- Ez gaude salgay
- Aquí no hay K(i)en Folle(t)
- EHGAM-DOK, 2008-05-21 # Sejo Carrascosa
Querida amiga.
Me he sentido impelida a escribirte tras leer el artículo, que en el suplemento de viajes, sacaba el periódico del grupo Vocento El Correo, sobre el tríptico y la campaña realizados por el ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz para ofertar diferentes atractivos de la ciudad con el objeto de convertirla en destino turístico para el público homosexual.
En él no solo abundan incorrecciones y fantasías, sino que se puede vislumbrar el gran desconocimiento que tienen nuestros próceres municipales de la realidad GLT de la ciudad que gobiernan y, lo que es más, qué tipo de homosexualidad es la que les parece ideal para esta su/nuestra ciudad.
Ya nos has hecho alguna visita y has podido comprobar por ti misma que ésta es una ciudad pequeña pero amable, con tradición eclesial y militar, con ese toque tosco y provinciano que la hace “tolerante” porque como tal, provinciana ella, se permite ignorar las novedades, tildándolas de ajenas. Tú misma te habrás quedado alucinada al ver que el ayuntamiento la quiere vender como un destino “gay friendly”, incluso te habrás preguntado si el mismo ayuntamiento ha dispuesto una batería de medidas para acercarse a ese objetivo. Pues no, querida, no. Asistes, como nosotras, a otra de las cortinas de humo a las que nos tiene acostumbradas la casta política.
No, querida amiga, no; seguimos sin una oficina antidiscriminatoria o de un observatorio de la homofobia, donde la comunidad GLT, y aquí entran también las personas que sufren diferentes formas de Bulling en su infancia, pudiera denunciar los actos que conculcan su derechos, esto además serviría para que así se tuviera algún indicador sobre la homofobia en la ciudad y no valoraciones totalmente personales, sobre si se ven, o no, parejas del mismo sexo de la mano por las calles principales de nuestra ciudad, cosa que a todas luces no nos parece sea el barómetro de la homofobia de la urbe.
Tampoco parece que haya mucha intención de crear una concejalía de igualdad donde deben estar incluidas, además de políticas hacia otros grupos sociales discriminados, las políticas de igualdad hacia el colectivo GLT. Algo coherente, si tenemos en cuenta que en la corporación solo alguno de sus miembros aparece “coram populo” fuera de la norma heterosexual, y por supuesto siempre será un hombre; tú ya sabes que las lesbianas no existimos ni en la calle, ni, por mucha ley de igualdad y mucha directriz de paridad que haya, mucho menos en la política, aunque sea en la municipal y, dicen como tal, más cercana.
Y qué decir de la creación de un programa para formar a los trabajadores y trabajadoras de los distintos servicios municipales, con especial hincapié en la policía municipal, donde todas sabemos que el concepto de seguridad y autoridad esta íntimamente ligado a los valores patriarcales y machista con sus consabidos resultados, sobre la realidad, singularidades y necesidades de la población GLT.
No vemos, por ninguna parte campañas que fomenten la visibilidad de gays, lesbianas y transexuales a través de campañas específicas, con su inclusión de forma normalizada en las campañas institucionales (al igual que en anuncios de transporte público aparecen parejas heterosexuales, pueden aparecer también parejas homosexuales, por citar un ejemplo. Todavía no nos hemos planteado que sea Mary Poppins la que baje en vez de Zeledon).
Ni creemos que esté garantizado nuestro acceso en condiciones de igualdad a los distintos servicios y programas, respetando y reconociendo nuestro propio estilo de vida.
Ni sabemos cómo se va a lograr la normalización y aceptación en materia de libertad sexual, sin promover una cultura de valores no discriminatoria y respetuosa con la orientación sexual de cada una de nosotras, por supuesto que ajenamente a nuestro poder adquisitivo y nuestra capacidad de consumo; es más, no estaría de más intentar comprender cómo la precariedad se encarna en los sectores más desfavorecidos de la sociedad y cómo combatirla, y cómo nosotras podemos ser, y somos, uno de esos sectores.
También, como hemos hablado otras veces, se podría hacer mucho en el tema de nuestra salud, porque aunque sepamos que el VIH/SIDA no afecta sólo a determinados colectivos, y que esto nos ha permitido superar la estigmatización que inicialmente sufrimos por nuestra realidad homosexual y transexual, al contrario, en muchas ocasiones ha generado un vacío en cuanto a servicios y campañas dirigidas a esta dolorosa realidad, sin atender a las personas seropositivas con situación de dependencia, garantizando el pleno respeto a su estilo de vida. Sin fomentar el uso y distribución generalizada de preservativos. Promoviendo campañas específicas para la prevención del VIH/SIDA y otras ITS en la población gay, lésbica y transexual. Población, esta última, mucho más invisibilizada que las lesbianas, si cabe, a la que habría que incluir en los servicios municipales de salud con los tratamientos específicos que necesiten durante el proceso de cambio de género.
