- Cómo se hizo "Mi nombre es Harvey Milk"
- La Butaca, 2008-12-05 # Notas de producción © Universal Pictures
1. El proyectoTodos los movimientos giran en torno a un líder. Pero el tiempo pasa, se alcanzan los objetivos por los que luchaba el líder, y lo más normal es que se olvide el peso que llegó a tener esa persona. Dustin Lance Black, guionista de MI NOMBRE ES HARVEY MILK, oyó hablar por primera vez de Harvey Milk mientras trabajaba en una obra de teatro a principios de los noventa. Unos años después tuvo ocasión de ver el oscarizado documental The Times of Harvey Milk. Entre otras, una frase le marcó: “Harvey Milk da un discurso al final del documental y recuerdo que dice algo así: ‘En alguna parte, puede que en Des Moines o en San Antonio’ – de ahí soy yo – ‘hay un joven gay que abrirá un periódico y leerá que un homosexual ha sido elegido en San Francisco. Sabrá que hay esperanza, que habrá un mundo mejor, un mañana mejor’”. El guionista sigue diciendo: “Empecé a llorar porque yo era ese chico y me daba esperanza. Era un momento muy duro para la comunidad gay, con la crisis del sida. Entonces pensé que era necesario volver a hacer algo, seguir con su mensaje”. Añade: “Milk me pareció una figura carismática, un poco como un padre para su gente – algunos ya no tenían padre debido a su inclinación sexual –, que hizo mucho en muy poco tiempo”. Unos años después, afianzada su posición como guionista, productor y director, Dustin Lance Black se lanzó a contar la historia del hombre al que llamaron “el Martin Luther King de los gays”. En vez de hacerse con los derechos de un libro sobre Milk (hay varios publicados), decidió empezar a documentarse. Dice: “Varias personas en el gremio me aconsejaron que lo olvidara, era muy arriesgado. Pero mi tarjeta de crédito y yo seguimos adelante”. Habían pasado 25 años, pero pudo ponerse en contacto con muchas personas que habían conocido a Milk. El guionista explica: “Desde el principio quise basarme en testimonios reales. Preferí descubrir los detalles directamente en vez de basarme en una biografía”. La primera persona a la que entrevistó fue Cleve Jones, un amigo de Milk. Es el fundador del Names Project y el diseñador y creador del símbolo internacional de la pandemia del SIDA. “Nos presentó un amigo mutuo”, recuerda el guionista. “Me cayó muy bien, es genuino, amable e inteligente. Además, era uno de los allegados de Harvey Milk”. Cuando le dijo que quería escribir un guión para la gran pantalla, Cleve Jones se apuntó inmediatamente al proyecto y estuvo hasta el final en calidad de asesor histórico.
Durante el año siguiente, además de escribir los guiones para la primera temporada de la serie “Big Love”, Dustin Lance Black iba cada semana en coche a San Francisco para entrevistar a personas como Danny Nicoletta, Anne Kronenberg, Allan Baird, Carol Ruth Silver, Frank Robinson, Tom Ammiano, Jim Rivaldo, Art Agnos y Michael Wong, que habían conocido a Harvey Milk personal y políticamente.
Reconoce que muchos eran escépticos. No era la primera vez que alguien hablaba de llevar la vida de Harvey Milk y la historia del movimiento gay de San Francisco a la gran pantalla. “Me costó convencerlos de que no volverían a perder el tiempo. Cuando lo conseguí, muchos me contaron recuerdos muy dolorosos y me angustiaba la idea de defraudarlos”, recuerda el guionista.
“Michael Wong tenía un diario de la época. Sabía que me sería muy útil y siempre se lo pedía. Una noche, después de cenar, por fin me entregó un montón de fotocopias. Fue fantástico”.
Además del diario y de las entrevistas personales, Dustin Lance Black se documentó en los archivos Harvey Milk del Centro Gay y Lésbico de la Biblioteca Pública de San Francisco; en la Colección Scott Smith, y en los archivos de la Sociedad Histórica de Gays, Lesbianas y Transexuales.
“Decidí que la estructura del guión sería el viaje que Milk realizó a través del movimiento que ayudó a fundar, desde el año 1972, cuando llegó a San Francisco, hasta su asesinato en 1978”, explica el guionista. “Dejo claro desde un principio que algo terrible va a sucederle. Harvey parecía ser consciente de su destino. Grabó un testamento donde manifestaba la sospecha de que le matarían. También dijo a varios de sus amigos que no creía que llegase a cumplir los cincuenta”.
