- Corte y perfección
- La productora vizcaína c-5, junto a TVE y el canal ARTE, realiza un documental biográfico sobre Cristóbal Balenciaga y su legado en el mundo de la moda
- El Diario Vasco, 2008-02-20 # Sergio Eguía · DV · San Sebastián
Su nombre es sinónimo de perfección. Cristóbal Balenciaga Eizagirre (Getaria, 1895 -Valencia, 1972) trascendió su propia figura hasta convertirse en símbolo de una filosofía de vida y de trabajo. En su memoria, la productora vizcaína C-5, en colaboración con TVE y el canal Arte, ha realizado el documental biográfico Balenciaga: el legado de un mito.
Dirigida por Enrique Portocarrero, la cinta recoge los testimonios de personajes tan influyentes en el mundo de la moda como Emanuel Ungaro, Hurbert de Givenchy, Pierre Bergé -mano derecha del modisto Yves Saint-Laurent- y Didier Grumbach, presidente de la Cámara Sindical de Alta Costura y sancta santorum de la moda.
Además, en la grabación dedicada al maestro que marcó los derroteros del diseño gracias a su genialidad en el corte de las telas, la apropiada elección de los materiales y una novedosa combinación de colores, se recogen las reflexiones del mundo de la cultura. «La moda es un arte aplicada y en casos como el de Balenciaga, todo un arte», señala Portocarrero.
Así, entre otros, Miguel Zugaza, director del Prado; Harold Koda, comisario del Instituto del Traje del Museo Metropolitano de Nueva York, y Eduardo Chillida, en unas imágenes recuperadas de un documental anterior de la productora, reflexionan sobre el valor artístico del impecable trabajo de Balenciaga, que siempre estuvo obsesionado con la perfección.
A lo largo de los 55 minutos de la cinta de Portocarrero y Josu Venero -Arancha Gorostola firma el guión, al que presta su voz-, se repasa la trayectoria vital y profesional del modisto vasco desde sus humildes orígenes en Getaria hasta la súbita decisión de retirarse en abril de 1968. El mundo cambiaba, la moda se abría al 'prêt-à-porter' y «Balenciaga consideraba que ese no era su oficio, no era arte», apunta Grumbach en el documental.
Ni bellas, ni altas
Y es que Balenciaga tenía una forma de pensar y de trabajar que hoy parecen sacadas de un cuento de hadas. No utilizaba maniquíes bellas, ni siquiera altas, sólo buscaba una figura femenina con la que sus clientas pudieran fácilmente identificarse; no se prodigaba en actos de sociedad y la complejidad de sus vestidos permanecía oculta, en las entretelas, como queriendo pasar desapercibida. «Ha entrado en el imaginario colectivo porque era un hombre misterioso, obsesionado con la perfección y completo: era capaz de hacerlo todo, desde elegir la tela a realizar el corte, coser y terminar la prenda», comenta el director.
En 1972 fallecía en Valencia «el último de los grandes retratistas españoles», como le define Zugaza. Pero su nombre, convertido en sinónimo de excelencia, permanece en la cúspide de un sector que es sinónimo de creatividad, que cambia con cada colección y en el que siempre aparecen nuevos talentos.
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