- ¡Stop asesinatos a personas transexuales en Portugal!
- ¡Exigimos medidas públicas contra la transfobia, ya!
- EHGAM-DOK, 2008-03-26 # Asociación RQTR de la Universidad Complutense de Madrid, Colectivo LiberAcción de Madrid, Fundación Triángulo, Asociación Española de Transexuales – Transexualia, Grupo de Trabajo Queer, Colectivo Acera del Frente de Madrid
- Convocatoria: Concentración frente a la Embajada de Portugal en Madrid, calle Pinar nº1 (metros Rubén Darío o Gregorio Marañón), el miércoles 26 de marzo, a las 18.30 hs
A principios de este mes de marzo los restos mortales de Luna, mujer trans de 42 años, fueron hallados en un contenedor de escombros en Lisboa. Luna, salvajemente asesinada, con signos de cruenta violencia, era hasta este injusto final, una mujer brasileña, con sordera parcial, residente y trabajadora precaria en la prostitución desde hace varios años en la zona de Conde Redondo.
Desde Madrid mostramos nuestra más absoluta indignación y repulsa ante este nuevo asesinato de una persona transexual en Portugal.
Hace poco menos de dos años asistimos al cruel asesinato de Gisberta en Porto, otra mujer transexual, también trabajadora en la prostitución, también cometido en similares circunstancias de violencia, desprecio por la vida de las personas transexuales. Se constata por un lado por la pasividad de las autoridades, presas de los intereses de los sectores más reaccionarios de la sociedad portuguesa, y por otro lado el sensacionalismo casi justificativo mostrado por parte de los medios de prensa. En aquella ocasión exigimos medidas por parte del Gobierno y Administración portuguesas para evitar que pudieran cometerse crímenes similares.
Al igual que entonces nos hacemos eco del llamamiento internacional convocado desde el colectivo Panteras Rosa de Portugal para denunciar que a fecha de hoy no han cambiado las condiciones que permiten que se sigan cometiendo atentados contra la vida de las personas transexuales.
Dos años después de Gisberta, las personas transexuales continúan siendo blanco de la violencia y el odio generado por la incomprensión y el prejuicio. No sabemos nada sobre el criminal que ejecutó el asesinato ni sobre sus motivaciones. Pero sabemos que la transfobia mata y que las personas trans están mayormente sometidas a la violencia que las demás. Sabemos también que los prejuicios y la discriminación son generalizados, que la ignorancia alimenta el odio y que genera violencia. Sabemos que el estado, la sociedad, todos nosotros y nosotras tenemos responsabilidades para con las víctimas mortales y sobre todo para con todas las personas que llevan una vida en que la lucha por sobrevivir coexiste con el miedo y con los riesgos consecuentes.
Luna nació mujer; con su cuerpo masculino que no concordaba con su identidad femenina. Tenía un seguimiento en el Hospital de Santa María por el equipo multidisciplinar de alteración del cuerpo. Tenía proyectos, deseos y frustraciones como todo el mundo. Tenía personas que la querían y tal vez quería volver a Brasil donde se encuentra su familia. Luna fue una mujer que luchó contra muchas dificultades y, según los diarios, murió víctima de una gran violencia, posiblemente alimentada por el odio, el prejuicio y la ignorancia. Su cuerpo fue abandonado en un contenedor de escombros, oculto por piedras y polvo, como si fuese basura, como si su vida no hubiera valido la pena.
Los medios de prensa se concentraron de forma sensacionalista en el aspecto físico de la víctima, convirtiendo dicho aspecto en algo más importante que el propio asesinato en sí. Después de una descripción pormenorizada en exceso, incidiendo en lo fuera de lo normal del físico de la víctima, la noticia continua con unas palabras sobre el asesinato, como si el aspecto físico de la víctima fuese una explicación evidente, suficiente, natural, lógica y casi inevitable del asesinato.
Los medios hablan de transexual como un cuerpo de hombre (púdicamente señalando "con pene"), o como hombre vestido de mujer, o de travestí con pechos. La imagen emergente de este tipo de artículos hace de la víctima una monstruosidad presentada para júbilo de la curiosidad pública, sin ningún respeto por su género o por la intimidad de su cuerpo y dando la impresión de que es casi (o absolutamente) normal que este tipo de personas sean asesinadas.
La otra imagen dirigida de esta forma es la de ser trans y querer engañar "al mundo" usando un disfraz particularmente bien logrado que dé la apariencia engañosa de mujeres y hombres… y si engañan al mundo, es evidentemente natural que las personas engañadas reaccionen.
Este tipo de discurso hecho por los media está, infelizmente, lejos de ser solo un caso en lo que respecta al homicidio; es el caso de casi todas las emisiones, artículos y entrevistas sobre el tema trans.
Los media portugueses, sin excepción, se quedan satisfechos con la descripción de la precaridad de las personas trans, sea la prostitución, las drogas, ser seropositiv@ , no tener papeles o casa, como si estas vidas fueran una elección de las victimas, ocultando que es la transfobia la circunstancia que mantiene esta precaridad, y presentando como escandaloso no solo el hecho "elegir" ser trans, como también el elegir este modo de vida, haciendo de las víctimas personas inmorales y chocantes, y persistiendo así en la promoción de la transfobia, de la precaridad de las vidas trans, y del hecho de que estas personas continúen siendo uno de los colectivos más proclives al desprecio y la agresión. En resumidas cuentas la falta de conciencia hacia los derechos humanos mostrada desde los medios de comunicación, su persistencia en mostrar la transexualidad como algo patológico, la manera en la que utilizan el sensacionalismo a la hora de recojer noticias relacionadas con lo trans contribuyen a perpetuar el estigma, los prejuicios, el odio y la violencia que recae sobre estas personas.
Como todas las víctimas potenciales, los y las trans necesitan formas de protección que les garantice igualdad de oportunidades y la posibilidad de una vida digna. Necesitan, como cualquier persona, poder ejercer su derecho al libre desarrollo de la personalidad y a la autodeterminación del propio cuerpo, derecho a poder escoger libremente su propio nombre en los documentos de identidad. Los y las trans necesitan ser vistos como personas con derechos y obligaciones, ni más ni menos que todas las demás. Los y las trans en Portugal necesitan de la pedagogía de la visibilidad, más allá de los círculos de la prostitución o el espectáculo nocturno. Y Portugal necesita ver a estas personas sin la mirada del prejuicio, la desconfianza y el rechazo.
La identidad del género es un asunto que el Estado de Portugal tarda en legalizar y ese atraso empeora las condiciones de vida y sobrevivencia de muchos trans. ¿Para cuándo las correcciones legales que posibiliten el real ejercicio de la ciudadanía por las personas transexuales y transgéneros? . ¿Para cuándo la legislación que deje de imponer restricciones mezquinas? ¿Para cuándo una legislación que deje de alimentar la violencia psicológica cotidiana sobre estas personas? ¿Para cuándo una legislación que considere explícitamente como agravante la discriminación, el asedio y la violencia con base en la transfobia? ¿Para cuándo un compromiso serio para acabar con casos como el de Gisberta o el de Luna, personas asesinadas por el odio transfóbico? ¿Para cuándo más medios humanos y mejor formación cívica y técnica en las fuerzas policiales? ¿Para cuándo presencia de cooperación en vez de las actitudes agresivas que todavía perduran en algunos elementos de las instancias policiales? ¿Para cuándo una ética periodística más humana y menos sensacionalista?
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