Dustin Lance Black se concentró en las relaciones de Milk que tuvieron importancia en el movimiento: “Las relaciones personales se cruzaban con las políticas. Scott Smith no había sido su primera relación importante, pero él le ayudó en su carrera política. No sé qué habría hecho Harvey sin Scott”.
Añade: “Harvey se involucró personalmente. Estaba enamorado de Scott y quería que fuera aceptado por todos, que no le juzgaran. Cuando llegó a San Francisco, era ilegal tener una relación homosexual, bailar con otro hombre o entrar en un bar gay. Por eso, esta historia es intensamente personal, aun siendo muy política. Pocas veces tiene un guionista la oportunidad de contar una historia en la que ambas cosas están tan relacionadas. Puede decirse que se metió en la política por amor”.
Durante cuatro años, Dustin Lance Black pulió el guión, escribiendo diferentes versiones, pero no contaba con la financiación necesaria para producir la película. Cleve Jones dice: “El guión de Lance me entusiasmó. La estructura era simple y elegante. Se oía claramente la voz de Harvey. Le dije a Lance que tenía un director, pero no le dije quién. Sabía que si la dirigía Gus, la película hablaría de Harvey y no del realizador”.
Cleve Jones organizó una reunión entre el director y el guionista, que no quiso darle el guión antes de revisarlo una vez más. Se lo mandó a Portland y, una semana y media después, Gus Van Sant llamó a Dustin Lance Black para decirle: “Hacemos la película”.
El realizador dice: “El documental The Times of Harvey Milk había puesto el listón muy alto, pero me pareció que podía hacerse una versión dramatizada. No es una historia fácil de contar, por los numerosos elementos en la vida de Harvey y las múltiples historias que nacían en Castro Camera. Pero Lance supo escribir un guión sucinto, más enfocado a la faceta política y menos a la vida diaria de los personajes”.
Gus Van Sant añade: “Harvey Milk fue un ilustre activista gay. Murió en el desempeño de sus funciones, por lo que casi se le considera un santo en el mundo gay. Entre otras cosas, la película debía servir para que los jóvenes que entonces no habían nacido le conocieran y le recordaran”.
Dustin Lance Black conocía bien al equipo de productores formado por Dan Jinks y Bruce Cohen, ganadores de un Oscar por American Beauty. El primero dice: “Me enteré de que Lance había escrito un guión sobre Harvey Milk y que iba a dirigirlo Gus Van Sant. Le llamé para darle la enhorabuena y me preguntó si quería producirlo. Acepté sin dudarlo”.
Dan Jinks sigue diciendo: “Harvey Milk luchó contra los prejuicios en un momento histórico para los derechos de los gays. El movimiento tuvo un líder que fue capaz de detener proyectos de ley que no debían ser aprobados”.
Bruce Cohen añade: “El guión nos entusiasmó. Era una historia íntima y épica a la vez. Estábamos convencidos de que bajo la dirección de Gus Van Sant la película conmovería y atraería, aunque no se conociera la historia de Harvey Milk”.
Los productores, el director y el guionista se reunieron para hablar de la película. Gus Van Sant les propuso incluir imágenes de archivo, no sólo como fondo para los títulos de crédito del principio y del final. Por ejemplo, cuando Dianne Feinstein, entonces presidenta de los concejales, ahora senadora, anuncia desde la puerta del Ayuntamiento que Harvey Milk y el alcalde Moscone han sido asesinados. El productor Dan Jinks dice: “Es una imagen emblemática, no queríamos recrearla”.
La nueva productora y financiera Groundswell Productions se unió al proyecto a través de su presidente y fundador Michael London, que también se entusiasmó con el guión. Dice: “Harvey Milk fue un héroe extraordinario para Estados Unidos. No había muchos como él entonces, y tampoco los hay ahora. Pocas veces se tiene la oportunidad de participar en una historia tan poderosa y apropiada con artistas del calibre de Gus Van Sant y Sean Penn”.
El actor había estado en la mente de todos desde que el principio. “Tiene el don de meterse en la piel de los personajes. Por mucho que se intente, es imposible encontrar al actor”, dice Bruce Cohen. Su socio Dan Jinks añade: “A Sean le gusta sorprender con su trabajo, y creo que puede hacer cualquier papel”.
