- Alemania repara una injusticia histórica: el triángulo rosa
- Berlín inaugura un monumento en recuerdo de los homosexuales perseguidos por el nazismo
- La obra exhibe un vídeo en el que se ve el beso sin pausa de dos hombres
- El Periódico de Catalunya, 2008-05-28 # Paola Alvarez · Berlín
Con 17 años fue detenido por la Gestapo, brutalmente maltratado y trasladado a un campo de concentración. Una semana después, los nazis mataron frente a sus ojos a su primer amor dejando que fuera devorado por perros asesinos. Se llamaba Pierre Seel y no era preso político, ni judío, ni gitano ni comunista, ni opositor al régimen de Adolf Hitler, todos ellos perseguidos por los nazis. Era, simplemente, homosexual.
El historiador Albert Eckert le dedicó a Seel el acto de inauguración del monumento a los homosexuales perseguidos y asesinados durante el nazismo, erigido en Berlín. "Era la última víctima que se conoce y murió en el 2005 sin poder ver realizado este sueño", dijo. El proyecto, gestado durante más de 10 años, recuerda una de las injusticias más olvidadas del nazismo.
50.000 sentencias
En 1935 los nazis criminalizaron las relaciones homosexuales entre hombres a través del artículo 175 del código penal. Un simple beso implicaba detención y cárcel, cuando no algo peor. Hubo más de 50.000 sentencias con penas diferentes, todas terriblemente crueles. De la castración a la pena de muerte, pasando por el encierro en los campos de concentración, donde murieron miles.
"Este monumento no recuerda solo la persecución por parte de los nazis, sino el dolor de los que sobrevivieron y tuvieron que ver que el fin del nazismo no era el fin de la persecución", dijo el alcalde de Berlín, Klaus Wowereit, que hace años hizo pública su homosexualidad. Wowereit se refería a otro detalle muy poco conocido en Alemania. El artículo 175 se mantuvo vigente hasta 1969. Los homosexuales también fueron perseguidos en democracia, aunque ya no estuvieran obligados a lucir el vejatorio triángulo rosa que los identificaba bajo el terror nazi.
El monumento, realizado por el danés Michael Elmgreen y el noruego Ingar Dragset, sigue la línea del monumento a los judíos europeos asesinados, frente al que está situado. Una ancha e irregular columna de hormigón con una ventana. A través de ella puede verse el vídeo de dos hombres que se besan sin pausa. Hasta 20 museos de toda Europa reprodujeron ayer el mismo vídeo como símbolo de solidaridad con el proyecto, entre ellos la galería Tate Modern de Londres.
"Este monumento es para aquellos que creen que es asqueroso ver besarse a dos hombres, para que se acostumbren a verlo. Y si les molesta mejor", dijo entre aplausos Albert Eckert, uno de los impulsores del proyecto a través de la iniciativa Recuerdo por las Víctimas Homosexuales del
Nacionalsocialismo
Como era de esperar, el monumento, cuya construcción fue aprobada en el Parlamento alemán en el 2003 con la única oposición de la CDU, ha llegado envuelto en la polémica. Una de las más inesperadas ha sido la que ha surgido entre la comunidad de lesbianas, que creen que solo se recuerda el sufrimiento de los hombres homosexuales. El alcalde de Berlín intentó calmar las aguas y afirmó que "el monumento está dedicado a todos los que sufrieron miedo y represión por su forma de querer, por su opción sexual", pero lo cierto que durante el nazismo las relaciones entre mujeres no estuvieron penadas por ley, probablemente porque no eran consideradas tan peligrosas para la moral oficial.
Cambio de cinta
Para compensar, el vídeo que puede verse a través de la ventana del monumento, será cambiado cada dos años, mostrando las distintas caras de la homosexualidad y la discriminación.
Linda Freimane, de la Asociación Internacional de gais y lesbianas, ILGA Europe, fue la única representante femenina que habló en la inauguración. Linda recordó que los homosexuales siguen siendo perseguidos en muchos países de Europa y en todo el mundo. "Vengo de un país en que la pena de cárcel para homosexuales se eliminó hace sólo 16 años", dijo refiriéndose a Letonia.
Ayer muchos repetían la misma queja: "Este monumento llega muy tarde". Pero ha llegado y es un gran paso. Con él no solo se pretende reconocer el sufrimiento de las víctimas, honrar su memoria y recordar la gran injusticia, cometida sino crear un símbolo contra la intolerancia, la discriminación y la marginación de todos los homosexuales del mundo.
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