- Un ciego dirigirá el estado de Nueva York al sucumbir Spitzer al escándalo sexual
- Paterson, invidente desde niño, fue el senador más joven de la cámara territorial tras su éxito como fiscal
- El Diario Vasco, 2008-03-13 # Mercedes Gallego · DV · Nueva York
«El remordimiento que siento se quedará conmigo para siempre», aseguró Eliot Spitzer al dimitir en medio de un escándalo de prostitutas de lujo. El fiscal al que comparaban con Baltasar Garzón llevaba poco más de un año como gobernador de Nueva York, puesto que, en su lugar, asumirá por primera vez un afroamericano que resulta ser ciego. Será a partir del próximo lunes cuando su adjunto David Paterson ocupe el cargo, una vez que la vida política de Nueva York supere la impresión de oír los sórdidos detalles de la vida oculta del ya ex gobernador y sus amantes.
Su sustituto es un hombre excepcional que, pese a quedarse ciego de niño debido una infección, se graduó en Derecho, hizo un máster en la Universidad de Columbia, trabajó para el fiscal del distrito de Queens, corrió maratones y se convirtió en el senador más joven del estado a los 31 años. «Toda mi vida he tenido el deseo de demostrarle a la gente que está equivocada, que puedo hacer cosas que ellos no creen que soy capaz», dijo cuando fue elegido líder de su partido en el Senado de Nueva York.
Miembro de una dinastía política, Paterson vive en Harlem, como hicieran sus padres y abuelos, pero se crió en Long Island, donde encontró el único colegio que aceptó educarlo entre niños sin problemas de visión. Aunque es legalmente ciego, tiene una mínima visión en el ojo izquierdo, lo que le permite leer brevemente. Para sus exámenes requería de un acompañante que le leyera las preguntas y escribiese sus respuestas. Su intempestiva ascensión al poder fue aceptada ayer por demócratas y republicanos, dado el carácter afable y dialogante que le define. «Tengo una visión para el estado de Nueva York», dijo durante la Convención Nacional del Partido Demócrata en 2004. «No la puedo ver con mis ojos, pero la siento en el corazón», añadió.
Oraciones para todos
Ayer evitó la atención de las cámaras limitándose a emitir un escueto comunicado en el que pedía las oraciones de todos para el gobernador y su esposa, a los que calificó de «amigos cercanos y constantes». Su entrada en la historia de Estados Unidos comenzaba con una despedida hacia el hombre que «ha trabajo duro por la gente de Nueva York», dijo. «Mi corazón está con él y con su familia en estos momentos difíciles».
El llamado 'sheriff de Wall Street' había ganado las elecciones en noviembre de 2006 como si de un paseo se tratara, gracias a ese aura de hombre recto, adalid de la justicia y la moral que había combatido la corrupción con mano firme durante sus ocho años de fiscal. Le plantó cara a los poderosos, que, según algunos, se la habían estado guardando.
La caída de Spitzer llega a través de un servicio de prostitutas de lujo que había frecuentado al menos durante los últimos ocho meses, dejándose más de 80.000 dólares -50.500 euros-, según Associated Press.
No le quedó margen para negarlo. El Gobierno federal había grabado sus conversaciones telefónicas con la casa de citas, tenía facturas de los hoteles y pruebas de sus transferencias bancarias. Todo esto salió a la luz el lunes, como si lo vomitase un volcán, lo que hace pensar en una 'vendetta'.
Si bien al principio se pensó que el 'cliente número 9' era una víctima casual de la investigación, luego se ha sabido que fue el centro y origen de la misma. Su banco informó al Gobierno de transferencias sospechosas que parecían evitar la luz roja de los 10.000 dólares -6.500 euros- y que siempre iban destinadas a empresas fantasma.
La Fiscalía aduce que temía que el ya ex gobernador fuera víctima de un soborno o estuviera implicado en un caso de corrupción, pero una vez que rastreó a Emperos Club VIP como el receptor de ese dinero, no recurrió al viejo sistema de enviar a un policía encubierto para desnudar la trama de prostitución, sino que pidió autorización judicial para intervenir los teléfonos y cazar a Spitzer in fraganti.
La noticia se filtró a 'The New York Times' dos días después de que se informase al político cazado de su situación.
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