- Historias contadas para hacer visible el VIH
- Visita a la primera clínica pública mexicana para personas con sida
- El Litoral, 2008-08-26 # Mariana Rivera
Días antes de la XVII Conferencia Internacional sobre el Sida, realizada del 3 al 8 de agosto en México, un grupo de periodistas fueron capacitados para su cobertura. La actividad también incluyó la visita de un centro modelo ambulatorio para la atención de pacientes con VIH del Distrito Federal, la primera experiencia en el país. En su mayoría son personas en situación de extrema pobreza, incluso muchas que viven en la calle.
"Me pueden llamar Charly" comenzó diciendo uno de los pacientes con VIH de la Clínica Especializada Condesa en la ciudad de México, de 42 años, quien está bajo tratamiento desde 2003.
El pedido de resguardo de su identidad -al igual que la de sus pares que quisieron dar su testimonio de vida- fue respetado por los periodistas que estábamos recorriendo el primer centro público de esa ciudad de 25 millones de habitantes, que se especializa en brindar tratamiento ambulatorio gratuito a las personas con VIH/Sida.
Y continuó: "Tener atención médica fue importante porque hace 5 años no había acceso a la medicación por el alto costo o por la homofobia a la gente homosexual, porque yo soy homosexual. Esto me hizo adquirir un compromiso con esta clínica y con mi persona para hacer un buen tratamiento, hasta que mi cuerpo aguante. Tenía un grupo de amigos y éramos unos 30 y están casi todos muertos por no tener un tratamiento".
La Clínica Condesa depende de la Secretaría de Salud del Distrito Federal de México y lleva como logo dos manos juntas -como ofreciendo ayuda- que están sosteniendo el lazo rojo que identifica al VIH/Sida. Su eslogan dice: "Tu salud nos mueve".
Un grupo de 60 periodistas y comunicadores de más de 40 países del mundo participamos del Taller "The Global Media Training Program on HIV/AIDS", organizado por la National Press Foundation, de Estados Unidos, en el marco de la XVII Conferencia Internacional sobre el Sida que se desarrolló en México, del 3 al 8 de agosto pasado.
Esta capacitación -que surge de una alianza de esta fundación con la Sociedad Internacional de Sida y es patrocinada por Bill & Melinda Gates Foundation y los laboratorios Merck y Abott; entre otras corporaciones y empresas- incluyó la visita de la Clínica Condesa y una charla con sus autoridades y el equipo de profesionales de la salud. Posteriormente, y previa consulta a los pacientes, pudimos dialogar con quienes voluntariamente se prestaron a dar sus testimonios, aunque prefirieron preservar sus identidades.
Charly volvió a tomar la palabra: "Me infecté por la vía sexual. La información en aquel entonces era muy poca y no había garantías de que alguien tuviera relaciones con otra persona y estuviera sana. Ni siquiera servía preguntarle porque era una forma de discrminarla más todavía".
Por último, opinó que "el tratamiento es bueno y gratuito y la atención en la clínica es excelente, desde la recepción, las trabajadoras sociales, los doctores, las enfermeras, los infectólogos, los dentistas, los patólogos. Los digo en este orden porque es así como vamos pasando por los distintos sectores cuando ingresamos. La gente que me conoce sabe que vengo aquí; eso no me importa a mí pero sí las consecuencias de esta discriminación hacia mi familia".
Charly tuvo que dejar de trabajar porque cada vez que tenía que pedir autorización para ir a retirar los medicamentos, una vez por mes, a la Clínica Condesa le significaba buscar alguna nueva excusa para justificar su salida.
Otras voces
El caso de María del Carmen es distinto al de Charly. Trabajaba en un consultorio odontológico y por falta de información en relación a las medidas de prevención para evitar el contacto con el VIH se pinchó con una aguja infectada que estaba manipulando.
"Sigo teniendo el problema del VIH pero le doy gracias a Dios porque me tocó un buen médico. Sí tuve este problema y gracias a Dios y a los medicamentos estoy saliendo, porque estoy engordando, como verán", dijo esta sencilla señora que enfrenta su realidad con una sonrisa pero que a diario padece discriminación por estar infectada incluso dentro de su propia familia, por parte de una de sus tres hijas.
María del Carmen explicó -con sus palabras- que "trabajaba en la clínica de un dentista y me piqué con una jeringa. No sabía pero cuando me enfermé me hicieron los análisis y salí con VIH. Lo había visto en la televisión pero nunca supuse que iba a salir con esta infección. Yo era ignorante sobre este tema y por eso la gente debe cuidarse".
Respecto a la actitud tomada por una de sus hijas, contó que "conoció la noticia y me hizo a un lado, a pesar de que sigue viviendo en mi casa: no me besa, no me abraza y ni siquiera come de la comida que le hago. Es mi pena y mi desconsuelo. Ella tiene hijos y no sabe si alguno de ellos también podrá estar enfermo". A pesar de esto, dijo haber encontrado "gente que me quiere y no me discrimina en la clínica, que nos dan confianza y amor". Por último, quiso "mandar un abrazo para todos los infectados del mundo y quiero que sepan que hay medicación; que tengan fe en Dios y en los médicos".
