- Putin y la nueva Bizancio
- Un influyente sacerdote ortodoxo advierte de que Rusia corrre el peligro del antiguo imperio si sucumbe a Occidente
- El País, 2008-02-01 # Pilar Bonet · Moscú
El archimandrita y prior de un monasterio ortodoxo Tijon Shevkunov, considerado cercano al presidente de Rusia, Vladímir Putin, fustigó a Occidente por su codicia y tendencia a las reformas en un documental estrenado el jueves en el canal estatal de la televisión rusa.
Putin es un cristiano ortodoxo practicante y Tijon le ha acompañado en sus visitas a monasterios de provincias y en citas religiosas en el extranjero. Algunos medios rusos mantienen que el archimandrita, representante de una corriente conservadora, es también el padre espiritual del presidente. En todo caso, el sacerdote dispuso de más de una hora en un espacio televisivo privilegiado.
Diplomado en cine, Tijon escribió el guión y fue protagonista del documental El desmoronamiento del Imperio. La lección de Bizancio. Formalmente, la cinta está dedicada al Imperio Romano Oriental, desaparecido con la toma de Constantinopla (hoy Estambul) por los turcos en 1453. Sin embargo, Tijon utilizó Bizancio como excusa para hablar de la Rusia actual.
"El odio vengativo de Occidente hacia Bizancio y sus herederos, totalmente inexplicable incluso para ellos mismos, hasta un muy profundo nivel genético, aunque parezca paradójico sigue hasta ahora. Sin comprender este hecho sorprendente pero indudable, nos arriesgamos a no comprender no sólo la historia lejana sino la historia del siglo XX e incluso del XXI", afirmaba Tijon, que atribuyó la decadencia bizantina a la traición a dos principios: la identificación entre el Estado y la religión y la observancia de las tradiciones conservadoras y autóctonas del Estado fuerte y centralizado.
Dejando volar su fantasía por la historia, el sacerdote aplicó de forma mecánica los problemas de Rusia a Bizancio para sacar conclusiones actuales. Tijon se refirió a los oligarcas bizantinos residentes en Roma y estudiantes bizantinos ricos en aquella ciudad (una alusión a Borís Berezovski y al papel del Reino Unido como tierra de acogida de rusos) y también a un oligarca encarcelado en la periferia del imperio (en alusión a Mijaíl Jodorkovski).
En un recorrido por Venecia, Roma y Estambul, el archimandrita Tijon, en sotana y con una cruz al cuello, acusó a Occidente de despojar a Bizancio de sus riquezas e imponerle sus reformas (el Ejército profesional y el ingreso en la Organización Mundial de Comercio de la época). Tijon representó al adversario ideológico como una máscara veneciana y también como cerdos en plena comilona. "El documental de Tijon es un instrumento de propaganda que parte de la idea de Rusia como fortaleza acosada para aglutinar a la sociedad sobre una base antioccidental", señala el analista Vladímir Pribylovski, según el cual quienes aventan ese estado de ánimo con fines políticos "tienen dinero, vivienda, cuentas corrientes e hijos estudiando en Occidente".
La cinta se enmarca también en los intentos de la Iglesia ortodoxa por lograr más protagonismo. Una de las preocupaciones de la Iglesia hoy es que el favorito del Kremlin, Dmitri Medvédev, resulte demasiado prooccidental.
Según el padre Tijon, un "gran problema" de Bizancio fue "el cambio frecuente de orientación política". Con el cambio de emperador, señalaba, a menudo, cambiaba también radicalmente la orientación del imperio y eso debilitaba al país. "Hubo incluso un periodo cuando los emperadores cambiaban cada cuatro años como media" y en esas condiciones era difícil realizar "proyectos estatales de envergadura que exigían muchos años de trabajo consecuente".
Hubo emperadores fuertes como Vasili II que tomó la dirección del imperio tras una "gravísima crisis", en la que el país "había sido privatizado por la oligarquía". Vasili II acabó con los movimientos separatistas en la periferia, aplastó a los gobernadores revoltosos y a los oligarcas, luego hizo una purga en el Gobierno, confiscó enormes sumas robadas e incrementó el tesoro público a "unas sumas sin precedentes". Sin embargo, Bizancio no tuvo suerte con los "herederos", señaló el padre Tijon.