesia y para evitar el caso extremo de un feto que sobreviva a un aborto terapéutico, la región italiana de Lombardia ha adoptado un protocolo que prohíbe intervenir después de las 22 semanas de embarazo. "En Francia, en Holanda y en otros países, se puede abortar mucho después de las 22 semanas, pues se utiliza una técnica que reduce los sufrimientos del feto y de la madre: se inyecta cloruro de potasio", explica Giovanni Monni, presidente de la Asociación de Obstétricos y Ginecólogos Hospitalarios Italianos. "Este procedimiento evita eventuales ensañamientos terapéuticos, inútiles, pero impuestos por nuestra ley".
En 2005, en Italia, se celebró un referéndum sobre la fecundación artificial. El objetivo era derogar una ley que impone fuertes limitaciones a esta práctica. En aquella ocasión, la Iglesia pidió a los fieles que no fuesen a las urnas: no se logró el quórum necesario y el tema fue archivado.
"Después de este logro, el Vaticano ha pensado en hacer presión para cambiar la ley", dice Monni. "Los católicos no quieren el aborto. Ahora, gracias a los progresos de la ciencia para mantener con vida a los prematuros, quieren bajar el límite para la interrupción terapéutica del embarazo", explicó. Según Marco Cappato, las modificaciones propuestas por el Vaticano a la ley apuntan al boicoteo. Pero el Partido Radical y varias asociaciones piden modificar la ley en sentido opuesto. "Es inaceptable que el aborto en Italia sea estatal", denunció. "Además consideramos absurdo que, en algunas estructuras, todos los médicos sean objetores de conciencia y obliguen las mujeres a viajar a otras ciudades o hasta a recurrir al aborto clandestino".
- Europa prefiere la ley de plazos
La interrupción voluntaria del embarazo está despenalizada en la mayoría de los países de la Unión Europea. Muchos tienen una ley de plazos. Es el caso de Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, Francia, Portugal, Grecia, Bulgaria, Eslovaquia, Estonia, Letonia, Lituania, Hungría o la Republica Checa, que admiten esta práctica libremente -sin supuestos legales- hasta las 12 semanas de gestación. En Italia se permite hasta los 90 días, y en Rumania hasta las 14 semanas.
En Holanda, el plazo es más amplio. Su ley permite a las mujeres abortar sin acogerse a ningún supuesto hasta la semana 24ª. En la mayoría de los países que se rigen por plazos la ley permite abortos en tiempos posteriores bajo causas muy específicas, como riesgo para la mujer o para el feto.
Bélgica, Dinamarca, Francia, Italia o Austria no ponen límites para las malformaciones. En Francia, por ejemplo, se puede interrumpir el embarazo cuando peligra la salud de la mujer o hay riesgo de que el niño sufra una grave o incurable enfermedad. Es una ley de plazos con dos supuestos añadidos sin límite temporal. Allí, además, la sanidad pública se hace cargo de las intervenciones.
En España, el aborto está despenalizado en tres supuestos: violación -hasta las 12 semanas-, malformación fetal -hasta las 22 semanas- y grave riesgo para la salud física o psíquica de la madre -sin plazo máximo-. El país con la legislación más parecida a España es Reino Unido. Allí existe una ley de indicaciones. Es posible abortar hasta la semana 24ª por riesgo para la salud de la madre o por problemas económicos o sociales. No existe límite para malformaciones del feto o grave riesgo para la madre. A pesar de que Holanda es el país con la legislación menos restrictiva es uno de los que menos número de abortos registra.