Javier fue otro de los pacientes con VIH que accedió a charlar con los periodistas. "Soy portador del VIH y vivo desde hace 11 años en una casa de recuperación por alcoholismo y drogas. Le doy gracias a Dios porque me tocaron buenos doctores. Me estoy recuperando y le digo a Dios que haga una vacuna para esta enfermedad, que es progresiva y mortal. En este siglo podrá salir, si Dios nos presta vida", se presentó.
Y explicó: "No supe en realidad cómo obtuve esta enfermedad porque durante muchos años me inyecté heroína tanto en Tijuana como después en la cárcel de la ciudad de México. También con gente de ese tiempo en distintas áreas de esta ciudad. No supe si fue a través de una inyección o de un acto sexual". De todas maneras, aseguró que continúa manteniendo relaciones sexuales pero con protección, usando preservativos.
"Le pido a la gente que sea conciente de las cosas si no sabe sobre este mal de la humanidad que es esta enfermedad. Le doy gracias a mi ser superior que me mantiene vivo. Mi familia me quiere y no me ha rechazado pero quiero que haya una vacuna para que el mundo se cure de esta enfermedad porque sí nos discrminan", aseguró con los ojos llenos de lágrimas. Y se excusó: "Disculpen que me exprese así pero es mi sentir. Le quiero decir a todo el mundo que Dios está aquí y está viendo por nosotros".
Las más vulnerables
Rebeca también tuvo la palabra: "Llevo cinco años con este problema del VIH y estoy agradecida a la institución porque están muy capacitados. Hay medicamentos y mucha humanidad en la gente que nos atiende. Espero que llegue la vacuna".
Consultada en relación a la forma en que contrajo el virus, Rebeca dijo con sinceridad: "Soy alcohólica y he tenido dos parejas. Cuando tomaba, hace 6 años, tomé un taxi para ir a mi casa. Lo único que me acuerdo es que amanecí en un hotel. Me imagino que me contagié de esa persona porque los hombres con los que conviví son muy sanos y están bien. Creo que así fue porque no hay otra explicación".
Y agregó: "En mi familia todos saben de mi enfermedad pero no mis vecinos. Me comprenden y tengo mucho amor y apoyo de ellos. Después de lo que me pasó me abstuve completamente del sexo; me sirvió una vez para aprender la lección".
Por último, Adriana contó su historia de vida: "Me infecté en 2004 por mi esposo, quien consumía drogas; creo que ésa fue la manera. Fue mi única pareja y sigue en las drogas. Sé que está enfermo pero no se atiende. Llegué a la clínica muy mal. Estuve deambulando en diferentes hospitales durante dos o tres meses y mi enfermedad aumentaba. Luego llegué a esta clínica y gracias al tratamiento y a las atenciones médicas que recibí estoy viva. Mi esposo me abandonó y ahora tengo una nueva pareja, que está sana y sabe de mi enfermedad. Usamos condón todas las veces que tenemos relaciones sexuales".
Como efectos no deseados de la medicación que toma varias veces al día -al igual que los demás pacientes-, Adriana reconoció que "los medicamentos te pican los dientes y si son fuertes te dan sueño. Pero los médicos controlan esto".
Por último, Adriana comentó que "me preocupa que la gente me vea llegar a la clínica pero, por otra parte, les estoy mostrando que la enfermedad es controlable", al tiempo que opinó que "lo importante no sería la vacuna para esta enfermedad sino la responsabilidad de cada uno de su propia vida. No voy a poner mi vida en las manos de nadie".
Prevenir para no lamentar
Gracias al tratamiento que reciben en la Clínica Condesa, los pacientes con los que charlamos tienen controlada su enfermedad, ya que no se detectan los linfocitos CD4 (células de la inmunidad) en su sangre.
Todos dijeron poder llevar "una vida bastante digna" a partir de tener acceso al tratamiento con medicamentos antirretrovirales gratuitos, pero advirtieron que son discriminados por la sociedad en donde viven a través de diferentes formas como miradas, rechazo manifiesto o visibles actitudes de discriminación.
Por estos motivos, insistieron en reclamar "educar a los políticos y a la población (sobre esta enfermedad) para que se acabe con la discriminación y promover el uso del preservativo (para evitar el contagio del virus). Hay mucha gente, sobre todo hombres, que no quieren usar el condón y después sólo viene el llanto y el lamento".
Casi todos reciben una modesta ayuda económica y de alimentos del gobierno de la ciudad, ya que actualmente no tienen empleo o no les alcanza el dinero con la actividad que realizan, pero aclararon que este programa no continúa hoy en día para nuevos pacientes con VIH.
