2008/07/06

> Berria: Lesbofobia > CASA PARRONDO: "ESTE BAR NO ES PARA VOSOTRAS"

  • "Este bar no es para vosotras"
  • Una pareja denuncia que las expulsaron de una sidrería por lesbianas
  • El País, 2008-07-06 # Rebeca Carranco · Madrid

Encontrar sitio en la sidrería Casa Parrondo, a dos pasos de la plaza de Callao, es harto difícil. El lugar está siempre a rebosar y su dueño, Nicolás Parrondo, es conocido en Madrid, además de por sus tapas, por su bigote quijotesco. Por eso A. V., de 28 años, y B. C., de 35 años, eligieron la sidrería la noche del pasado martes para tomar unas cañas. Despedían a Ann, una amiga de ambas, que se iba a Suiza. Pero en menos de media hora, y al grito de "¡basura, este bar no es para vosotras!", el dueño las echó, según aseguran. "Lo único que hicimos fue darnos un beso", dice A. V. Parrondo las acusa de exhibir un pecho y consumir estupefacientes.


"Estábamos sentadas la una frente a la otra, pero como me caía sidra cada vez que alguien usaba el escanciador, me senté al lado de Ann", cuenta A. V., tres días después de lo ocurrido. Fue entonces cuando la mujer suiza, que la tenía cogida por la cintura, la besó en la mejilla, primero, y en la boca, después. "Pero fue sólo un pico", repite, junto a B. C., su novia. Ann había sido pareja de A. V.


Entonces, siempre según su versión, se acercó un camarero y les pidió que dejaran de besarse, que el local era "para consumir y no para esas cosas". Ellas decidieron acabarse las cañas y la botella de sidra e irse, pero antes pidieron la hoja de reclamaciones. "Nos dijeron que no tenían y, ante mi insistencia, nos quitaron las consumiciones, que aún no habíamos acabado, y nos dijeron que nos fuéramos de malos modos", asegura A. V. Como seguía reclamando la hoja, salió el dueño y supuestamente empezó a chillar: "¡Fuera de aquí! ¡Guarras! ¡Basura! ¡Éste no es un sitio para vosotras!".


B. C., que llegó al local donde la esperaban A. V. y Ann con la pelea ya montada, entró y pidió de nuevo la hoja de reclamaciones, que también le negaron. "Le dije que estaba en mi derecho y que no me iba a mover hasta que me la dieran". A lo que Parrondo, según B. C., respondió: "Tú no tienes ningún derecho, puta. Lo que te pasa es que no has conocido nunca una buena polla". Parrondo lo niega.


Dos testigos, que no tienen ninguna relación ni con las mujeres, ni con el dueño de la sidrería, aseguran que el hombre las echó del bar por lesbianas. "Fue indignante. Les dijo todo tipo de insultos, que eran unas asquerosas, unas guarras, que eran basura...", explica Esther Casado, de 35 años. Cuenta que Parrondo "se encaró con ellas, con la cara pegada a una de las chicas" y les chilló. "Fue una situación muy desagradable e injusta, por eso me fui", añade.


Jesús Aranda, granadino de 30 años, había ido con unos familiares a tomar algo. "Un camarero les retiró la bebida de la mesa y les dijo que el local no era para ellas", recuerda. Según él, una de las chicas insultó también a Parrondo: "Le llamó facha y me parece totalmente justificado, porque el hombre hasta les levantó la mano". Asegura que en ningún momento de la discusión Parrondo hizo referencia a que estuvieran consumiendo drogas en el local.


Pero el dueño de la sidrería se acoge a otra versión. "Se sacaron una teta. Por eso les pedí que se fueran", repite. "[La sidrería] es mi casa y se tienen que respetar unas normas", insiste. Para demostrar que no fue una cuestión de discriminación sexual esgrime que "una vez" tuvo un "camarero maricón, que era muy bueno". Y vuelve sobre la idea del pecho descubierto.


Pero cuando se le sugiere que es poco improbable que alguien hiciera eso en un local público, atestado, añade otro motivo: "¡Fumaban porros!". Al conocer que A. V. y B. C. fuman tabaco sin filtro, que se tiene que liar, pero que no contiene drogas, añade otro más: "¡Y cocaína! ¡Me dejaron la tapa del lavabo llena de droga!". Las dos mujeres niegan rotundamente que consuman drogas.


A B. C. y A. V., pareja desde hace tres años, jamás les había pasado nada parecido. Habían ido antes a Casa Parrondo y no habían tenido problemas. El martes tuvieron que llamar a la Policía Municipal para conseguir la hoja de reclamaciones. Según una portavoz del local, ése es el proceder normal: "No las damos hasta que viene la policía porque si no, imagínate, pondrían reclamaciones por cualquier cosa". La Ley de Espectáculos Públicos de 1997 obliga a los locales a entregar la hoja de reclamaciones en el momento en que se pida. Y sin recurrir a la Policía Municipal.

