- Begoña Muruaga, miembro de la junta directiva del Fórum Feminista María de Maeztu
- "Hay muchos hombres que no aceptan que las mujeres tengan la misma libertad"
- Begoña Muruaga, como miembro de la junta directiva del Fórum Feminista María de Maeztu, se muestra muy crítica con el papel de los políticos en la lucha por la igualdad y considera que todavía queda mucho por hacer y por cambiar en la sociedad para conseguirla
- Noticias de Gipuzkoa, 2008-08-11 # Ruth Gabilondo · Donostia
Ya han pasado 20 años desde que se fundó el Fórum Feminista María de Maeztu en Euskadi. En todo este tiempo, las mujeres han luchado para derogar leyes que permitían la violencia de género en el entorno laboral o que contemplaban la figura del "perdón" en un violador. Ahora, el movimiento feminista, según Begoña Muruaga, está "disgregado", aunque sigue luchando por poner fin a la discriminación de la mujer, sobre todo, en el ámbito laboral.
¿Cómo ha evolucionado el movimiento feminista en los últimos años?
Se ha desarrollado mucho y ha cambiado también la forma de trabajar. En los años 70 teníamos que luchar contra unas leyes que eran discriminatorias contra la mujer y, en esa época, el movimiento era más compacto. Todas estábamos juntas, aunque fuéramos de ideologías diversas. Con la aprobación de la Constitución y los Estatutos de Autonomía, así como algunas leyes básicas como la del divorcio o penas contra el maltrato en el ámbito doméstico o, incluso, la derogación de la figura del "perdón" al violador, el movimiento feminista se ha movido por otros derroteros. Cuando comenzamos a trabajar, hace 20 años, incluso el adulterio estaba penalizado.
Hace unos años, tal y como asegura, eran claras las leyes que discriminaban a la mujer y el movimiento feminista sabía en qué ámbito trabajar, ¿no está más disgregado en la actualidad?
Sí, se ha dispersado. Existen movimientos que inciden más en las políticas públicas, como este Fórum, y otras que se declinan por luchar contra la discriminación en otros términos. Aunque estemos disgregadas todavía queda mucho por hacer.
¿Cree que la sociedad es consciente del trabajo de estas asociaciones o más bien pasa desapercibido?
No, no es consciente porque, por una parte, no es tan compacto pero, sobre todo, porque nos invisibilizan. Todas las leyes que se han aprobado en relación a la mujer en los últimos diez años, como la de conciliación de la vida familiar y laboral o la ley contra la violencia de género, han tenido previamente su debate en el seno de los movimientos feministas. Todas ellas se han aprobado en las instituciones por el impulso de estas asociaciones y otras mujeres feministas. Cuando se aprueban, nadie habla de nosotras. Hay una voluntad clara de los políticos de invisibilizar los movimientos feministas.
¿Considera, entonces, que los políticos se ponen la medalla cuando aprueban las leyes y no se reconoce el trabajo de estos organismos?
Sí, pero no sólo ellos, todo el mundo. En la Universidad, por ejemplo, existen los másters de igual o asignaturas que tienen que ver con la violencia de género porque las hemos impulsado desde el movimiento feminista. Hemos hecho una labor en contra de la discriminación. No es posible que en el Gobierno haya paridad si no existen las feministas. En todos los ámbitos es necesario, porque va permeando la sociedad, aunque es un trabajo a muy largo plazo. El tema de la igualdad es uno de los asuntos fundamentales que debería abordar la sociedad. No somos conscientes de hasta en qué niveles hay discriminación.
¿Qué labor realiza este Fórum?
Por una parte, tenemos un espacio de debate interno, organizamos conferencias sobre prostitución o multiculturalismo. Además, tenemos un apartado de cooperación con las mujeres afganas y trabajamos estrechamente con instituciones como los ayuntamientos o Emakunde, tanto para la elaboración de leyes como para el seguimiento de las mismas.
¿Por qué parte de la sociedad cree que el movimiento feminista no persigue la igualdad y que, por el contrario, éste pretende que la mujer sea superior al hombre?
Ése es el problema de la falta de información y de cómo los medios de comunicación no explican en qué consisten estos movimientos. No sólo no reflejan lo que hacemos, sino que, encima, tergiversan nuestro trabajo. La feminista no pretende que la mujer sea superior al hombre, ésa no es la realidad, es una gran mentira.
¿A qué dificultades se enfrenta en su trabajo diario en el Fórum?
Uno de los problemas más habituales es que la discriminación formal no existe. Teóricamente, las mujeres tenemos el mismo acceso a un puesto de trabajo que los hombres y, supuestamente, nos podemos desarrollar profesionalmente igual que ellos. Pero, en la práctica, no es así. En la Administración Pública, no hay problema en el acceso porque todos tienen que pasar por una oposición pero, en una empresa privada, sí que existe.
¿Se discrimina en Euskadi?
En todo el mundo. En los países no desarrollados, la discriminación es legal y formalmente hay leyes, como en Irán o Afganistán, que van contra la mujer. En otros países, esta discriminación es mucho más sutil. La discriminación de los países desarrollados es muy difícil de detectar y complicada de demostrar.
¿Sigue siendo importante tener un buen aspecto físico para acceder a un puesto de trabajo?
El tema de la belleza nos preocupa muchísimo. Es difícil que seas presentadora de televisión, por ejemplo, si no eres guapa, mientras que sí que hay hombres feos y gordos que acceden a estos puestos.
¿Percibe el apoyo de la sociedad?
La gente que tiene conciencia feminista sí que hace labores en pro de la igualdad. Sin embargo, observo que hay reacción en la sociedad de gente que está en contra, aunque no lo dice. Por una parte, se manifiesta en el tema de la violencia contra las mujeres, porque hay muchos hombres que no aceptan que las mujeres tengan la misma libertad que ellos para hacer su proyecto de vida. Además, en el ámbito laboral hay muchos obstáculos para que las mujeres no sean jefas y no ocupen puestos de responsabilidad. Creo que se está produciendo bastante acoso en el ámbito laboral.
¿Qué se puede hacer contra la violencia de género?
Las leyes nunca resuelven los problemas, aunque sí ayudan. La nueva normativa está bien, pero puede que no se esté desarrollando como estaba previsto. El problema es que, aunque creemos que hemos cambiado en los últimos 30 años de mentalidad, hay una necesidad todavía de cambiar en favor de la igualdad, porque hay mucha gente que no cree y, además, la impide. La mentalidad de muchos hombres y mujeres es de defensa de los valores tradicionales, como el Alarde de Irun, por ejemplo, que clama al cielo.
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