2008/07/17

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  • Desmontando a Parrondo
  • Universo Gay, 2008-07-17 # Diego M. Béjar

Hoy se ha convocado una besada colectiva frente a las puertas de Casa Parrondo, uno de los restaurantes asturianos más populares de Madrid. La accion es una protesta pacífica por la actitud homófoba de su propietario, Nicolás Parrondo, que expulsó con insultos del local a un grupo de lesbianas por darse un beso.


Vivo orgulloso de muchas cosas, pero sobre todo de ser gay (no por nacer gay, que viene dado, sino por decidir vivir mi vida con dignidad y coherencia con respecto a lo que soy, frente a la adversidad de quienes me juzgan por serlo y se sentirían más cómodos si no supieran que existo o al menos qué soy) y de ser asturiano (esta sí, por haber nacido en Asturias y amar mi tierra desde el exilio laboral que me llevó a Madrid). Por eso, cuando leo historias como la de Casa Parrondo, donde se echa con insultos a un grupo de lesbianas por darse un beso, me siento doblemente herido como gay y como asturiano.


Normalmente, cuando leo historias sobre ataques homofóbicos en las que hay dos versiones, soy bastante reticente. Por regla general tiendo a creer más a las víctimas, pero en los tiempos que vivimos uno no puede ya fiarse ni de los suyos, y aunque efectivamente suelen ser las víctimas quienes tienen razón, siempre hay algún listo que intenta disfrazar de discriminación lo que no lo es. En esta ocasión, tengo que creer a las chicas agredidas.


La versión de las chicas está clara: dos de ellas se dieron un pequeño beso en los labios ("un pico") y al poco un camarero las "invitó" a irse. Cuando se negaron, el dueño del local las quiso echar con insultos como "guarras", "basura" y "este no es un sitio para vosotras". Cuando pidieron la hoja de reclamaciones, se les respondió con un "tú no tienes ningún derecho, puta" y un "lo que pasa es que no has conocido nunca una buena polla". Hasta que tuvo que llegar la policía, porque ellas se negaban a irse sin dejar constancia en la hoja de reclamaciones.


La versión de Parrondo es que él no es homófobo, porque "una vez tuve un camarero maricón, que era muy bueno" (supongo que era bueno porque nunca le vió besarse con nadie, el concepto de bondad es muy subjetivo), que una de ellas se sacó una teta y que además se estaban drogando con porros y cocaina ("me dejaron la tapa del lavabo llena de droga").


El problema es que el local estaba lleno de gente, que pudo acreditar perfectamente lo que decían las chicas, pero nada de lo que decía Parrondo, lo cual es bastante lógico porque la versión de Parrondo es insostenible.


Al margen de lo poco gay friendly que es argumentar "una vez tuve un camarero maricón" cuando te acusan de homofobia, está claro que si alguna chica se hubiera sacado una teta lo habría visto más gente aparte de Parrondo. Pero nadie lo vió. Lo de los porros, es discutible, según las chicas una de ellas fuma tabaco de liar, que a veces se confunde con un porro en la apariencia, pero desde luego no en el olor, y es más que probable que Parrondo se equivocara al respecto dado el poco conocimiento sobre drogas que tiene al hablar sobre la cocaína.


Según Parrondo, las chicas se estaban drogando con cocaína porque le dejaron la tapa del lavabo llena de droga. Veamos... cualquiera que haya visto a alguien drogándose, ya sea en la vida real, en una película, o en CSI, sabe que cuando alguien se droga con cocaína no quedan restos salvo que se examine en laboratorio. Drogarse es carísimo y la gente no deja una tapa de lavabo "llena de droga". Aparte, que la cocaína se esnifa, y si quieres esnifar algo no lo haces sobre la tapa de un lavabo en el servicio de un bar, la postura sería poco higiénica y bastante incómoda.


Aparte, si Parrondo las echaba por drogarse, era de imaginar que al menos una de ellas tenía drogas. Así que cuando llegó la policía, Parrondo lo hubiera tenido tan sencillo como decir que las echaba por drogarse, que tenían drogas y que legalmente estaba obligado a expulsar a quien consumiera drogas en su local, de manera que la policía hubiera hecho un sencillo registro, hubiera encontrado las drogas, y fin de la historia. Pero no, la versión de las drogas salió luego cuando no coló su versión de "esta es mi casa y en mi casa no permito esas cosas".


Yo estuve varias veces en Casa Parrondo, es un destino obligado cuando quieres enseñar a tus amigos las delicias de unos buenos chorizos a la sidra, y puedo asegurar que allí ví a muchas parejas (heterosexuales, eso sí) dándose besos con toda la naturalidad del mundo, como pasa en prácticamente todos los sitios de ocio del mundo, incluyendo cines, parques de atracciones, discotecas y hasta el Metro. El problema para Parrondo no es que le molestara que una pareja que se diera un beso: el problema es que esa pareja era de lesbianas. Si alguien se preguntaba por qué este año el lema de la marcha del Orgullo LGTB era por la visibilidad de las lesbianas, ya tiene una respuesta.


Como ya he dicho, hoy mi orgullo se siente doblemente herido, por gay y por asturiano. La respuesta es agredir ahora, en justa reciprocidad, el orgullo homófobo de Parrondo donde más le duele: una besada colectiva en las puertas de "su casa".

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