También participaron de la presentación de la Clínica Especializada Condesa el Dr. José Cuauhtémoc Vizcarra Diego, coordinador del Programa de VIH del Distrito Federal de México; el Dr. Francisco Osuna Sánchez, director de atención médica de la Secretaría de Salud Pública de México DF; el Dr. Arturo Gaytán Becerril, secretario de salud; Silvia Panebianco, secretaria técnica de la Academia Nacional de Derechos Humanos; el Dr. Eduardo Casillas, médico infectólogo; Mary Medina, jefa de Enfermería; y Norma Becerra, a cargo de la sección de Trabajo Social de la Clínica.
Combatir la discriminación
La Clínica Condesa atiende gratuitamente sólo a personas con VIH/Sida que viven en México DF, aunque si llegan de otras ciudades también se les brinda la asistencia. Su directora, Dra. Andrea González, explicó que "el primer centro fue abierto en 1988 y estaba destinado a atender a personas de zonas marginadas, pero posteriormente, en 1998, se convirtió en la primera unidad de atención de personas con VIH en la ciudad".
También dijo que estuvo cerrada durante seis meses para hacerle remodelaciones, de manera de sumar cuatro nuevas especialidades pero esencialmente refundar el Programa de VIH en la ciudad. Cuenta con más de 20 consultorios de especialidades médicas, entre ellas Odontología, ya que los pacientes con VIH no eran atendidos por los odontólogos del sistema público de salud de esa ciudad.
Cuenta con fondos del gobierno de la Ciudad de México y de la Nación, pero ésta también provee los medicamentos. Más de 8.270 pacientes reciben atención ambulatoria y casi 4.000 están bajo tratamiento con antirretrovirales.
Su política de trabajo está basada en la no discriminación de los pacientes; la privacidad y confidencialidad; el acceso y la atención médica integral; el acceso a información veraz y oportuna; y el apoyo social y de seguridad en el trabajo.
En este sentido, su directora opinó que "lo más importante son los usuarios y por eso el personal está sensibilizado y comprometido con la atención de las personas con VIH. Tenemos una política de respeto a los derechos humanos y a combatir la discriminación, como uno de los derechos fundamentales. Pero nos queda mucho por hacer, ya que nuestra ciudad es la que tiene más infectados de VIH".
Entre el staff de profesionales hay dos pediatras pero advirtieron que "no tenemos casos de niños que nacieron con VIH porque está sirviendo la detección temprana de esta enfermedad en la madre embarazada", para que se puedan tomar las medidas necesarias para no transmitir el virus al bebé durante el alumbramiento, el parto o el amamantamiento. El infectólogo aseguró que "no perdemos oportunidad de pedir los tests del VIH a las personas porque sabemos que hay muchos que no saben su status. En el país tenemos unas 33.000 infectadas de VIH".
Los responsables también explicaron que hasta el momento sólo trabaja un nutricionista en la clínica porque "el paciente no está acostumbrado a un régimen alimentario especial que pueda acompañar al tratamiento que cada uno recibe". Sin embargo, aseguraron que apuntan a trabajar fuertemente en este sentido.
El sector de farmacia está bien organizado para satisfacer la alta demanda. Cada paciente retira sus medicamentos -tanto para VIH, antirretrovirales, como para tratar las otras enfermedades oportunistas que aparecen- con la prescripción médica el día del mes que le corresponde. Si los pacientes requieren ser internados por alguna urgencia son llevados a los hospitales públicos que integran la red de establecimientos de salud la ciudad, en el segundo o tercer nivel de atención, según la patología.
A tener en cuenta
La Ciudad de México aprobó recientemente una legislación que admite la denominada sociedad de convivencia, es decir, integrada por parejas del mismo sexo, y hace un año fue legalizado el aborto antes de las 12 semanas de gestación. También reestructuró su Programa de Prevención del VIH, cuyo objetivo es ofrecer acceso universal a la prevención y atención integral de esta enfermedad.
Representante local
La Lic. Mariana Rivera, redactora de El Litoral, obtuvo una beca para participar del Taller The Global Media Training Program on HIV/AIDS, ofrecido por la National Press Foundation, y para cubrir la XVII Conferencia Internacional sobre el Sida, que fuera organizada por la Sociedad Internacional de Sida (IAS, por su siglas en inglés).
El taller estuvo orientado a entregar información actualizada a los comunicadores acerca del VIH, los hallazgos de las nuevas investigaciones, los últimos datos de la epidemia y el impacto en las poblaciones. Pero también ofreció asesoramiento sobre la cobertura periodística de la Conferencia y presentaciones de expertos en cada una de las áreas prioritarias para la respuesta a la epidemia. Entre los oradores se contaron el Dr. Luis Soto Ramírez, vicepresidente de la Conferencia Internacional sobre el Sida 2008; Vivian López, directora regional sobre VIH/Sida de Unicef para América Latina y el Caribe; o la Dra. Mabel Blanco, de la Coalición Internacional por la Salud de las Mujeres.