- Barcelona entiende
- Los Eurogames encuentran una ciudad abierta, festiva y algo indiferente
- El País, 2008-07-26 # Bertran Cazorla · Barcelona
La discoteca Arena, local importante en el denominado Gaixample, la zona de ocio gay barcelonesa, rebosa. Como el resto del barrio. Siempre hay fiesta en estos días de julio allí, pero esta vez más porque los Eurogames se están celebrando en Barcelona hasta mañana. "¿Eurogames? La primera vez que lo oigo", dice el responsable de otro bar de copas. Está un par de calles más arriba que el Arena, fuera ya del Gaixample. La ciudad acoge el acontecimiento con tanta fiesta como desconocimiento.
Esta competición deportiva gay, lésbica, transexual y bisexual (LGTB) que pretende visualizar la identidad homosexual y normalizarla en el deporte se celebra desde hace 16 años en distintas ciudades. Esta es la primera vez que lo hace en el tradicionalmente menos liberal sur del continente. Está abierto tanto a personas homosexuales como heterosexuales, y participan casi 5.000 atletas en pruebas que van del clásico atletismo a la más exótica petanca.
Los enterados del acontecimiento están eufóricos. Lo estaba Armand de Fluvià, pionero del movimiento gay en la España franquista. "He llorado todo el rato", decía tras la inauguración de los juegos, el jueves en el Palau Sant Jordi ante 15.000 personas. Eufórico estaba también el concejal socialista madrileño Pedro Zerolo, que ha acudido a Barcelona a apoyar a su marido, que participa en las pruebas de natación. Esta ciudad "fue pionera en la lucha por los derechos" de los homosexuales y "se merece ser la primera en España que acoge los juegos", comentaba.
Poco de todo esto sabía Concepción, una mujer mayor, cuando ayer por la mañana quería averiguar qué era eso de los Eurogames. "¿Se refiere al euro?", preguntaba en la plaza de Espanya, frente al Village. Allí, las paradas de organizaciones del ámbito LGTB se mezclan con chiringuitos como El Guiri Gay, zonas de juegos para niños y un escenario.
El espíritu intrépido de Concepción lo han tenido pocos barceloneses. La mayoría de los que pasaban por la plaza de Espanya no sabía nada del evento ni se interesaba por él. Pero algunos, ciudadanos ociosos y turistas que pretendían visitar Montjuïc, se adentraban en el Village, donde les esperaba un ambiente alegre que resumían dos mossos refrescándose con mojitos sin alcohol. "A mí me gusta mucho", comentaba Hadiyia, una palestina que ayer entretenía con su marido a su hijo en la zona infantil del Village. Pero lo que más le interesaba era recoger ideas de juegos para la escuela que dirige en su país, y poco o nada sabía del motivo del evento. Una opinión más formada la tenía el misionero evangélico ruso Alexel: son todos "grandes pecadores", clamaba.
La mayoría de paseantes ajenos a los juegos no compartía esta reacción de rechazo al enterarse de las reivindicaciones. Acogían la defensa de las libertades del colectivo LGTB con normalidad, pero, eso sí, algo inhibidos. Hay tiempo aún para que los barceloneses y los juegos se acerquen de forma más desinhibida. Esta noche en la fiesta programada en el Fórum, y mañana en la ceremonia de clausura de los Eurogames 2008, en la plaza dels Àngels.
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