Gus Van Sant conocía al oscarizado actor, que vive en la zona de la bahía de San Francisco, y le mandó el guión. Sean Penn contestó afirmativamente incluso con mayor rapidez que el realizador, pero quería estar seguro de que los cineastas serían tan fieles a la vida personal de Milk como a su vida política.
Dustin Lance Black dice: “Nos preocupaba que un actor de primera línea quisiera arriesgarse tanto, pero Sean quiso hacerlo bien. Se ha esforzado en que todo fuera realmente exacto. Ha encarnado a la perfección la mente y el espíritu de Harvey Milk”.
Cleve Jones añade: “Cuando supe que Sean Penn había aceptado el papel, empecé a correr y a saltar como un loco. Es uno de los grandes actores del momento”.
El productor Dan Jinks comenta: “Cada día era un placer ver a Sean transformarse en alguien tan parecido a Harvey. Las personas que habían conocido a Harvey se quedaban asombradas ante semejante transformación”.
Sean Penn dice: “No sólo me orientó un guión excelente, también pude recurrir a las imágenes de archivo. Me enamoré de Harvey, de su persona, de su espíritu como ser humano, y me obligo a transcenderme como actor. Además, Gus Van Sant es un director que nunca ha hecho una mala película, por lo que los actores confían plenamente en él”.
La producción cuajó realmente cuando Focus Features se comprometió a cofinanciar la película y a ocuparse de la distribución mundial. Michael London comenta: “En Groundswell y en Focus sentíamos una conexión emocional con el proyecto, queríamos contar la historia”.
2. El repartoMichael London comenta: “Una de las reglas básicas de esta película fue que si a alguien le entusiasmaba el proyecto y quería participar, debía hacerlo”. Dada la cantidad de personas reales que aparecerían en la película, el casting cobraba aún más importancia. La responsabilidad recayó en la directora de casting Francine Maisler. “Muchos actores tenían ganas de actuar en una película que por fin recreaba la vida de Harvey Milk. Decidimos que la inclinación sexual no tendría nada que ver con el papel. En otras palabras, actores gays hacen papeles heteros y viceversa”. Muchos de los actores tuvieron la oportunidad de hablar con la persona a la que encarnarían. Los amigos de Milk se desvivieron para ayudar al cineasta y pasaron muchas horas en los decorados. El productor Bruce Cohen dice: “Todos nos ayudaron para que la película cobrara vida y fuese una realidad”. El guionista Dustin Lance Black añade: “Había pasado mucho tiempo con ellos documentándome, pero quería que siguieran involucrados en todas las facetas del proyecto”. Algunos acabaron delante de la cámara. Dan Jinks recuerda: “Un día, Gus dijo: ‘¿Por qué no le pedimos a Tom Dammiano que haga de sí mismo?’ También ocurrió con Frank Robinson, al que vemos en la tienda, en marchas y manifestaciones, y con Allan Baird, del sindicato de Transportistas”. Otros tienen pequeños papeles. Por ejemplo, Cleve Jones, al que interpreta Emile Hirsch, hace de Don Amador, un seguidor de Harvey Milk. Jim Rivaldo, el asesor político que diseñó las campañas de Milk, habló con Dustin Lance Black y con Brandon Boyce, el actor que le interpreta, antes de fallecer en octubre de 2007, tres meses antes del comienzo del rodaje. Dick Pabich, el socio de Rivaldo, había muerto varios años antes. El actor que le encarna, Joseph Cross, se quedó asombrado al descubrir que “Jim y Dick habían hecho cosas nunca vistas para la publicidad de la campaña de Milk. Su empresa, Rivaldo/Pabich and Friends, siguió trabajando para políticos. Me ayudó mucho conocer a Anne Kronenberg; me dijo que Dick era muy inteligente, que no se dejaba amedrentar por nadie y que le encantaba vestir bien. Anne, Cleve y Danny Nicoletta me hicieron entender la fuerza de la comunidad, su entusiasmo y sus temores. Creo que gracias a esta película, se entenderá mejor la cultura y la lucha por los derechos de los gays”.
Para las personas que habían compartido sus recuerdos con Dustin Lance Black, MI NOMBRE ES HARVEY MILK era como una máquina del tiempo. Muchos se han mudado. Gilbert Baker, acérrimo seguidor de Milk y creador de la bandera del Arcoíris, vive en Nueva York. Cleve Jones se ha mudado a Palm Springs. Anne Kronenberg sigue viviendo en San Francisco y es la directora adjunta del Departamento de Salud de la ciudad.
