- El líder sirio provoca protestas en París
- Bachar al-Asad centró la atención de la parada militar del 14 de julio, a la que asistieron los participantes en la cumbre euromediterránea
- La Rioja, 2008-07-15 # Fernando Iturribarria · Paris
Con la satisfacción propia de quien rompe una larga cuarentena diplomática, el presidente sirio, Bachar al-Asad, fue ayer el centro de atención y foco de algunas protestas en el desfile por los Campos Elíseos del 14 de julio, día de la fiesta nacional francesa. Casi todos los líderes de los 43 países que habían asistido la víspera en París a la cumbre euromediterránea aceptaron la invitación del presidente francés, Nicolas Sarkozy, para asistir a la parada militar desde la tribuna de honor instalada en la plaza de la Concordia.
Antes de que comenzaran a desfilar 4.400 soldados, encabezados por un destacamento de 154 cascos azules en misiones de paz en el Líbano, Chipre y el Golán, la Policía detuvo a un grupo de militantes de Reporteros Sin Fronteras (RSF) que gritaban «Libertad en Siria» en un punto del recorrido. Los manifestantes, que vestían camisetas con la imagen de Al-Asad y la leyenda 'Depredador de la libertad de prensa', pretendían enarbolar retratos de periodistas encarcelados en Siria, Túnez, Egipto y Marruecos.
«El 14 de Julio conmemora la toma de la Bastilla, símbolo de la lucha contra el autoritarismo, y nos encontramos con uno de los peores dictadores de Oriente Próximo en la tribuna, celebrado como si fuera un demócrata», declaró Vincent Brossel, uno de los responsables de RSF. Los ocho detenidos fueron puestos en libertad cuatro horas después, cuando el desfile ya había concluido con el aterrizaje delante del palco de autoridades de paracaidistas que desplegaron las banderas de la ONU, europea y francesa.
Una quincena de militantes de 'Act Up' también fue arrestada cuando intentaba manifestarse ante la Embajada de Siria para denunciar «la homofobia reinante en ese país». Esta asociación de lucha contra el sida explicó en un comunicado que había previsto acudir ante las representaciones diplomáticas de varios de los estados invitados al 14 de julio.
El primer ministro israelí, Ehud Olmert, presenció el desfile en la misma tribuna que Al-Asad. Pero los servicios de protocolo habían colocado en posiciones alejadas a los mandatarios de dos países que siguen formalmente en guerra desde 1948. El presidente sirio se separó un poco en el momento en que el líder israelí estrechaba la mano de otros dirigentes.
La víspera se había ausentado media hora antes del discurso pronunciado por Olmert ante el plenario de la cumbre euromediterránea. También se negó a posar juntos en una foto porque esperaba «resultados concretos y no simbólicos que pudieran crear polémica», alegó ayer.
Comida en el Elíseo
En declaraciones radiofónicas, Al-Asad atribuyó las protestas en su contra al «ruido político» por razones de política interna francesa «en las que no me voy a entretener». Luego, cuando acudía al almuerzo de honor, mostró su alegría por una jornada «maravillosa» y recordó que «estaba aquí hace 29 años, este mismo día, pero como estudiante».
A la comida, ofrecida por Sarkozy y su esposa, Carla Bruni, también asistieron Olmert, el secretario general de la ONU, Ban-Ki-moon; el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso; y el presidente del Consejo italiano, Silvio Berlusconi, entre otros dirigentes. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, regresó a España tras el desfile. Por su parte, Ingrid Betancourt recibió la insignia de la Legión de Honor. «Voy a hablar en español porque éste es un momento que le dedico a Colombia y a mis compañeros, que vivieron conmigo tantos momentos difíciles», dijo la ex rehén de las FARC en las escalinatas del palacio presidencial francés flanqueada por su familia y por el jefe del Estado galo.
«Esta condecoración, que no me merezco, es para ellos, para todos aquellos que fueron liberados conmigo el 2 de julio», añadió, nombrando a continuación a todos ellos. También quiso hacer un reconocimiento a «los que nunca podrán volver», a los que murieron en cautividad y «a los que están esperando su turno».