- La polémica del matrimonio gay de la "Duquesa Rosa" colea
- Cambió una j de su apodo por una s. La voluntad de casarse, al pie de la tumba, con su secretaria acompañará la memoria de Luisa Isabel Álvarez de Toledo. Para enfado de gays y aristócratas.
- El Semanal Digital, 2008-07-09
Cuatro meses después de su fallecimiento, la Duquesa Roja continúa dando de qué hablar. Iñigo Ramírez de Haro, autor teatral y cuñado de Esperanza Aguirre, ha presentado El Caso Medina-Sidonia, una obra que se asemejaría al mejor culebrón televisivo si no fuera porque los hechos que se relatan en ella son de total veracidad.
El libro, editado por La Esfera de los Libros, fue presentado con el apoyo de uno de los hijos de Luisa Isabel Álvarez de Toledo, Gabriel, que en una entrevista reciente a Diario de Mallorca ha recordado el carácter de su madre y la pésima relación entre la aristócrata y sus vástagos. Así, Gabriel ha señalado cómo su madre se arrepentía de no haber dado el paso hacia el terrorismo y dejaba caer una presunta colaboración con la ETA de principios de los años 70.
Pero sin duda uno de los asuntos más morbosos tiene que ver con el último gesto de Luisa Isabel en este mundo: la boda, al borde de la muerte, con su secretaria, Lilian Dahlmann. Un enlace en el que hace hincapié Ramírez de Haro y que no ha sentado nada bien ni en colectivos gays ni en los salones de la aristocracia. Por motivos bien diferentes, desde luego. Para unos, porque creen que se ha atacado a la duquesa por ello; para otros, porque supuso una fuerte bofetada a las convenciones sociales de las que hace gala.
En todo caso, la tesis de Ramírez de Haro sobre la que pasó de ser Duquesa Roja a Duquesa Rosa va en un sentido diferente: el último acto de Álvarez de Toledo fue, más que una manifestación de amor, una plasmación de odio hacia sus hijos. Blanco y en botella: la duquesa habría optado por casarse con Dahlmann, sobre todo, para hacer la Pascua a sus herederos naturales. Sin olvidar algo más egoista: impedirles el acceso al impresionante archivo de los Medina-Sidonia. Según el autor, la aristócrata tuvo tres años desde la aprobación de las uniones homosexuales hasta su muerte para casarse. No lo hizo hasta la última hora.
Además, el libro repasa la faceta de crítica feroz de la duquesa hacia la Casa Real. Lo que, por cierto, no la impidió recoger la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en 2007 de manos del Príncipe de Asturias.
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