Tom Ammiano quizá haya cerrado el círculo. Este ex maestro que salió del armario cuando apareció la Propuesta 6, contra la que Milk y su grupo lucharon con tanto ahínco, es ahora concejal en el Ayuntamiento, como lo fue Milk. Dice: “Cada vez que veía y oía a Sean, se parecía un poco más a Harvey, especialmente con el acento neoyorquino”.
Gilbert Baker es de la misma opinión: “Cuando vi a Sean en el rodaje, me quedé de piedra. Durante un segundo, pensé que era Harvey. Le miré a los ojos y vi la chispa. Tiene ese carisma”.
Anne Kronenberg reconoce: “No sabía si quería ir al rodaje, pensé que sería demasiado doloroso. Pero fue todo lo contrario. Gus se empeñó en que estuviera en la escena de la celebración cuando Harvey fue elegido concejal en 1977. Treinta años después volvía a vivir esa noche. ¿Cuánta gente puede vanagloriarse de eso?”
Dan Jinks recuerda que se quedó asombrado: “Venían al rodaje. Hablaban con los actores de lo que había pasado en la realidad. Entraban en el departamento de vestuario y decían: ‘Aquel día llevaba esto’. Incluso traían fotos”.
Bruce Cohen añade: “Nos esforzamos al máximo para que los decorados, el vestuario, las interpretaciones y los diálogos fueran fieles a la realidad. Todos nos ayudaron a que MI NOMBRE ES HARVEY MILK fuera una recreación fiel, cosa que no suele ocurrir en un proyecto así. Era extraordinario”.
Uno de los grandes días del rodaje fue cuando se presentaron unos 3.000 voluntarios para rodar la famosa manifestación del Día de la Libertad Gay de 1978.
Cleve Jones recuerda: “Lloré cada día durante la primera semana de rodaje. Cuando Josh Brolin pasó delante de mí vestido como Dan White, fue realmente horrible. Me dijo: ‘Tu expresión me dice todo lo que quería saber’”.
Josh Brolin comenta: “Leí el guión y lloré. Es una historia de amor, de derechos civiles, de madurez. Luego vi el documental con mi hija y me conmovió. Acepté el papel inmediatamente. Harvey arriesgó su vida para que muchos disfrutasen más de su momento en la tierra. Tampoco debemos olvidar que sin George Moscone, Harvey no habría podido hacer tanto”.
Sigue diciendo: “Me impactó mucho hablar con miembros de la familia de Dan y con Frank Falzon, el inspector de Homicidios que le interrogó. Dan era miope, en el sentido de que sólo veía lo que pasaba delante de sus ojos. No tenía una visión amplia de los acontecimientos”.
El productor ejecutivo Michael London dice: “Dan White es un misterio, pero Josh consiguió hacerse con el personaje. La clave para él fue que White quería caer bien a la gente”.
Bruce Cohen comenta: “Josh aporta una faceta humana a White. No queríamos interpretaciones unidimensionales. Todos fueron seres humanos y así queríamos plasmarlo en la pantalla”.
El actor Diego Luna, que encarna al fallecido Jack Lira, el último amante de Harvey, dice: “Quería hacerle justicia. Sé mucho acerca de él sin haberle conocido, porque ser gay es una lucha para un mexicano. Imaginen lo que significaba ser gay y mexicano en aquella época. Preferí no ponerme en contacto con su familia, pero hablé mucho con Danny Nicoletta y Cleve Jones”.
Añade: “Sean Penn fue muy generoso conmigo. Sabía lo que era bueno para la película. Entiende que actuar es comunicar. Siempre estaba abierto en las escenas que teníamos juntos”.
Emile Hirsch, al que Sean Penn dirigió con éxito en Hacia rutas salvaje, dice: “Trabajar con Sean ha sido estupendo en ambas ocasiones. Todo lo que le hacer ser un director brillante, el instinto, la perspicacia, también le convierte en un actor genial. Y en este caso, actuábamos juntos”.
No es la primera vez que Emile Hirsch interpreta a un personaje real, pero MI NOMBRE ES HARVEY MILK “es la primera ocasión en que encarno a alguien que venía al rodaje cada día y que podía contestar a todas mis preguntas. Cleve Jones tiene sentido del humor y se preocupa por las personas que le rodean. Es capaz de hablar con el tipo más conservador y hacerle reír al cabo de cinco minutos”.
