- Alfredo Pascale vivió 47 años en pareja con José Castro, que murió en 1996
- "Parece mentira, luego de tanta lucha y decepciones"
- Clarín, 2008-08-18 # Liliana Moreno
¿Cuarenta y siete años de convivencia y sin derecho a nada? ¿Sólo por el hecho de ser gay? Alfredo Pascale tiene 81 años y aunque siempre vivió su homosexualidad en silencio nunca dudó de su reclamo. Y en 1997, un año después de la muerte de su pareja, se presentó con un abogado ante la ANSeS para defender su derecho a la pensión por viudez. Este año su pedido llegó a la Corte Suprema -está en estudio-, y es un caso emblemático de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA).
"Me parece mentira, luego de tanta lucha y tantas decepciones", dijo al enterarse del inminente anuncio. Sin embargo, aunque en estos años recibió dos "no" de la ANSeS y otros dos de la Justicia, confiaba en que la Corte fallaría a favor. También lo creía la CHA.
Alfredo conoció a José Castro en 1949 cuando cumplió el servicio militar. "Lo hice y salí con honores. Esto es importante, porque se cree que somos débiles, que no podemos". El tenía 22 y José 24.
Alfredo no dice ni gays ni homosexuales. Dice "gente como nosotros", "somos", "podemos". Cuenta cómo vivió su vida con José. A lo sumo con medias palabras y sobreentendidos. Una relación de 47 años, rodeados de sus familias, que aceptaban o miraban para otro lado. No lo sabe. "Muchas veces pensé en blanquearlo para aliviarnos. Pero seguí la corriente".
Desde chico trabajó en una "empresa de indumentaria". Cuando lo despidieron estudió peluquería y atendió en su casa de Liniers. José hacía "arquitectura de interiores en una firma muy importante. Lo que ganábamos lo gastábamos. Trabajábamos para ayudar a la familia y vivir bien. Salíamos de vacaciones, teníamos una casita en el Tigre, pero lo único que necesitábamos era el cariño de todos".
En 1980 Alfredo sufrió un infarto y se jubiló. En el 96 José murió de una hemorragia cerebral. Un año después, Alfredo entraba al ANSeS para reclamar su derecho a una pensión. Iba con un abogado y una parva de papeles. Entre ellos, el testamento recíproco que firmaron cuando se acercaban a los 50 años.
Cuando recibió el primer "no" el abogado le aconsejó iniciar un juicio, pero Alfredo no tenía plata para afrontarlo. En 2002 volvió a la ANSeS con una gestora. Después del segundo rechazo ella le aconsejó ir a la CHA. Ahí se conectó con Pedro Paradiso Sottile, coordinador del Area Jurídica. "Cuando lo conocí -dice Paradiso- me sorprendió su voluntad, su convencimiento de que peleaba por un derecho, sobre todo para alguien de su generación".
La CHA llevó la demanda a la Clínica Jurídica de la Universidad de Palermo -trabajan casos de interés público-, con la que tiene convenio. Su director, Gustavo Maurino, inició el juicio. El Juzgado Federal de la Seguridad Social N° 5 falló en contra. También la Sala N° 3 de la Cámara Federal de Apelaciones. Mediante un recurso extraordinario este año llegaron a la Corte donde, según la CHA, otro caso esperaba justicia. "El núcleo de la cuestión -sostuvo Maurino en su apelación- es determinar si el sistema jurídico argentino permite que un ciudadano quede excluido de la tutela de la seguridad social por el solo hecho de ser homosexual".
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