> Berria: Erakusketa > UNA EXPOSICION REVELA LA FACETA TRAVESTI DE ANDY WARHOL

  • Una exposición revela la faceta travesti de Andy Warhol
  • La muestra elige Marbella para estrenarse en Europa
  • El Periódico de Catalunya, 2008-07-06 # Carmen Muñoz · Barcelona

Polémico, provocador y para algunos críticos banal, Andy Warhol ha pasado a la historia como uno de los artistas más influyentes del siglo XX. Desde su muerte en 1987, el artista pop ha sido objeto de numerosas exposiciones. La última, llega por primera vez a Europa, y escoge Marbella para su presentación. Se trata de una colección de retratos en la que Warhol muestra su faceta de travestido, realizados por Christopher Makos y su socio Paul Solberg, que se encarga de la parte floral de la foto.


Makos, retratista de Warhol, del que era amigo personal, es también el fotógrafo que mejor inmortalizó la movida madrileña. El objetivo de su cámara captó a algunos de sus protagonistas más destacados, como los cantantes Alaska y Miguel Bosé y el director Pedro Almodóvar.
La muestra, que se presenta en el hotel Villapadierna de Marbella el 17 de julio, lleva por título Andydandy y es una combinación de los míticos retratos que Makos realizó en 1981 a Warhol con las imágenes de flores del artista Solberg. La colección es el resultado de un conjunto de piezas únicas sobre la legendaria figura del arte pop.

> Erreportajea: Trans > ALBANESAS QUE VIVEN COMO HOMBRES

  • Albanesas que viven como hombres
  • El Universo, 2008-07-06 # Dan Bilefsky • Kruje, Albania
Pashe Keqi recuerda el día en que decidió convertirse en hombre, hace ya casi 60 años. Se cortó sus rizos largos y oscuros, cambió su vestido por los pantalones de su padre, se armó con un rifle de caza y renunció al matrimonio, los hijos y el sexo.

Durante siglos, en la cerrada y conservadora sociedad rural del norte de Albania, cambiar de sexo se consideraba una solución práctica para una familia con escasez de hombres.

Su padre murió en un duelo a muerte y no había ningún heredero varón. Siguiendo la costumbre, cuenta Keqi, de 78 años, hizo un voto de virginidad para toda la vida. Vivió como un hombre, el nuevo patriarca, con todas las características de la autoridad masculina, incluso la obligación de vengar la muerte de su padre.

Dice que hoy no lo haría, porque la igualdad sexual y la modernidad han llegado hasta Albania. Las chicas albanesas ya no quieren ser chicos. Sólo quedan Keqi y otras 40 vírgenes juradas.

“Antes, era mejor ser un hombre porque se consideraba que una mujer y un animal eran lo mismo”, dice Keqi, que tiene una voz chillona de barítono, se sienta con las piernas abiertas de par en par como un hombre y disfruta bebiendo un trago de raki, licor anisado local. “Creo que hoy sería divertido ser mujer”.

La tradición de la virgen jurada se remonta al Kanun de Leke Dukagjini, un código de conducta trasmitido oralmente entre los clanes del norte de Albania por más de 500 años. Según el Kanun, el papel de la mujer está estrictamente limitado: cuidar a los niños y mantener el hogar. Mientras que la vida de una mujer vale la mitad que la de un hombre, una virgen vale lo mismo: 12 bueyes.

Si el patriarca fallecía sin herederos masculinos, las mujeres solteras de la familia podrían encontrarse solas e impotentes. Al hacer el voto de virginidad, podían ser cabeza de familia, llevar un arma, poseer propiedades y moverse libremente.

Pasaban sus vidas en compañía de otros hombres, aunque la mayoría conservaba su nombre de mujer. Nadie se burlaba; las aceptaban en el ámbito público e incluso las alababan. Para más de una era la forma de reafirmar su autonomía o de evitar un matrimonio concertado.

“Deshacerse de su sexualidad y hacer la promesa de seguir vírgenes era el modo que tenían de acceder al ámbito público en una sociedad segregada y dominada por varones”, explica Linda Gusia, catedrática de estudios sobre sexo en la universidad de Pristina, Kosovo.

Los sociólogos señalan que no debe confundirse el juramento de permanecer virgen con la homosexualidad, un tabú arraigado en la Albania rural. Y las mujeres tampoco se sometían a operaciones de cambio de sexo.

Keqi, llamada pasha (señor) en su hogar, relata que decidió convertirse en el hombre de la casa a los 20 años.

Sus 4 hermanos se opusieron al Gobierno comunista de Enver Hoxha y fueron encarcelados o ejecutados. Era la única manera de mantener a su madre, a sus 4 cuñadas y a los 5 niños de éstas.

“Era completamente libre como hombre porque nadie sabía que era una mujer”, recuerda Keqi. “Podía ir a donde me diera la gana y nadie se atrevía a insultarme porque podía darles una paliza. Sólo estaba con hombres. No sé cómo hablan las mujeres. Nunca he sentido miedo”.

“Ahora hombres y mujeres son casi iguales”, dice Caca Fiqiri, cuya tía Qamile Stema (88 años) es la última virgen jurada de su aldea. “Respetamos mucho a las vírgenes juradas y las consideramos como hombres por su gran sacrificio”.