El único papel femenino de importancia recayó en Alison Pill. El productor Dan Jinks dice: “Hace tiempo que la sigo profesionalmente, sobre todo en los escenarios neoyorquinos. Tiene mucho talento. Todavía no es muy conocida, pero lo será”.
La actriz tuvo la oportunidad de estar con la mujer a la que encarna. Comenta, con una sonrisa: “Anne es pura energía. Hablando de la escena en que llega a trabajar por primera vez para la campaña, me aconsejó: ‘Entra en la sala como si fueras la dueña; háblales como si supieras de qué va’. Al principio tuvo que fingir, pero no tardó en hacerse con las riendas y organizarlo todo. Cada mañana se reunía con Harvey durante dos horas, antes de que los demás llegaran a Castro Camera”.
Dustin Lance Black comenta: “Entre Anne, Cleve, los actores y el equipo técnico surgió una camaradería que debía ser muy similar a la que existía en la tienda de entonces”.
Lucas Grabeel, conocido por su papel en High School Musical, dejó boquiabiertos a los cineastas durante la prueba para el papel de Danny Nicoletta. Dustin Lance Black recuerda: “No reunimos un fin de semana para leer el guión, pero varios actores no pudieron venir. Me encargué de leer las anotaciones, pero Lucas, además de su papel, leyó el de los actores que no estaban. Luego demostró ser aún mejor durante el rodaje y eso que el listón estaba muy alto. Sobre todo porque Danny asistía al rodaje”.
James Franco, que ha trabajado en las tres entregas de Spider-Man, interpreta al fallecido Scott Smith, el amante y seguidor de Milk “al que algunos llamaban ‘la viuda de Milk’”, dice el actor. “Después del asesinato de Harvey, Scott dedicó gran parte de su vida a salvaguardar su memoria. Rob Epstein, director del documental The Times of Harvey Milk, me mostró entrevistas de Scott que no había incluido en el montaje final. Me ayudó a conocerle mejor. Habían roto antes de que Harvey ganara las elecciones, pero sentían mucho afecto el uno por el otro. Harvey le dio las gracias en su discurso”.
Danny Nicoletta recuerda: “Harvey y Scott estaban muy enamorados, pero era una relación tumultuosa. La presión de la campaña se manifestaba a través de discusiones apasionadas”.
Frank Robinson, que redactaba los discursos de Harvey Milk, acabó sacándose la tarjeta del Sindicato de Actores de la Gran Pantalla por culpa de James Franco: “Es un provocador. Yo debía estar en las escenas de la tienda para hacer bulto, no para hablar, pero me daba golpes con el pie y empezaba: ‘A ver, Frank...’ Soy guionista, llevo 50 años escribiendo diálogos y, naturalmente, me ponía a hablar”.
Cuando Victor Garber supo que tenía el papel del alcalde Moscone, empezó a documentarse: “Es un periodo fascinante. Es un honor trabajar en esta película e interpretar a un hombre extraordinario como George Moscone, un defensor de la libertad”.
Y sigue diciendo: “Es bueno recordar que la lucha todavía no está ganada. Espero que MI NOMBRE ES HARVEY MILK despierte a la gente para que se alce contra la intolerancia y el fanatismo”.
Kelvin Yu, que encarna a Michael Wong, el asesor de Harvey Milk, habló con él, pero también leyó el diario que tanto había ayudado a Dustin Lance Black cuando escribió el guión. Dice: “Son unas 370 páginas escritas en primera persona. Sabía reconocer algo genuino cuando lo veía, y Harvey era genuino”.
El actor añade: “Obviamente, el diario es el punto de vista de Michael, pero también hablé con otras personas. Michael era un rebelde, pero canalizó su rebeldía con métodos más sustanciales y menos aparentes. Usó el sistema político para luchar por los derechos civiles”.
Michael Wong dice enfáticamente que “ahora no me interesa la política” y añade: “Espero que la película sirva para mostrar que una persona corriente, y además gay, puede hacer cosas extraordinarias, como hizo Harvey Milk”.
