- Latinoamericana, sin papeles, prostituta
- Noticias de Gipuzkoa, 2008-01-11 # Editorial
Los países occidentales llevan años debatiendo sobre la necesidad de regularizar o no la prostitución. Incluso el propio movimiento feminista no ha logrado consensuar un discurso único sobre si esta actividad es algo rechazable porque supone la explotación sexual de un colectivo de personas, la gran mayoría de ellas mujeres, o si debería normalizarse la transacción sexual como cualquier otra actividad económica evitando así lagunas de impunidad y explotación como la que ejercen los chulos y los intermediarios en lo que se ha venido a llamar "trata de mujeres". Un negocio que además, mueve ingentes cantidades de dinero en el mundo y que, a tenor de las cifras de organismos internacionales, crece cada año. Países como Holanda y Alemania cuentan con una regulación y en Catalunya se ha planteado como un "arrendamiento de servicios", aunque la legislación estatal rechaza su regularización por considerarla "incompatible con la dignidad" y en ese sentido, ha ido ratificando convenios internacionales que consideran la prostitución como una práctica incompatible con la dignidad y con el respeto de los derechos fundamentales de la persona. En medio de este debate, y dado que hablar de prostitución es hacerlo sobre un tema muy opaco, es de agradecer que Emakunde haya visibilizado esa realidad a través de un estudio cuyos resultados arrojan luz sobre las condiciones de vida de estas mujeres. Hablamos de 1.800 mujeres, 630 en Gipuzkoa, territorio en el que se detecta un incremento considerable de esta actividad: un 89% más de prostitutas y un 127% más de locales y pisos desde 2002. Pero al margen de los datos, otro factor llama la atención, el hecho de que el 90% de estas mujeres sean extranjeras, con una altísima probabilidad de encontrarse con una situación legal irregular. Hablamos por lo tanto de un colectivo muy vulnerable, cautivo de mafias e intermediarios, sobre el que es difícil actuar para poder plantear cualquier estrategia, ya sea para mejorar sus condiciones de salud, para acceder a información o ayuda jurídica. La necesidad -y no la libertad- sigue siendo la principal causa por la que se ejerce la prostitución. Lo que sigue siendo una cuestión mucho más compleja de resolver es por qué ha crecido de forma tan espectacular la compra de sexo.
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