- Los pisos en los que se ejerce la prostitución en Gipuzkoa se han duplicado en cinco años
- En 2002 existían 37 viviendas dedicadas a esta actividad y ahora ascienden a 84. Un estudio de Emakunde refleja que hay 227 prostitutas que atienden en casas, frente a las 120 de hace un lustro
- Noticias de Gipuzkoa, 2008-01-10 # Aitor Anuncibay · Donostia
La búsqueda de la privacidad y el evitar que el cliente pueda ser reconocido pueden ser las dos claves que expliquen el significativo incremento de pisos de alterne en Gipuzkoa en los últimos cinco años. En concreto, las viviendas dedicadas a la prostitución en el territorio histórico han aumentado un 127% (más del doble) desde 2002, al pasar de 37 a 84 en un lustro.
Respecto al número de mujeres que atienden en casas a sus clientes, las cifras también describen este notable aumento, al constatarse la presencia de 227 prostitutas en comparación con las 120 localizadas en 2002. Esto supone un incremento del 89%, que supera a Bizkaia (+14%) y Álava (+80%).
Este salto se refleja de forma nítida en contraste con la Comunidad Autónoma Vasca (CAV), ya que el territorio guipuzcoano concentra el 40% de las mujeres que utilizan estos lugares para atender a la clientela, mientras que en 2002 albergaba el 28% del total contabilizado en Euskadi, según un estudio sobre la prostitución en el País Vasco elaborado por el Instituto Vasco de la Mujer, Emakunde, y presentado ayer por su directora, Izaskun Moyua.
Los datos sobre el negocio de la prostitución en Euskadi se han actualizado a partir de entrevistas a asociaciones que trabajan en el ámbito social y llamadas telefónicas a comisarías de las policías municipales. Asimismo, Emakunde ha recopilado teléfonos de pisos anunciados en prensa e Internet para realizar llamadas representado el rol de cliente, con el fin de obtener información sobre las características de esas viviendas.
"El primer dato significativo que queremos resaltar es la existencia de 211 pisos en los que se ejerce la prostitución, por parte de mujeres, en la CAV, que se concentran fundamentalmente en Bizkaia (51%) y Gipuzkoa (40%)", subraya el informe realizado por Emakunde.
El estudio destaca que la evolución de la prostitución ejercida en pisos desde el año 2002 "dibuja una clara tendencia" en cuanto a su incremento, cuyo número crece en un 60% en el conjunto de la CAV, y por encima del 100% en Álava y Gipuzkoa.
"Al tratarse donde el anonimato de las personas y de la actividad se encuentra más protegida, se acompaña por una habitual prudencia en los contactos que se realizan con los clientes, a los que en la mayoría de ocasiones sólo se facilita la dirección concreta del piso en una segunda conversación telefónica", argumenta el informe de Emakunde.
En cuanto a la distribución de los pisos, Donostia, Arrasate, Irun, Lasarte y Zumaia son municipios guipuzcoanos donde se localizan puntos residenciales dedicados al negocio del sexo.
Emakunde identifica cinco tipos de viviendas en las que se ejerce este negocio. Por un lado, describe el piso-local, que se asemeja a un local de alterne en muchos aspectos, como el "número amplio de chicas presentes, la presencia mayoritaria de mujeres sudamericanas y la oferta amplia de servicios o la tarificación por taxímetro" . Esta tipología constituye el 28% de las existentes en Gipuzkoa.
Otro concepto es el de Madame, donde una persona que atiende el teléfono suele ser la dueña o responsable del negocio y el "número de chicas suele ser más reducido y no ofrecen todo tipo de servicios. Además, el horario suele ser limitado de 10.00 horas a 8.00". Este caso supone el 13% de los localizados.
La organización de estos pisos se amplía a los denominados de Amigas , que suelen ser "dos o tres chicas, que seleccionan los servicios ofrecidos, cuentan con horarios más restringidos y se paga por unidades de 30 minutos". Estas viviendas suponen el 6%.
Emakunde también diferencia los pisos de una sola persona, que suman el 44% del total, y también distingue la visita a hotel o domicilio, lo que supone un 9%.
La franja de edad mayoritaria de las mujeres que ofrecen sus servicios en las casas es la comprendida entre los 18 y los 30 años (75%), seguida de los 31 a 42 (15%) y, por último, la de 43 a 54 (10%).
El estudio resalta, por otra parte, la mayoritaria presencia de mujeres procedentes de América del Sur (71%), lo que contrasta con Álava, donde suman el 57% y Bizkaia, 57%. Las españolas están presentes en un 37% de las viviendas, porcentaje inferior al vizcaíno, donde ascienden al 59%. Las europeas del este localizadas en pisos guipuzcoanos son un 16%, superior a Bizkaia (3%) y al territorio alavés (14%).
Por último, el análisis detalla que "la presencia de travestis y mujeres transexuales en el ámbito de la prostitución ha sido una constante", si bien actualmente son los pisos donde "resultan más presentes" debido a la discreción que proporcionan estos lugares.
- "Francés a 20, coito a 30"
“Loque estoy haciendo es para mis hijos, para que ellos vivan y tengan su profesión. Yo no la tuve ni me la dieron mis padres, no pudieron". El testimonio procede de una de tantas mujeres que un día se vieron obligadas a salir de su país y, convencidas de que ése era el único camino, pusieron precio a sus relaciones sexuales. Todas sufren en Euskadi un doble estigma, el de ser extranjeras y prostitutas. Algunas no pueden escapar de la espiral, porque han contraído una deuda con quien las trajo que no deja de crecer. Y otras cierran los ojos y se dejan arrastrar, porque creen que lo más sórdido es lo más fácil. No son felices, pero las que trabajan en pisos compartidos se sienten afortunadas cuando piensan en las que se juegan el pellejo en la calle.
Las chicas de las rotondas anotan las matrículas de los coches antes de subir y confían en que la Policía ande cerca. Los clientes las golpean demasiadas veces, sobre todo cuando se niegan a relaciones sin preservativo. Es una cuestión de salud, porque la dignidad la venden barata. "Aquí el francés se suele cobrar a 20 y la penetración a 30", relata una joven en el informe de Emakunde. La jornada suele comenzar a las 23.00 horas y finaliza entre las 3.00 y 4.00 horas, un poco más tarde en fin de semana.
En los clubes, las prostitutas ejercen con más tranquilidad, aunque no tanta como en los pisos, y en condiciones laborales muy distintas. Suelen trabajar de 22.00 a 3.00 horas o de 6.00 a 12.00 horas. Normalmente, se quedan con el 75% de los beneficios -60 euros el servicio de media hora- y el resto, el local. Existe otro sistema de reparto de ingresos habitual: una tarifa fija de 40 a 60 euros independientemente de los servicios y la mitad del dinero invertido en copas. Ellas se conforman, más preocupadas por no caer en las drogas. Es tan grande la presencia de alcohol y cocaína que algunas se vuelven adictas y otras deben simular el consumo para no perder al cliente.