Tampoco hablaremos de las migajas que dan a las asociaciones GLT, que aunque muchas veces pequen de poco rigor y menor evaluación, no tienen ni punto de comparación con el monto que pillan todas las estructuras dependientes de la secta vaticanista, incumpliendo sus propias leyes en las que dicen no subvencionar a entidades en las que se discrimine a las mujeres. Claro que igual, piensan, y dentro de las últimas teorías “queer”, que es el uso de faldas el que determina el género y por eso no dudan de participar en múltiples manifestaciones y procesiones justificando, y en nombre de la tradición (cada vez que oigo esta palabra me viene a la cabeza el Alarde como una pesadilla), una estructura que se ha caracterizado por su homofobia y misoginia, y que no duda en propagar el odio contra los grupos que luchan por profundizar en la igualdad y en la democracia, mientras siguen llenando sus arcas lavando el cerebro de la infancia con miedos, sufrimiento y frustraciones, desde sus colegios concertados.
Cabría esperar algún golpe de efecto como la gallardía del ayuntamiento de Ámsterdam al dedicar unas horas al día de un espacio en un céntrico parque para el esparcimiento y recreo de la población GLT. Pero ni eso. Al contrario, mientras la población heterosexual puede hacer ostentación de su deseo en cualquier sitio, los pocos espacios que se dedican a estos menesteres en nuestra ciudad se han visto sistemáticamente mutilados, cuando no negados o perseguidos en aras de esa, ética sin ningún rigor, llamada moral publica o de las manidas buenas costumbres.
Pero volvamos al tríptico y la campaña realizada por este “nuestro” ayuntamiento. Como tu bien sabes los bares GLT de nuestra ciudad se pueden contar con menos de los dedos de una mano y que no viven su mejor momento, que aquí en Vitoria-Gasteiz, como en otras pequeñas ciudades, las personas GLT participamos de ese exilio a las grandes ciudades donde intentamos encontrar una comunidad algo más interesante, bien por su cantidad o por su calidad, y que este tipo de desplazamientos no es único en nuestras latitudes, sino que es propio de los países occidentales y de sus grandes ciudades, donde se constituyen relaciones comunitarias basadas en nuestros deseos, resistencias y modos de vida. Curioso fenómeno, este de la migración a la que nos vemos forzadas desde un primer sentimiento de supervivencia, que no parece interesar ni a la sociología ni a estos “nuestros” políticos. Bien, pues alguno de estos bares están colocados mal en el mapa en el que se supone tienen que regirse las visitas GLT a nuestra ciudad. Volvamos, insisto, a las intenciones que subyacen en iniciativas como ésta; y es que el verdadero mensaje de esta campaña es el modelo e imagen que quieren potenciar de nuestras realidades, de nuestros cuerpos y de nuestros deseos.
Parece ser que el gayblancooccidentalclasemedia es uno de los objetivos del personal técnico encargado de expender el atractivo turístico de nuestra ciudad, y que los responsables municipales, en ausencia de otros datos, creen que ésta es la forma de acabar con las desigualdades y el sufrimiento de un sector de la población; o lo que es peor, se puede obviar tanto el sufrimiento como la desigualdad, en aras, por supuesto y únicamente, de un desarrollo económico. Muchas creemos que no. Que se puede conseguir que nuestra ciudad sea atractiva por miles de cosas, y no solo por dejarte los euros sin que te partan la cara. Estaría bueno.
Y por cierto, y hablando de economía. ¿Se habrán asegurado nuestros “responsables” (sic) municipales de las condiciones laborales del personal trabajador de los establecimientos que publicitan?. Y, ¿del servicio que dan? ¿Te acuerdas de aquella discoteca en la que el agua del servicio estaba cortada para que tuviéramos que pagarla en la barra? Y no hablaremos de los precios de las consumiciones y servicios, eso sería entrar en cuestiones como el anticapitalismo cosa que parece no haber lugar en las instituciones regidas por “socialistas”.
En fin, ven cuando quieras, haciendo caso omiso a las informaciones institucionales, ya sabes que, desde siempre, hemos utilizado la información, la nuestra, para poder movernos por los sitios sin peligro, y siempre hemos sido conscientes de que con más pelas menos agresiones (Perdón, esto también es anticapitalista y tiene que ver con clases sociales. Que antigua soy y que mal gusto tengo). Lo pasaremos bien, como siempre, iremos a lugares donde no haya que pedir un crédito para comernos un pintxo y un vino, iremos a los bares GLT y a otros que nos interesen, que no necesariamente serán Gayfriendly (Te acuerdas que a estos bares antes se los llamaba bares de pijos sin más, luego fueron modernos, después de diseño y ahora “Gay friendly”… (Fíjate, que con ese nombre ya se convierten en sujetos de transformación liberadora social… Quién nos lo iba a decir)
Si te quedas algún día más podemos ir a Bilbao donde hay cancaneo de verdad, porque aquí, por mucho atractivo, de cara a la galería, que haya, sabemos que no hay K(i)en Folle(t)
Te esperan tus amigas.
Musu handi bat