3. La producciónDustin Lance Black recuerda: “El primer día de rodaje dejé escapar un suspiro de alivio. Lo que había empezado hacía cuatro años iba a convertirse en realidad. Lo habíamos conseguido, era verdad. Empecé a llorar cuando vi un arcoíris. A Cleve Jones también se le llenaron los ojos de lágrimas”. Cleve Jones añade: “Fue la peor mañana posible; llovía a cántaros, hacía frío. Debíamos rodar la primera escena en el distrito Excelsior (al que pertenecía Dan White). Dos minutos antes de empezar a rodar, las nubes se abrieron, salió el sol y apareció un enorme arcoíris. Pensé que era una señal”. Gus Van Sant y el director de fotografía Harris Savides no parecían preocupados por el tiempo. Después de su quinta película juntos, el realizador dice: “Siempre que hacemos una película, nos planteamos cómo filmarla. Sabíamos que MI NOMBRE ES HARVEY MILK sería diferente de otras películas menos ambiciosas”. A pesar de eso, no se sirvieron de un storyboard y siguieron con su método de colaboración y exploración. Gus Van Sant añade: “Sabemos que hay un sinfín de posibilidades y nos dedicamos a escoger las más interesantes. Las consideramos todas antes de quedarnos con las que más nos gustan”. “Para MI NOMBRE ES HARVEY MILK nos inspiramos en Frederick Wiseman, al igual que para Elephant y Last Days. Nos gusta porque suele rodar cosas convincentes y duras, y porque la situación casi nunca le permite usar un equipo y una iluminación muy elaborados. Pero también hay otras influencias en MI NOMBRE ES HARVEY MILK, Robert Flaherty, por ejemplo”. Bruce Cohen comenta: “Era necesario sumirse en los setenta, volver a traerlos a la pantalla, y Gus propuso a Harris Savides. Aceptamos encantados. Había hecho cosas brillantes no sólo con Gus, sino también en American Gangster y Zodiac. Sabíamos que con Harris la película estaría viva, no daría la sensación de ser una historia de hace mucho”. Dustin Lance Black reconoce: “Aprendí mucho observando a Gus. No tiene nada que ver con otros directores con los que he trabajado, es muy orgánico. Sabe retirarse y dejar que pasen cosas para encontrar lo inesperado. Deja que los actores descubran otros aspectos”. Dan Jinks añade: “No es un director que hable para que le oigan. Habla cuando es necesario y todos le escuchan. Quizá sólo diga un par de palabras, pero todos saben lo que quiere”.
Alison Pill no se queda atrás: “Es como lanzarse desde un trapecio. La mayoría del tiempo, usa dos cámaras. Es fantástico porque se acaba trabajando continuamente, en todas las escenas”. Emile Hirsch explica: “Gus deja que el actor use sus propias piernas, no hace de muleta que impide andar. Por eso, los actores que han trabajado con él son siempre más atrevidos y confían más en su instinto. Es extraordinario”.
MI NOMBRE ES HARVEY MILK se rodó íntegramente en San Francisco. Los cineastas estaban de acuerdo en que no podía filmarse en ningún otro lugar. “El espíritu y la energía de la película salen de San Francisco”, dice Dustin Lance Black. “La película se rodó correctamente en el sitio correcto”.
El alcalde Gavin Newsom y la Film Comission de San Francisco colaboraron con los cineastas, sobre todo con la jefa de producción Barbara A. Hall, para asegurarse de que tuvieran acceso a todos los decorados, entre los que estaba el Ayuntamiento. Además, MI NOMBRE ES HARVEY MILK se benefició del programa de incentivos al rodaje que el alcalde había firmado en mayo de 2006.
Bruce Cohen dice: “Todos estábamos de acuerdo en que San Francisco era otro personaje de esta historia que cambió la ciudad para siempre”. Sigue diciendo: “Empezamos a buscar un sitio para recrear la tienda Castro Camera, y acabamos donde estaba, en el 575 de la calle Castro. Preguntamos si nos dejarían la tienda durante nueve semanas y si podíamos transformarla para que volviera a ser como hacía 30 años. Fue como si la historia se repitiese”.
Los actuales dueños de la tienda no lo dudaron. El diseñador de producción Bill Groom y su equipo “levantaron paredes falsas a unos 5 centímetros de las auténticas”, explica Dan Jinks. “Si no, es exactamente como era Castro Camera”.
