- La Diputación ofrecerá asistencia legal previa a la denuncia a las víctimas de malos tratos
- Trece mujeres han sido atendidas en el nuevo centro de acogida de urgencia desde agosto
- El Plan Gipuzkoa integra y coordina los recursos de atención y asilo disponibles para casos de violencia de género
- Noticias de Gipuzkoa, 2008-10-23 # Arantzazu Zabaleta · Donostia
Las mujeres que sufran violencia de género contarán, en breve, con asistencia legal previa antes incluso de interponer una denuncia. La Diputación está a punto de firmar un acuerdo con el Colegio Oficial de Abogados de Gipuzkoa para ofrecer este servicio, después de constatar que muchas de las demandas que una mujer presenta contra su pareja o ex-pareja las retira ella misma. Así, el Departamento de Política Social pretende asesorar a las víctimas también antes de acudir al juzgado para que un letrado les explique exactamente cuál es el proceso que se sigue tras la denuncia y qué implica, antes de que la presenten (la asistencia jurídica posterior la garantiza ya el Gobierno Vasco).
Este acuerdo para ofrecer asistencia legal previa se integra en el Plan Gipuzkoa de Atención a Mujeres Víctimas de Violencia de Género, un programa que ha integrado los servicios de asistencia que, en colaboración con los servicios sociales de los ayuntamientos del territorio, ofrece la Diputación a las víctimas de la violencia machista. El objetivo del programa es establecer y coordinar un marco de actuación que permite reforzar y mejorar los recursos actuales y crear otros nuevos, desde la atención inmediata hasta la reinserción social. Entre esos recursos, destaca la inauguración del centro de acogida de urgencia para víctimas de malos tratos, por el que, en dos meses, han pasado ya trece mujeres y 16 niños, la mayoría menores de diez años.
"Se trataba de crear un programa que trasciende el nuevo recurso", explica la directora general de Inserción Social y Empleo de la Institución foral, Itziar Usabiaga, en referencia al nuevo centro de acogida de urgencia. Así, el plan articula la atención inmediata, la asistencia psicológica y jurídica, el propio centro de acogida y pisos puente en diversas comarcas.
El primer paso, la atención más inmediata, la suelen desarrollar los servicios sociales de los ayuntamientos o, en el caso de que haya agresiones, los servicios sanitarios, las policías locales o la Ertzaintza. A partir de ahí, se deriva a la víctima al programa establecido por la Diputación. En ese primer momento, gracias a un convenio con el Colegio Oficial de Psicólogos, hay un equipo de 87 profesionales repartidos por todas las comarcas del territorio y con formación específica relacionada con la violencia de género que acompañan a esas mujeres. "Esto ya estaba en marcha en Gipuzkoa, que es el único lugar donde funciona el servicio como tal", explica Usabiaga.
Al margen de la colaboración con este equipo de psicólogos, la Diputación ultima el citado acuerdo con el Colegio de Abogados de Gipuzkoa, para que las mujeres sean conscientes de todo lo que implica una denuncia cuando acudan a los tribunales.
A partir de ese primer momento, los profesionales son los que valoran la situación junto con la propia víctima antes de decidir el siguiente paso. "Muchas veces pueden volver a casa porque los hombres suelen salir del hogar", explica la directora de Inserción Social y Empleo. Sin embargo, en los casos en los que la vuelta a casa no es posible, desde agosto hay un nuevo recurso disponible, el centro de acogida de urgencia.
En Donostia, el Ayuntamiento ya cuenta con un centro similar y la propia Diputación también tenía anteriormente pisos en los que poder alojar a las mujeres, aunque el nuevo centro, ubicado en un edificio céntrico de una localidad cuyo nombre no se desvelará para garantizar la privacidad de las usuarias, dispone de la atención de un equipo de profesionales las 24 horas y de pequeños apartamentos.
Las instalaciones, con capacidad para 19 mujeres, se abrieron el 18 de agosto y, desde entonces, siempre han acogido a alguna mujer, en la práctica totalidad de los casos con hijos a su cargo. Concretamente, con las trece mujeres que han acudido al centro, han llegado 16 niños, quince de ellos (ocho niñas y siete niños) menores de diez años. El objetivo de las instalaciones es la acogida inmediata por lo que, en su mayoría, han pasado sólo unos días allí. En ese tiempo, los educadores y psicólogos del centro ayudan a las mujeres a buscar soluciones más estables, que la mayoría de las veces pasan, si no se puede regresar al hogar, por acudir a casa de familiares. En caso de que no sea posible, se recurre a otro tipo de recursos disponibles tanto en la Diputación como en los ayuntamientos guipuzcoanos. Los pisos puente constituyen la última fase del programa de atención a víctimas de violencia de género, aunque el seguimiento a las mujeres continúa por parte de los asistentes sociales hasta su completa reinserción.
De cualquier modo, Usabiaga resalta que, en todo caso, la decisión de dónde acudir tras esos días en las nuevas instalaciones es de la propia mujer, que en esa situación suele estar bastante confundida y necesita ese apoyo profesional antes de tomar una decisión.
Tras estos dos primeros meses de funcionamiento, la directora foral hace una valoración positiva del funcionamiento del centro. El hecho de que, además de profesionales, las mujeres se encuentren en las instalaciones con otras personas en una situación similar, también les ayuda.
En los últimos dos años, las cifras de mujeres víctimas de violencia de género que acuden a los servicios de la Diputación se mantienen estables. Usabiaga concreta que en 2007 acudieron un total de 589 personas, aunque algo más de 200 eran víctimas que seguían en el programa desde el año anterior. Si bien la gran mayoría eran mujeres, también ha habido algunos hombres que han solicitado atención por violencia de género.
De todas esas personas, alrededor de una quinta parte serían extranjeras, un porcentaje muy alto si se considera que la población foránea no alcanza el 5% del total en Gipuzkoa. En esos casos, el hecho de carecer de un entorno familiar también dificulta su reinserción.