Al ver la recreación terminada, algunos asiduos de la tienda de entonces no pudieron contener la emoción. Dustin Lance Black recuerda: “Llamé a Michael Wong y le pedí que viniera a ver la tienda. Llegó y dio una vuelta por el decorado. Entró en la trastienda y vio la imprenta. Bill Groom se había asegurado de que fuera idéntica a la que usaron para la campaña electoral. Cuando Michael salió, estaba llorando, y no es un hombre especialmente emotivo. Se volvió hacia mí y me abrazó, diciendo: ‘Gracias’. También me puse a llorar. Para mí fue uno de los momentos más importantes del rodaje”.
Los allegados de Milk volvieron a Castro Camera. Danny Nicoletta dice: “Empujado por la urgencia política del momento, el barrio Castro se convirtió en un vibrante centro social y artístico. La tienda lo reflejaba. Pasabas a dejar un carrete y te quedabas a hablar de ópera o de política, o ayudabas a colgar un cartel de la campaña electoral”.
Bill Groom y su departamento se sumieron en los recuerdos. Dice: “Todos nos sentimos muy afortunados de formar parte de este proyecto. Era nuestra responsabilidad contar la historia con la mayor fidelidad posible. El guión de Lance no contiene un solo error histórico. Se había documentado tanto que acudíamos a él con preguntas. Además, nos ayudaron las personas que vivieron esos momentos y estudiamos miles de fotos, horas de películas”.
Sigue diciendo, con una sonrisa: “Incluso llenamos los cajones con objetos que los actores podían usar, sobre todo porque el estilo de Gus Van Sant se basa en la improvisación, como el jazz”.
Y añade: “Se presentaban personas que llevan muchos años en Castro. No sólo nos traían fotos, sino objetos de la tienda, como carteles que habían estado colgados en el escaparate”.
Sin embargo, hubo que recrear muchos objetos: “La tienda está llena de negativos, papel de imprenta, revelador y materiales que ya no se usan. Fue necesario crear etiquetas, etcétera”.
La decoradora Barbara Munch, que reside en la zona de la bahía de San Francisco, dice: “Tengo un almacén lleno de objetos y siempre me decían que jamás los usaría en una película. Pero fueron muy útiles para MI NOMBRE ES HARVEY MILK. Fabricamos algunos muebles y encontramos otros, como el sofá art deco rojo en el que se sienta todo el mundo”.
Michael London recalca: “Bill y su equipo hicieron un trabajo maravilloso. Ayudaron a los actores a vivir en aquel mundo. La tienda era el decorado más destacado del rodaje. Me trajo muchos recuerdos del San Francisco de 1978”.
Bruce Cohen dice: “La Asociación de Comerciantes de la calle Castro colaboró plenamente con nosotros. Por suerte, la manzana donde vivía Harvey había cambiado muy poco”.
Dan Jinks añade: “Gus se empeñó en que todo debía ser exacto. Si colgamos un cartel, es porque estaba cuando la escena original tuvo lugar, según la documentación disponible”.
El diseñador de vestuario Danny Glicker y su equipo también se basaron en las numerosas fotos: “En cuanto al aspecto visual, mi ángel de la guarda se llama Danny Nicoletta. En el San Francisco de los setenta, todo evolucionaba constantemente. La energía de la ciudad atraía más energía. Fue un reto muy agradable para mí, pero era más importante fijarse en los detalles en vez de tener un concepto grandioso”.
“Me gusta la ropa antigua; siempre que puedo, trabajo con prendas genuinas. Pero conseguir los apretadísimos pantalones de los setenta no fue nada fácil. Recorrimos toda la ciudad buscando vaqueros, que no eran nada baratos”.
Sigue diciendo: “La ropa de Harvey no era diferente del resto de los habitantes de Castro. Nadie tenía mucho dinero. Por ejemplo, Cleve Jones me dijo que Harvey casi siempre llevaba lo mismo, y así ocurre en la película. Cuando necesitó más ropa para la campaña política, se compró un par de trajes en una tienda de ropa usada. No tenía dinero para zapatos nuevos. Cuando sacaron el cuerpo después del asesinato, Cleve vio unas suelas con agujeros y supo que era él”.
En cuanto a los otros actores, Glicker dice: “Algunos llevan objetos que pertenecen a las personas que encarnan. Por ejemplo, en varias escenas, Alison Pill lleva el mismo pendiente que Anne Kronenberg, y Lucas Grabeel, un chaleco de Danny Nicoletta. Aunque lo más conmovedor fue cuando Jonathan, el hijo de George Moscone, nos trajo una corbata de su padre para que se la pusiera Victor Garber”.
Los habitantes de San Francisco volvieron atrás en el tiempo. Hubo que descolgar o tapar todas las banderas del Arcoíris porque durante gran parte de la película aún no existía.
Se redecoró la fachada del cine Castro Theatre para que fuera idéntica a la de los setenta. Se restauró y pinto la marquesina, por lo que el cine tiene mejor aspecto ahora que durante los últimos veinte años.
Con la ayuda de Rob Epstein se organizó un visionado de una copia en 35 mm del documental The Times of Harvey Milk en el cine Castro Theater, donde se estrenó en 1984, para que lo vieran los extras antes del rodaje de la manifestación.
El 8 de febrero se filmó una de las secuencias más importantes de la película: la recreación de la manifestación pacífica con velas que unió a decenas de miles de habitantes de San Francisco, sin distinción de edad, raza u orientación sexual, mientras intentaban asimilar la sorpresa, rabia y dolor producidos por el asesinato de Harvey Milk y George Moscone.
Se contrató a varios miles de figurantes, pero también vino mucha gente que había estado el 27 de noviembre de 1978. Cleve Jones y Gilbert Baker pidieron a San Francisco que participara.
Michael London dice: “La ciudad pareció detenerse de nuevo treinta años después. La gente empezó a llegar. Y no venían por estar en una película. En el momento en que empezaron a andar y las cámaras empezaron a grabar, se notaba que estaban ahí de verdad”.
Cleve Jones recuerda la fatídica noche de noviembre cuando “marchamos en silencio por la calle Market. Había gays y heteros, negros y blancos, jóvenes y viejos. Todos estábamos destrozados por el asesinato de dos hombres buenos que amaban profundamente a la ciudad. Cada año volvemos a manifestarnos con velas el 27 de noviembre”.
Sigue diciendo: “Hicimos historia entonces y hemos vuelto a hacerla. Miro a la gente y reconozco a algunos de los que estuvieron hace treinta años. Pero es una sensación agridulce porque la pandemia del sida diezmó este barrio. Miles de personas que se manifestaron entonces ya no están con nosotros. Me alegro de seguir vivo y de haber presenciado la realización de esta película”.
Gus Van Sant dice, entusiasmado: “Ha sido maravilloso tener la ayuda de tanta gente de San Francisco. Nos han prestado una ayuda incomparable. Gracias, San Francisco”.
El efecto acumulativo de las victorias de Milk permanece en la cultura y la política actuales. Mucho ha cambiado para el movimiento gay desde entonces, pero el péndulo sigue oscilando.
Algunos países como Canadá, España y Dinamarca han legalizado los matrimonios homosexuales. Algunos estados como Massachusetts y California han seguido su ejemplo, pero aún queda mucho por decidir. La vida y el amor de mucha gente se verán afectados por estas decisiones.
El presidente saliente George W. Bush apoyaba la Enmienda Federal del Matrimonio que habría cambiado la Constitución estadounidense y prohibido el reconocimiento legal del matrimonio entre dos personas del mismo sexo. Pero el proyecto de ley no llegó al Senado.
Dan Jinks dice: “Ahora hay adolescentes que les dicen a sus padres que son gays; hay políticos gays. Los adelantos conseguidos en esos últimos treinta años se deben sobre todo a personas valientes como Harvey Milk”.
Bruce Cohen añade: “La historia de Harvey Milk es la prueba de lo que un hombre puede hacer y del largo camino que aún queda por recorrer”.
A su vez, Dustin Lance Black comenta: “A mi modo de ver, el gran legado de Harvey es que su historia de esperanza salvó y seguirá salvando a muchos, a mí entre ellos. Los chicos de hoy en día necesitan saber que hay iconos y héroes gays. Espero que la película MI NOMBRE ES HARVEY MILK dé aún más solidez al legado de Harvey Milk”.
Cleve Jones acaba diciendo: “Es importante conocer la historia y aprender de ella. A veces me da miedo que la nueva generación no sepa cuántas personas tuvieron que luchar con todo su ser para obtener la libertad de la que disfrutamos ahora. Pero la lucha aún no ha terminado. La historia está llena de casos de personas aparentemente libres, prósperas y a salvo que descubren la brutal realidad. Estamos ganando, pero podrían arrebatarnos lo conseguido en un abrir y cerrar de ojos”.